Quien me conozca sabrá de mi
total enganche televisivo. Un medio que conozco y defiendo con pasión. Siempre
que su base sea la del talento, una suma de profesionales cualificados y
entregados a crear un producto de calidad. Así debiera ser con todo, no sólo en
el medio catódico. Pero cuando hablamos del ente público, lo que se presupone
ha de ser ley. Ahí está el dinero de nuestros impuestos construyendo una
parrilla de dudoso gusto. Hace tiempo que critico su pésima gestión, que se
traduce en audiencias nefastas. Dicen que el público consume sin juicio
crítico, pero hemos perdido la cuenta desde que la audiencia apagó indiscriminadamente La 1 y La
2. Si creíamos que con Mariló el mando había colmado el vaso, de repente,
retorna cual ave fénix el señor ventrílocuo de nombre JL y Moreno de rayo UVA.
Productor omnipresente y con un curriculum infinito, como el estercolero que
crea a cada paso. Su último hito es repetir, caspa mediante, esa bazofia de
programa de noche, donde el espectáculo rezuma de cabecera a despedida.
Espectáculo dantesco. Ahora han pasado la noche de fiesta por una alfombra roja
(irreal). Veinte personas de público dan buena cuenta del ir y venir de
artistas de verbena y presentadoras transparentosas. Comedietas machistas,
desfiles descontextualizados, humor grueso (esto no va por Charo Reina, creí
morir en su papel de asistenta bebida de más, por Dior). Una pena, así en
resumidas cuentas. Porque seguro que aspiran a alimentar a muchas familias de
este esperpento televisado, en vista de la cuadrilla de ‘actores’ y ‘colaboradores’, que no tenían nada mejor que hacer que maquillarse y microfonarse por la gracia
del Moreno de turno. Todo está inventado en la tele. O casi. Pero este invento
ya creíamos haberlo superado. Los sindicatos claman al cielo, lógico. Y yo me
pregunto, ¿antes de aprobar un programa no piden un piloto? De haberlo
mostrado, ¿sus conductoras irían de ursulinas y en el ‘falso’ directo mutaban a
cuerpos del delito? Sea como fuere, espero que la vida de este atentado al mal
gusto y la absurdez en caja tonta terminen pronto. En su lugar, las
universidades están llenas de chicas y chicos desbordantes de ilusión e
inocencia esperando a un directivo de televisión que apueste por sus ideas.
Recuerdo a unos muchachos que soñaban mucho y hasta en voz alta. Total, que
Antena 3 robó su idea de programa. Jajajaja. Y no, no fue el pérfido JL.
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