Sabes que te pertenezco. Te gusta el juego y esperabas el momento para escenificar tu poder. Pero no contabas con mi nueva posición, con mi actitud desafiante y no cobarde. Hace nada hubiera firmado mi sentencia de muerte sólo con verte y saberte lejos. Hoy confío en dejar atrás la dependencia absurda, mi ridiculez romántica. Merezco amor, no migajas. Nunca entendiste lo bueno que era para ti. Te venció el miedo y tu incapacidad para 'dlr' (definir la relación). Intentas hacerte visible, permanecer y quién sabe si verbalizar el arrepentimiento que un corazón puede esperar, pero una cabeza amueblada sólo se limitaría a tirar a la basura. Es tarde. Paséate con tus amigos de saldo, exhibe tu instinto cazador vacío. Si recuerdas un momento, un juego de palabras sabrás que te salieron mal las cuentas. Quiero quererme y si me quieren de verdad entender que nunca hay que confiar en la supuesta bondad de los desconocidos.
¿Siguiente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario