El sinsentido se llama tú. Desde
que apareciste con esa media mirada, esa media sonrisa, ese medio querer… supe
de mi condena, pero quise convencerme de mi seguro contra terroristas del corazón.
Callabas, observando a todos, pero entreteniéndote en mi enganche. Era incapaz
de apartarme de ti. El más mínimo roce con tu piel era suficiente para
alimentar mi fantasía. Nos veía lejos. Felices. Plenos. Ajenos a tanto.
Ausentes de todos. Nos terminábamos las frases como en un juego iniciático de
enamorados, en ebullición y construyendo su dos en uno. Necesitaba esos
pequeños momentos, entre el grupo, pero saltando el espacio/tiempo para
susurrarnos nadas que decían infinitos. Presumías de madurez y despertabas mi necesidad
de protección. Te habrían contado mis taras, pues parafraseabas cada remedio
eficaz. Mi estructura de vida se ponía a tus pies por momentos. Mi salvador. El
destino hecho media pieza de fruta amorosa, fresca, vigorosa. Desaparecían las
dudas, las contradicciones, el caparazón histórico. Iluminabas cada paso que a
dúo se antojaba una polisemia rica, vibrante y sabrosa. Como imaginaba tus
labios. Tan rítmicos e insinuantes, cómplices y socarrones. Conseguiste que mi cabeza
desacompasara con los latidos cardiacos. Locos y en fulgor de ti. Escribiste
emociones nuevas que no sabría trasladar a palabras. Era tanto y tan genial lo
que en mi provocabas que lo nunca imaginé es que fueras preso del miedo. Que te
replegaras y escondieras bajo esa careta. Acopocado, incauto, desdibujado
frente a mi verdad, que era la tuya. Mi discurso menguaba tu fuerza. No era
consciente de que fueras a reaccionar así. Me hubiera tirado a la piscina sin
agua, por ti no habría reto imposible. Pero si lo hice fue en respuesta a esas
señales, esas pistas que dosificabas para alimentar mi ansia. No eran
imaginaciones mías. ¿Sabes? Se acabó el pensar que eras mi antídoto frente a la
infelicidad. Digo adiós a malgastar energías ni mi tiempo contigo. Porque el
contigo ha mutado en conmigo por siempre jamás.
¿Qué tendrá el desamor que tanto inspira? Estas palabras no tienen
dueñ@, ni fecha en el calendario. Sí múltiples protagonistas de
testimonio compartido, ¿no es cierto?
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