… Levantarme sobresaltado pensando que se ha acabado el mundo.
… Llevar paragüas. La lluvia purifica.
… Que me empujen en una discoteca cual invisible saco de golpes.
… Ver procesiones de Semana Santa ni ninguna exaltación cristiana. Me dan miedo.
… La bisutería barata que hacen pasar por cara.
… Que se inventen excusas absurdas para cualquier cosa. La Policía no es tonta.
… Los mentirosos en toda su extensión.
… Los envidiosos en toda su miseria.
… Los infieles/gentes de dobles vidas en toda su hipocresía.
… Los armarizados porque se pierden una vida propia que no viven por otros.
… Que los mediocres sean los nuevos talentosos. ¿Quién invirtió el orden?
… Las parejas consumidas por la rutina o que sobreviven artificialmente, sin pasión ni sentimiento.
… Los interesados, vendidos y morrudos. 3x2.
… La frivolidad considerada como patrimonio nacional.
… Los pijos encantados de serlo.
… La invasión de las gaviotas. Molestas y carcas.
… Los explotadores que van de ONG.
… Que se enreden los cascos como culebrillas inquietas.
… Que te den la mano sudorosa. Argggg.
… Que alguien se me quede mirando fijamente y no me salude o diga nada. No sé si es un enviado/a de las fuerzas del mal, un maleducado/a simplemente o alguien con problemas de centro de visión.
… Que me hablen de alguien como si conociera a esa persona cuando resulta un perfecto desconocido.
… Que jueguen con los sentimientos como en un partido de tenis. Hace falta un par de pelotas para afrontar la vida, no un peloteo ineficaz.
… Las etiquetas impuestas por moralinas ridículas.
… La oscuridad sin buena compañía protectora.
… La gente que exhibe su carne como en un escaparate. Menos quien la compra al por mayor.
… La dependencia en cualquier manifestación por pesada y dolorosa.
… Que Andreíta no se coma el pollo y corra peligro de anorexia.
… Verme en fotos. Me faltan lecciones de photocall por Lomana&cía.
… Que la tele engorde varios kilos, aunque luego se agradece eso de ‘estás más delgado en persona’.
… Ver gente de mi generación que se casa/tiene hijos/compra casa, mientras yo no abandono la realidad adolescente y sigo sin formar un dúo que me consuele.
… Que la gente haga del Facebook un ¡Hola! escandoloso. El colmo del cotilleo (SemiSueca dixit).
… La rutina que se adosa en el tejido adiposo y nos impide perfeccionar nuestro día a día.
… Desoír un consejo/advertencia y soportar después el ‘te lo dije’.
… Llevar paragüas. La lluvia purifica.
… Que me empujen en una discoteca cual invisible saco de golpes.
… Ver procesiones de Semana Santa ni ninguna exaltación cristiana. Me dan miedo.
… La bisutería barata que hacen pasar por cara.
… Que se inventen excusas absurdas para cualquier cosa. La Policía no es tonta.
… Los mentirosos en toda su extensión.
… Los envidiosos en toda su miseria.
… Los infieles/gentes de dobles vidas en toda su hipocresía.
… Los armarizados porque se pierden una vida propia que no viven por otros.
… Que los mediocres sean los nuevos talentosos. ¿Quién invirtió el orden?
… Las parejas consumidas por la rutina o que sobreviven artificialmente, sin pasión ni sentimiento.
… Los interesados, vendidos y morrudos. 3x2.
… La frivolidad considerada como patrimonio nacional.
… Los pijos encantados de serlo.
… La invasión de las gaviotas. Molestas y carcas.
… Los explotadores que van de ONG.
… Que se enreden los cascos como culebrillas inquietas.
… Que te den la mano sudorosa. Argggg.
… Que alguien se me quede mirando fijamente y no me salude o diga nada. No sé si es un enviado/a de las fuerzas del mal, un maleducado/a simplemente o alguien con problemas de centro de visión.
… Que me hablen de alguien como si conociera a esa persona cuando resulta un perfecto desconocido.
… Que jueguen con los sentimientos como en un partido de tenis. Hace falta un par de pelotas para afrontar la vida, no un peloteo ineficaz.
… Las etiquetas impuestas por moralinas ridículas.
… La oscuridad sin buena compañía protectora.
… La gente que exhibe su carne como en un escaparate. Menos quien la compra al por mayor.
… La dependencia en cualquier manifestación por pesada y dolorosa.
… Que Andreíta no se coma el pollo y corra peligro de anorexia.
… Verme en fotos. Me faltan lecciones de photocall por Lomana&cía.
… Que la tele engorde varios kilos, aunque luego se agradece eso de ‘estás más delgado en persona’.
… Ver gente de mi generación que se casa/tiene hijos/compra casa, mientras yo no abandono la realidad adolescente y sigo sin formar un dúo que me consuele.
… Que la gente haga del Facebook un ¡Hola! escandoloso. El colmo del cotilleo (SemiSueca dixit).
… La rutina que se adosa en el tejido adiposo y nos impide perfeccionar nuestro día a día.
… Desoír un consejo/advertencia y soportar después el ‘te lo dije’.
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