La ausencia da la pereza. La pereza da la apatía. La apatía da asco. Y al final uno no sale del círculo vicioso que impide que las teclas procreen. Pero siempre llega al rescate una fuerza supina que te coloca frente al teclado, en clara reclamación de su sueldo por pulsación. Y sus deseos son órdenes. Así que me toca hacer un remember de los últimos días sin noticias del servidor (aunque funcionara).
Nos quedamos en mi previsión de viaje a esa ciudad fría pero cosmopolita que es Bilbao. Tan nuclear, tan urbana, tan ella misma, con sus gentes afables o bordeables, que de todo hay... El cine homosexualizado me reclamaba en una nueva edición de Zinegoak, un festival que se afianza por méritos y deméritos propios. Como me había pasado de Rebajas y la tarjeta me pedía una tregua pensé en disfrutar de una doble sesión, porque sabía que a media tarde me reuniría con Neraka, una gran working woman. Así que me adentré en los adentros del cine y vi un doble programa de corto y largo, nada que ver con los dúos cómicos, como se entenderá. Y es que allí se entendía mucho, quizá demasiado. Pues bien allí que nos sorprenden con un cortometraje de nombre En el instituto, tal que así: Exterior de un instituto. Sentados en un banco un señor en la cuarentena y un adolescente acnéico. Ambos se esquivan y cruzan miradas. Pasados dos minutos el jovenzuelo lanza al papá oso ¿Me vas a ensañar la polla o qué?. Fin. Títulos de crédito mas que kilométricos... En la oscuridad de la sala, propia para entendimientos de toda clase, se mascaba la tragedia. Daban ganas de pedir hoja de reclamaciones porque insultar así al espectador... Pero, por suerte, el descalabro se arregló con el largometraje, Eternal Summer, que resultó un delicia para los sentidos y por mucho que los subtítulos en chino mandarín descajaran en la pantalla. Se trata de una historia de amor, cual cuento, entre dos jóvenes el amado y el amador en silencio, que verán cómo una chica rompe su mundo de subjetividades, miradas sin palabras pero con sentimientos, sus gestos de complicidad más que histórica... Quizá sea complicado hacerse con ella, pero merece la pena saber que hay amores que nos arrebatan lo más profundo y que la confusión es una enemiga a batir.
De una enemiga a mi amiga Neraka, que llegó con retraso pero llegó. El tiempo nos sobraba y tras hacernos con las entradas nos fuimos a cafetear. Nos lo merecíamos para que ella me pusiera al corriente de sus días. Que aunque la distancia no nos hace el olvido, el face to face nos da más sentido a nuestros encuentros. Y sin encontronazos volvimos a la sala para otra doble sesión. Llegados a la última fila, que no siempre es la de las manitas o manazas, asistimos a la inesperada presentación de Antonio Hens, el director del Clandestinos, el filme que nos esperaba. Quien no esperaba era un anciano setentero que con su cachava pasó por delante del cineasta y su discurso a la velocidad de la tortuga sin importarle la situación. Las luces se apagaron unos instantes, para volver a resurgir y mostrarnos que el vejestorio cachavizado subía con esfuerzo los escalones hasta llegar a nuestra final, la cumbre, su objetivo. Nadie daba crédito a su proeza. Nosotros menos. Como tampoco acabamos de acreditar la calidad de La carta del amigo, un cortometraje realizado con menos medios y menos talento que los de nuestra generación universitaria. La idea era contraponer el amor de un miembro de ETA primero con un español y después con un euskaldum, representado por la lectura de la misma carta primero en castellano y después en euskera. Sin más. Un corto, corto. Larga fue la película, que personalmente esperaba como agua de mayo, pues su director firmó el aplaudido corto En Malas Compañías, donde se representaba el submundo del ligue en baños de centros comerciales. Marcó mi despertar a la gaydad y guardo grato recuerdo. Por eso sabía que encajaría con la película que narra las vidas de unos jóvenes conflictivos, uno de ellos intregrado supuestamente en la kaleborroka y enamorado de un líder de la banda etarra. Las circunstancias dan pie a desencuentros y a demostraciones de amor descarnado a través de la brutalidad y el desconocimiento de las ideologías. Es una película con claroscuros y momentos delirantes, violentos, incomprensibles. Al verla uno puede pensar que la redención es posible y que hay temas en los que mejor no mezclar churras (muy retratadas) con merinas. A mí me gustó, pero no se puede decir que sea una película de mayúsculas. En breve, en cartelera.
Después de tanto visionado merecíamos una recompensa, esto fue saltarme mi dieta y atacar un kebap. Con el glamour añadido de la compañía de una perra llamada Barbie. De allí fuimos a un Casco Viejo muerto en jueves, lo que da paso a la memoria histórica y esas jornadas non stop. Todo cambia. No que nosotros nos dejáramos caer por Lamiak en busca de la sangría más cool de aquellos lares. La noche caía y nosotros rendidos. Así que el viernes pedía guerra y tampoco se la dimos. Básicamente fue muy hogareño, entre tierna infancia, conexiones a Internet, recados y compras hacia lo cultural... Todo para preparar el regreso a casa junto a Neraka y su Nerako particular. Tuvieron a bien salvarme del autobús de (F)Alsa -SemiSueca's copyright- y dejarme en Santander para trivializar con mis ladies Cantabria. Lo que se prometía una sesión semiprofesional y de lluvia de ideas se convirtió en un repaso de intimidades y anécdotas varias. En nuestra salsa.
Y sí, esto es demasiado largo. Por eso cierro con un resumen sabatino. Visionado de XXY, imprescindible para cinéfilos, por su emotividad contenida, sus mensajes subliminables, sus paisajes polisémicos... Fui solo pero la paradoja me puso en mi misma fila a dos conocidas que llenaron mis miedos de soledad mal entendida. Muchas llamadas en silencio, no como un móvil que politoneaba la proyección, me daban a entender que tendría plan posterior. Y fue junto a Neraka&boy, con los que compartí picoteo, charloteo, paseo, cotilleo... Y sin mareo. La noche se cierra con la visión de SúperObregón, una number one muy enviada por ese efebo que le da vida a su colcha interior. Llega el domingo, el día del nadismo y sin planificación surge un encuentro-paseo infinito con SemiSueca, la mujer beca, que alegra a cualquiera una tarde oscura y de nieblas internas. Tanto ir y venir nos han surgido mil ideas que, entre sueños, quizá plasmemos con más calidad que los cortos que llaman a un vídeo casero ídem. Juntos hicimos parada sin fonda en Copi's World para comprobar que nadie se ha tragado a esta musa de la alegría y la espontaneidad. Es del todo única y necesaria. Como lo era volver a darle a la tecla. Y respira, que esta lectura interminable ya acaba...
2 comentarios:
Me ha encantado eso de la mujer beca, ¡hasta rima y todo! Lástima que no me hayas contado eso de la perra Barbie... promete... quizás para un corto? jejeje, sigo dándole al coco.
Ya te echo de menos y no ha pasado ni un día!Besos! ;)
Barbie da para un corto y para una trilogía...La perra que se suicida semanalmente...Toda una historia para contar por su no menos peculiar dueña...Pero otro día será.
Tendremos que hacer un debate más profundo sobre eso de ciudad fría. Bilbao tiene un encanto especial que ha conseguido que nada me arranque de aquí, sólo hay que saberla mirar con los ojos que se merece. Quizás la ciudad sea fría, pero eso también dicen de los vasco: fríos, serios, pero nobles. Hay que saber rascar, para sorprenderse de lo que hay debajo.
Lamento mi ausencia bloggeril, pero ha sido debida a un pérdida de conexión de internet de varios días y a una casi pérdida absoluta de mi paciencia.
Mañana vuelvo, porque estos días estoy pensando demasiado y no es bueno.
Un beso
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