Podré llenarme de palabras, pero el cuerpo me pide sentimientos. Para mí y para quienes quiero y deseo vivan el amor en libertad. No entiendo que aún hoy tengamos que sufrir agresiones físicas y verbales por el hecho de querer en arcoíris. Sí, viene al pelo –mejor dicho, pelazo– hacer un comentario de texto de ‘A quién le importa’ y dejar que los ‘unga-unga’ entiendan de una vez por todas. Porque hemos sufrido históricamente y las nuevas generaciones se merecen ser sin barreras. Sin olvidar nunca los orígenes, la lucha y la reivindicación por bandera(s).
Este pasado sábado celebramos nuestro Orgullo en Santander y
tuve el placer de presentar desde el escenario, vivir mi pasión. Aunque lo más
importante fueron los mensajes que improvisadamente salieron de mi corazón. El
mismo que rompieron tantas veces por la incomprensión y el rechazo. Vivimos un
evento digno de enmarcar con testimonios y momentos que dignifican al
colectivo. Nos visibilizamos un montón y diferentes, ¡menos mal!
La vida no es una tendencia de Amancio Ortega, es un latido
personal e intransferible. Como el que sentí el día que fotografié este
atardecer y me imaginé que la luz multicolor me bañaba felizmente. No quiero
aprobados de nadie, sí respeto e igualdad real. Y no olvidéis que antes no se
nos invitaba, pero ahora hacemos las mejores fiestas. Y todo por maricones,
bolleras, raritos… ¡Qué manía! ¡Somos con nombres y apellidos! ¡Y con orgullo
hasta el infinito!
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