El momento no me hace bien. No quiero pertenecer a él. Desearía que en la película de mi vida fuera material rodado para eliminar en el montaje final. No me reconozco en mucho. Hay quien con decisiones inéditas e inhumanas saca lo peor de mí. En una ceremonia de maldades que buscan un fin que no encontrarán fácilmente. Pero lejos de la inquina que me persigue, si hay algo que me ocupa y me preocupa es mi ascendente modo antisocial. No acabo de encontrar mi sitio por mucho que lo comparta con gentes de diez. Tengo un problema propio que crece cual sombra y me impide el disfrute despreocupado de las cosas. Así es como no gozo de una noche loca, ni del ser uno más dentro de una masa festiva. Propicio mi aislamiento, mi soledad mal entendida. Rodeado de mis frustraciones, de mis negatividades abiertas en la piel sin tiritas curativas en el mercado, de la sarta de complejos que entierran a la señorita autoestima... compañeros de viaje incómodos, arrastrados en el tiempo y encantados de quedarse para seguir dando guerra.
Soy injusto con mi yo profundo y externo, limitándome, esperando con desvarío de otros tan metidos en su ser que olvidan las existencias ajenas. Ahí radica el mal, fuera, en la proyección de mi oscuridad hacia otros entes volcados en sus miserias y no entregados a la causa común. La dependencia adictiva en lo emocional no siempre tiene cita por la seguridad social. Menos siendo inseguro. Por mucho que esté esperando en ella mi turno, inasequible al desaliento. Cuánta tristeza, ni escribir esto termina en ser terapia. Pero prefiero un mundo a la izquierda cual cero, que uno donde triunfa el nadismo por encima de todo. Donde se actúa con impulsos, odios, pasiones mal llevadas, frustraciones enajenadas... y demases hechos vertederos. Me apeo aquí.
1 comentario:
t quiero.animo wapo.copito
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