Tiene algo de mágico. Es como un baile de buen ritmo y melodía acompasada. Como una reunión de amigos donde sobran las imposturas. Y es que juntar palabras se convierte en un refugio de emociones, de retazos de vida, de sueños por escribir, de complicidades... Como un ejercicio de búsqueda incansable en los rincones más íntimos que trascienden en forma de letras de buena unión.
Siempre me gustó jugar a escribano, emulando a periodistas de revista, a guionistas de luces de neón... Nunca pensando en que pudiera compartir todo aquello, sólo los más íntimos sufrían las ansias de contar. Con ellos y sus parabienes siempre fue suficiente. Cuando descubrí el mundo blog un click se accionó, dando sentido a tantos tiempos muertos navegando entre palabreríos varios. La interacción con gente que conocida o todo lo contrario valoraba cualquier texto colmó la necesidad de hacerme entendible.
Hace tiempo que he querido dar el salto a algo más grande, doy vueltas sobre mí mismo para encontrar muchas respuestas a través de un personaje. Pero es como un amante infiel, de enganche y desenganche constante. Con frustraciones, idilios geniales, lloros y lamentos, alegrías desbordantes... Ojalá concluya con algo que quede impreso para siempre. Y entonces todas palabras palabras irán hacia algún lugar y algunas personas. Pero espero que esa ida tenga sentido, porque ir pa'ná es tontería...
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