Rechazo frontalmente la falsedad en todas sus manifestaciones. Confío en la gente auténtica, que se esfuerza en no ponerse capas de cebolla. Que asume cosas incómodas, que asiente cuando toca y los colores suben espontáneos. Sigo sin entender cómo se extiende el recurso a la mentira indiscriminada como fuente de vida. Con terceros de víctimas, ocultos, silentes y ausentes. Pero hechos de sentimientos cogidos con las pinzas de un capricho que les es impuesto. La doblez vital es un ejemplo de deshecho emocional. Cimentado en el egoísmo más visceral de quien busca emociones fuera de. Broma pesada y pasada de vueltas. Impropia a quien tantas veces regalaste un te quiero. Labio a labio, haciendo de la intimidad una. Voltear eso en deslealtad resulta ingrato. Más cuando tu perversión jamás toleraría tal cosa en carne sufrida. El recurso a la apariencia, a las buenas caras hace de tantos sus peores enemigos. Vivir es el hoy, dañar es un discurso de sesión continua. Un regalo envenenado. El doble juego, antes o después, explota. Aviso a navegantes.
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