No es fácil conservar tal cosa.
En cualquiera de sus sentidos posibles. Más divinos o terrenales. Más
abstractos o personales. El caso es que hace mucho que no gasto de tal cosa.
Justo desde el momento en que entendí que la realidad era del todo menos justa.
No es un recurso a la pataleta, pero sí una sensación de mala suerte la que se
apodera de mi. Total, que no veo brotes verdes, mientras tanto absurdo se frota
las manos. Hoy me deseaban felicidad y me parecía insólito. Claro que quiero
ser feliz, me encantaría. Sueño con ello. Pero parece que las circunstancias se
han puesto en fila para torpedearme lo más posible. No quiero despertar una
inquietud concreta, es más bien un todo que me hace no ser mi mejor versión. Y
eso me duele. Por no decir/escribir algo más rotundo y zafio. La propia vida
perra me ha dado muchas lecciones, puede que pensarme menos sea una de ellas.
Pero cuesta, más contemplando tanta ineptitud, tanta limitación ajena. Que
tristemente tiene efectos colaterales y arrastra a los demás sin remedio. Estar
quejoso me da pereza, la verdad, pero es que tengo que desahogarme aunque en
este ejercicio de decir sin decir nada. Cada día me convierto en un ermitaño
imposible, decadente incluso. Víctima de tanto y tantos. Me da miedo que este
estado de las cosas se enquiste. No lo merezco. Creo que he demostrado mi valía,
mi entrega profesional y personal, mi capacidad de superación... Parece que
nada es suficiente. Quizá mi momento pasó y no supe digerirlo. Puede que ahora
me limite a dar bandazos en una búsqueda fútil. Me hago mil preguntas y me
atormento con el silencio. Así que fe, cero.
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1 comentario:
Todo llega, todo pasa y todo cambia.
Sigue avanzando y llegarás a algún lado a pesar de no tener muy claro el camino ;)
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