Una fecha y un sentimiento colectivo. El orgullo de ser uno mismo, de amar sin etiquetas, de perderse entre el arcoíris para sonreír, para vivir… El Orgullo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales. Silenciados, maltratados, olvidados, pero ellos mismos. Hace unos cuantos años que el caballo de batalla de la visibilidad LGTB gana enteros, pierde en carga moralista y reafirma la necesidad de quienes aman sin dobleces. Una comunidad pequeña como Cantabria no siempre ayuda a que el colectivo homosexual se haga visible. Por suerte unos cuantos valientes y orgullosos ponen voz, nombre y apellido a una lucha. Porque ése es el objetivo, luchar contra los muros que quedan, contra la intolerancia que daña, contra los insultos y golpes que hieren… No hablamos de plumas, tacones, músculos ni tangas. Hablamos de sentimientos.
Hoy es 28 de Junio, fecha señalada y teñida de multicolor.
Con la mirada al cielo, a los que no pueden compartir este momento, aquellos
que se envolvían en su intimidad en la bandera del arcoíris, el símbolo de
estos amantes a la contra. Hoy muchos saldrán a la calle, paseando su orgullo. Se
lo debemos. Sin megáfonos, sin provocaciones, sólo con sus pasos de diversidad
e igualdad. Entre amigos, en la buena compañía que no requiere de dobles
sentidos, donde los besos no se ocultan, donde las manos hacen historia bajo el
mantel. De ahí cederán el testigo al millón infinito que tomará Madrid el
sábado. La Puerta de Alcalá y todo el centro capitalino serán testigo de las
necesidades de un colectivo al que le sobran los motivos para seguir
conquistando su espacio. No a los prejuicios, fuera tabús.
No es fácil identificarse, sentirse extraño a tantos ojos. Pero
lo auténticamente difícil es anular un sentimiento, negar el impulso de tus
labios, tu sinceridad más íntima. ¿Acaso alguien tiene derecho a cuestionar
eso? ¿Quién marca la frontera entre el bien y el mal? Bueno es ser fiel a uno
mismo, malo es torpedear la felicidad ajena. No es el camino fácil, quizá
muchos hubieran firmado por tener otra ruta de vida. Pero el yo es caprichoso y
sabio. Y hoy está más orgulloso que nunca. De ti, de mí, de todos los que entendemos
que querer es igual a libertad.
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