miércoles, agosto 07, 2013

Ineptos



La vida sin obstáculos nos parecería aburrida. Sin ejemplares innecesarios, por no decir necios, absurdos, patéticos, igual. Es más, en el colmo de nuestra incoherencia nos buscamos problemas cuando no los tenemos, nos enrollamos con personal tóxico anulando los buenos sentimientos. Y así, en bucle, transitamos de la risa al llanto, del amor al odio, de la necesidad al desprendimiento… Polarizamos toda nuestra existencia de modo reduccionista, así nos es más fácil entender nuestro mundo y el de los demás. Y muchas veces perdemos la cordura por el estado de las cosas que hemos creado entre todos. En un ejercicio de bienquererse cualquiera se desharía de todo aquello que sólo resta y genera mal en suma. Desde la consciencia nadie firmaría para pasar por momentos ni compartirlos con si el resultado final menoscaba nuestro bienestar. De lo contrario alzaríamos el masoquismo social a absurdez común. Pero, ¿por qué somos incapaces de alejar ese lado oscuro, tremendo, doloroso? ¿Por miedo a la felicidad real? ¿Por gusto sádico? Es del todo incomprensible. Nos lamentamos de lo que fomentamos. Maldecimos a quien damos la llave de nuestro yo auténtico. Criticamos lo que hacemos una y otra vez. No hay quien nos entienda. Y nosotros no poseemos la capacidad suficiente para intentarlo. De hacerlo nos podríamos asustar. 

Siempre fantaseé con la goma de borrar personas. Suena macabro, pero en realidad no sería más que la ensoñación de quitarse de en medio a quienes nos sobran de todas, todas. Evitar esos encuentros incómodos, esas miradas de medio lado, esas sorpresas cero gratas, esos recuerdos abruptos para mal. Por mucho que se hayan ganado a pulso nuestro olvido, hay sensaciones impulsivas que nuestro ecosistema emocional es incapaz de inhibir. Por eso, todo mecanismo capaz de librarnos de tales seres no deseados, bienvenido sea. El ejercicio de vida plena, de conciencia tranquila, de ojos que se encuentran, de labios que se desean, de palabras que se fusionan, todo lo que es vivir para bien no necesita manchas negras de contextos o contactos nefastos.

Ineptos, abstenerse.

1 comentario:

Marián dijo...

Como siempre, tan exacto.

Los malos rollos nos los buscamos nosotros. Es verdad que algunos no hay quien los esquive pero otros... Cuántos disgustos nos ahorraríamos si tuviéramos un pensamiento más positivo!

En cuanto a los "ineptos". Pues habría que aplicarse el mismo remedio. Por qué te ha de amargar la existencia un encuentro. Si no te cae bien, ignóralo. Que puede hacerte? Dejar de ser tu amigo/conocido? Si ya no lo soportas. Eso que te ahorras. ;)