Las fronteras de la sexualidad se diluyen. Se pierden conceptos básicos que facilitaban la identificación de las presas. Pero a alguien se le antojó que lo establecido era un rollo y cambió las reglas. Hoy en día los masculinos se visten de femeninos, los femeninos optan por maquillar de masculinizante su fachada, chicas juegan con su ambigüedad esperando no sé qué resultados, los heteros coquetean con los homos, saberse deseado pone, impone el dar pasos hacia el verdadero deseo... Un lío de dimensiones complejas. Es complicarse sin sentido. Cuán mejor sería tener cada cual un letrero explicativo: qué te gusta, en qué estado te encuentras y demás. Ahorrar dudas y cortar de raíz con tanta gente que se aprovecha de esas artes de despiste para conseguir según qué cosas. La liga del ligue se complica, porque lo mismo te columpias que te llevas una sorpresa... grato o golpeada, a modo de bofetón. ¡Qué pereza! Más cuando el mercado de por sí está fatal. No se encuentran ejemplares dignos de continuidad. Puede que me venzan la negatividad y desidia amorosa, pero con tal estado de las cosas no encuentro razones suficientes para lanzarme a la conquista. Sé que de esperar uno desespera, pero prefiero eso a encontrar otra manzana podrida. Por favor, si alguien quiere hacerme caso no más confusión postiza, que bastante tenemos con la natural. Amor sin fronteras, ni barreras artificiales.
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