sábado, noviembre 20, 2010

La creíble historia del príncipe descorazonado

Érase una vez un pueblo perdido del mundo, donde las nubes tenían forma de corazón, donde el arcoiris se dibujaba en el firmamento brillante y luminoso, donde las melodías de amor trapasaban los muros de cada casa... O casi. Y es que toda la luz se apagaba al llegar al castillo, habitado por un joven príncipe. Cuenta la leyenda que él era uno más del lugar, encantado de vivir y sentir, hasta que alguien le robó el corazón. Lo que en otro hubiera sido un motivo de felicidad en él se convirtió en una auténtica pesadilla. Dicen que fue un joven artesano el único capaz de atrapar los deseos y sentimientos del noble príncipe, que aturdido corrió a sus aposentos asustado por el modo en que su corazón quería escapar de sus entrañas. El choque de realidad le hizo refugiarse en su castillo y ocultarse por siempre jamás...
Pero aquél corazón parecía tener vida propia y fuerza suficiente como para luchar por lo que más deseaba, estar junto al vivaracho artesano que todo bondad y belleza le había conquistado. Y así lo hizo, una noche en la que el príncipe estaba abatido de tanto llorar y sufrir sin remedio, el valiente corazón se deshizo de su cuerpo y voló. Voló como nunca hubiera imaginado, hasta llegar a la casa del artesano de ojos cristalinos, que estaba esperándolo con los brazos abiertos y el corazón despierto. El destino había unido aquellas dos almas, la libre y la encerrada, pero sus corazones pudieron más. Y vivieron felices, latiendo al unísono, sintiendo sin dobleces.
Cuentan que el príncipe vaga en busca de su corazón, por mucho que solo él sabe dónde se encuentra. Sus miedos e inseguridades le impiden llamar a la puerta y encontrar la ruta del querer, ajeno al qué dirán. No tiene corazón por negarse un amor sincero. Está descorazonado, pero intuye que su corazón vibra por él. Mientras, sus lágrimas confusas empapan las paredes de su castillo. Y el vacío de su corazón lo oculta, menos en sueños, donde sí se imagina preso de miradas y palabras de amor. Ay, amor. El que abre los ojos y te reconcilia con tu corazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sin palabras!!!!!
copito