Puede que dejados llevar de la ingenuidad o la tontería, pero mi visión del gentío en general poco demuestra el tránsito por una crisis que bien merece 'eses' infinitas. Es pisar las calles, acceder a un comercio o gran superficie, buscar mesa o sitio de picoteo, hacerte con un billete low o no de viaje, con una entrada con ánimo de show... Y no encontrarás el terreno llano. Una muchedumbre parece querer vivir como si fuera el último instante, no privándose de nada. Haciendo del gasto su ejercicio de cada día... Y de las carteras su pozo sin límite explorable.
Es cuestión de cada cual su propia gestión, pero no cuando se toma el pelo público a un país azotado por el contexto. El mismo en el que muchos se frotan las manos acumulando prestaciones, subvenciones o pagas extras sin mover ni un sólo dedo. Y sin hacer un amago de intención de encontrar una vía laboral de la que comer por cuentra propia y no ajena. El morro crece y la mala fama ganada a pulso, también.
Los que, por desgracia, nos vemos en el carro de búscatelavida tenemos que luchar contra nuestros fantasmas y los del mercado contractual, tan amigo de sus amigos, parientes, amantes y etcéteras de dudosa reputación o con la putación por los cielos. Con estos mimbres se complica más el encauzarse en tiempos de vacas flacas. Ni la experiencia ni talento ni las ganas son pasaporte a la subsistencia. Así que toca romperse la cabeza, divagar entre lo creativo y lo eficaz para encontrar la salida de emergencia. Si la encuentras, ¿te importaría abrirme paso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario