La actualidad marca realeza. Y me
salto el protocolo para hablar de ellas, divas irredentes y genuinas en su
especie underground. Las travestis, dragqueens y diosas del glitter en general,
protagonistas absolutas de ¡Que trabaje Rita!, la fiesta del momento en Madrid.
Sus surrealismos de lentejuela y sombras imposibles suman momentos impagables,
de buen rollo y personalidad. Precisamente son líderes en eso, en reivindicarse
y hacer visibles, desoyendo críticas y esquivando las miradas de los neandertales.
Los mismos que siguen violentando y atacando el ejercicio de vivir de los que
se escapan de sus cortas miras. Tremendo seguir derribando tantos muros y
soportando intolerancias por sentir. Desde lo alto de sus tacones todo parece
de color arcoiris, pero no lo es. Y nunca me cansaré de defender el derecho a
ser uno mismo. Eso sí, me quedaré con esa capacidad de reinvención, un espíritu
tan singular como hilarante. Cada domingo que me he sumergido en su cosmos ha
resultado peculiar, intenso y divertido. Ahí no podían faltar Alaska y Mario,
adalides de la movida 2.0, entregados a la noche. Cercanos y profesionales de
la cosa celebrity, posando con sonrisas y compartiendo risotadas con toda la
concurrencia festera. Derroche flúor, focazos y una perfecta vajilla de platos
DJ anima a cualquiera. El ánimo crece a medida que las miradas se pierden y la
belleza se encuentra. Y mucho. Luego es cosa de canciones de estribillo
pegadizo, copas que se evaporan y risas que marcan nostalgias. Como descubrir a
las Azúcar Peluca Moreno, no sin mi laca... más travestis que toda la población
travesti en sí misma. Sin olvidar el momento foto recuerdo, el freakismo
compartido con rostros que se hacen clásicos. Desde Cindys Lauper de
extrarradio a pequeños grandes hombres saltarines o aparcacoches venidos de un
hotel dos estrellas de la Costa del Sol. No importa quién seas sino lo que
representas: libertad. Rita trabaja por todos que nosotros seguimos de fiesta...
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