El apocalipsis de la moda. El
acabose de los armarios y cajoneras varias. Hay fechas que marcan un antes y un
después, pues anoten. 21 de Noviembre de 2012. Primark abre sus infinitos
metros cuadrados de moda low cost en Valle Real. Y lo que allí sucede es del
todo irreal. Hordas de adolescentas ninis por definición propia, madres
embutidas encantadas de ampliar sus básicos, abuelas despistadas pero con
olfato de ganga, metrosexuales de saldo y mariquitas de ego pobre, autodenominadas
bloggers y modernuquis que hacen de la fusión cutre y deluxe un nuevo concepto,
consumistas en general con poco que hacer y mucha etiqueta que rascar… Un
universo de zombies embolsados hasta el alma. Porque por unas horas la palabra crisis
se ponía entre paréntesis y se sustituía por compras. Y más compras. Y más
compras. Barato, barato. Pero todo suma. Y resta en cuenta (corriente o
ausente). Horas de espera, ansiedad compartida, vigilantes vigoréxicos,
inquietud mediática, un totum revolutum para unos cuantos, en concreto 218, los
elegidos. Los suertudos que pasaron la criba de los 10.000 aspirantes a dar
vida a tanta ropa. Dicen que de ellos más de tres cuartos cambiarán las colas
del paro por las de sus clientes agónicos. Su uniforme negro previopago
contrasta con el universo colorín y brillante que les dará cobijo en dos
plantas (que deben hacer la fotosíntesis por sí solas).
Lo que un día fue cultura en
pantalla grande hoy se ha convertido en estilismos de ocasión. Y tan contentos,
porque el frenesí pasaba rápido y espasmódico como un orgasmo olvidable. Pero
el resultado se medía en peso, el de la bolsada que con sonriente felicidad
paseaban de vuelta a su mundo. Quizá algunas esperaran tres horas de cola (sin
pegar) para comprar unas bragas. Y ya. Bien lo valdrán para ellas. La
ingenuidad de su gesto cateto despierta hasta ternura. Como las caras de sopor
y miedo de quienes defendían otras tiendas. Han ido a la carrera proponiendo
descuentos y sacando saldillos para compensar al gigante. Pero su voracidad es
tal que la respuesta colectiva era de vacío, de olvido. Una guerra perdida. Una
inmensidad negada en pro de lo nuevo. Suele pasar, como cuando en una pandilla
llega carne fresca y roba las miradas conquistadas. Aquí lo mismo pero con
algodones y patrones cuestionables, de uso y poco disfrute.
Las primas corren el riesgo de
quedarse sin nada. Lo fashion nunca despertó tanta expectativa. Curiosamente la
tienda blinda los probadores a usuarios únicos, aquí no valen asesores ni
opiniones de amigas malas. Las mismas que te dicen que te queda genial y luego
se aprovechan de tu ridículo para granjearse a los churris. Nada de nada. Uno
mismo debe valorar lo idóneo de tal o cual trapito. Siempre que los espejos no
engañen y eliminen michelines cual PhotoShop. Está por ver. El resultado de
tanta pasión primaria y poco marquista será un uniforme colectivo. Conoceremos
lo poco o lo mucho que se gasta el vecino en vestirse. Y olvidaremos la
personalidad en beneficio de lo económico. Queda pendiente resolver la ecuación
más pija. ¿Robarán aquí algunas señoras finas como lo hacen en los mercados
calés? ¿Posará Tamara Falcó en el ¡Hola! con uno de sus pijamas estrella? Sin
olvidarse de Falete, ¿adaptarán su moda a sus exigencias? Corporales y
excéntricas. Lo de hoy es sólo el principio, el show de la moda debe continuar
y los vestidores hacer hueco. ¿Me llevas las bolsas?
2 comentarios:
jajaja buenisimo!!! Qué risas!!!
Me ha encantado el título lo que más!!!
Pero a parte de las primas que se roban entre sí los churris, los ninis y los metrosexuales de saldo... me has hecho recordar que estamos también los mini-euristas quasi treintañeros, esos que preguntamos 'where is the almasén' y nos echamos unas risas evocando el heritage y salvando vidas mediante gritos a lo 'tordas, que os van a atropellarrrr!´
Me has hecho recordar London, quizás porque Primark (que no el de Zumosol) lo conocí allí, pero sobre todo, me has recordado aquél mágico reencuentro de 3!!!
Un besote asemisuecado!!!
;)
y que razon con lo del uniforme negro previopago... viudas entre los colorines de la tienda
pd: no me gusta que no pongan musica para ahorrarse los gastos de la sgae... eso le da otro ambiente a la tienda y disimula los gritos de las "chonis"...
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