Días de muchos. Cuando las mayúsculas cobran sentido en la realidad y en los momentos. Frente al frío y el caer lluvioso bien vale hacer del tiempo un chicle y masticar sin parar. Hasta quedarse sin parole. Así lo mismo protagonizas un pseudo reality de locos bajitos que te ves envuelto en una polémica por ser un bocachancla de comentario impulsivo o que te sientes más abandonado que el perro de la Duquesa hecha arrugas. Todo y más es posible.
También el recurso al engaño y los dobleces vitales. Penosos o dramáticos según convenga. Con la tristeza de ida y vuelta, de contras sin fin y damnificados sin remedio... Y esto viente a cuento de Calleja porque hoy me acerqué al teatro y a una obra de la vida, de los mentideros sentimentales e identificativos en lo sexual. Siguiendo con la compra indiscriminada de armarios en oferta que ni los suequismos vía Ikea, sigo sin explicarme los mecanismos de flagelación. Qué necesidad hay de falsear una biografía para mantener entre bambalinas un secreto por el que avergonzarse pero que en sí da placer.
Se acumulan las preguntas y sinrazones, pero allá cada cuál con sus cosas. O sus fantasmas. Mua con los propios intenta el escapismo pero reconozco la incapacidad real de resultado óptimo. Puede que la victoria de las necesidades sea el fin. La senda sigue negra.
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