Necesidad de apertura frontal de ojos sin ojeras a la voz de ya. Y es que el rodeo de quienes lo son en maldad se multiplica. Decían los sabios que cada cual habla y piensa en sí, dejando a los restos en la cuneta haciendo dedo. Una práctica abocada al fracaso en los inocentes, cabezas bienpensantes y confiados en la bondad de los conocidos. Que no, el burro debió ser apeado tiempo atrás, cuando el cúmulo de detalles patéticos dejaban un panorama complicado. Siempre quise ser optimista hacia los aledaños, con las gentes y sus intenciones, pero debo quitarme de una vez por todas la venda. Los cariños se conquistan pero se salpican de egocentrismos y egoismos inquinados. Ahí entra el drama del tú a tú, cuando la parte y la contra-idem saben lo que hay pero el velo del silencio y el bienquedismo vence por no generar un cisma. Tremendo. El nuevo curso deparará sorpresas y voladuras por los aires que un ser superior sabe qué...
El panorama no florece en otros campos, los del latido cardiaco. Porque hay quien demuestra la indiferencia más insólita ante el propio abandono. No toleraré más que mi corazón sufra por indeseables ególatras, aprovechados a su causa y tontuneros que bailan el agua por interés y con bajeza. Apíadate tiempo y demuestra a cada quien el equívoco de su empeño en parecer fuertes y no reconocer la necesidad de la cercanía, de la palabra, el gesto cómplice... Perdidos en su nube banal y frívola quizá despierten y valoren esa entrega absoluta y gratuita que ahora parecen olvidar.
Bienvenido y bienhallado en la tierra firme. Puede que aquí empiece a quererme, a decir NO y a recolocar el mapa de cromos humanos. Y es que hay tanto cromo para cambiar... ¿Quién da la vez?
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