Siento parapetarme en un pseudónimo pero bien podría llamarme así. Es lo que tiene habitar un armario, que acabas apolillado sin remedio. No soy el último ni el primero, está claro que aquí uno se acostumbra y ni abre las puertas para airearse. Lo que espera fuera es poco alentador. Mi amigo Ricky me lo ha contado estos días. Alguien le dio el empujón (ejem, ejem), se ha lanzado al vacío y casi se queda así de escuchar tantas sandeces. Que si unos proponen que cambie sus canciones y de María pasen a ser dedicadas a Juanito, que si se recrean en sus bondades como amante, que ya le adjudican un señor de... ¡Qué martirio! No podemos pensar que algo haya avanzado en la sociedad, cuando tanto neandertal anda suelto y lanza improperios homófobos a cascoporro.
Claro que está el miedo. Él sí que hace daño. Provoca tal angustia la duda de saber si habrá rechazo o no, entendimiento o tolerancia... que por eso el ropero pasa por ser el mejor antídoto frente a los obtusos y malpensados (cuando no mal satisfechos en posición horizontal, etc.). Lo triste es que muchos se ocultan a ratos y mientras salen con una careta patética, dejando víctimas a su paso, engaños y trafulcas con tal de aparentar lo que no se es. Yo jamás, tengo la conciencia tranquila, sé lo que quiero y a quién. Otra cosa es que no me dé la gana traspasar el vestidor y permitir que me etiqueten. Que no somos congelados ni frutas de temporada por mucho que algunos se pongan en venta y saldos.
Por eso, queridos, no muestro mi rostro ni me manifiesto con plataformas ni minitanga por muy orgulloso que esté de ser tal cual. Esperaré mi momento y, sobre todo, el de todos. Cuando podamos vivir sin mirar a cada lado pensando que un ejemplar cotilla y arcaico se lleva las manos a la cabeza porque me bese con quien me salga del labio superior o aplaste su culamen contra la pared para protegerse de mi ansia empotradora.
Y ahora disculpen, llaman a mi armario... Adelante...
* Este testimonio está basado en hechos y gentes humanas reales (como diría algún sabio), aunque cualquier parecido con la realidad es pura fantasía.
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