Y tú, ¿qué quieres ser de mayor? Famoso. Es la respuesta recurrente de la mayoría, cuando no son más cutres y se conforman con llegar a 'concursante de GH'. Vaya futuro, con este nulo presente estamos como para proyectar... Con éxito lo está haciendo 'The Bling Ring', el nuevo ejercicio en fotogramas de Sofia Coppola. En esta ocasión se basa en un artículo brutal de Vanity Fair sobre una banda de chicos adictos al robo luxury en casa de ricas, famosas y tendencias. Léase Paris Hilton, Lindsay Lohan, Rachel Bilson, Megan Fox, entre otras... El retrato es vertiginoso y crudo a la vez. Una generación joven tan perdida como encontrada en el fango de lo frívolo. Las necesidades se voltean y las aspiraciones se trasgreden todo con el objetivo de alimentar el vacío personal. Talento interpretativo, oropeles de moda y una potente banda sonora construyen un relato de máximos, el de unos amigos que apuestan por el frenesí del riesgo. Ladrones de lo chic encantados de conocerse y publicarse en los muros del caralibro. En una sociedad pervertida es lógico que se manifiesten semejantes ejemplares sin rumbo, atrapados en sus ciegos lúcidos.
Aspirantes a alfombra roja hay muchos, pero propietarios de talento real sólo unos pocos. La gloria no es un bien común. Soñar es un ejercicio necesario, pero también peligroso. Porque se puede ir de las manos, como ocurrió con las protagonistas genuinas sin descalzarse sus Louboutin. Los brillos mediáticos, el papel cuché, las fiestas de neón, todo eso esconde caras peripatéticas. Los gurús de la cosa celebrity no pueden permitirse mostrar toda esa mierda, porque caería su imperio. Pero hay que saber mirar más allá y entender que la fama no es la panacea. ¿Contamos juguetes rotos? ¿Vidas destruidas? Luego están los dobles discursos moralistas, que ahora se han puesto de moda. El apartarse del circo que algunos crean. ¡Sálvese quien pueda! Hipocresía previopago. Yo siempre defiendo el trabajo, la verdad y la esencia personal. Lo demás son formas de prostitución más o menos mercantilizadas. Por eso me da rabia que haya tanta dependencia de esta vanidad expuesta, tanta banalización de profesionales/profesiones en pos de poses. Cuida tu ego, que a una mala se hace más grande que tú y no entra ni en tu ropa. ¿Estás seguro de lo que quieres, muchacho? Entra al agujero y luego me cuentas.
Aspirantes a alfombra roja hay muchos, pero propietarios de talento real sólo unos pocos. La gloria no es un bien común. Soñar es un ejercicio necesario, pero también peligroso. Porque se puede ir de las manos, como ocurrió con las protagonistas genuinas sin descalzarse sus Louboutin. Los brillos mediáticos, el papel cuché, las fiestas de neón, todo eso esconde caras peripatéticas. Los gurús de la cosa celebrity no pueden permitirse mostrar toda esa mierda, porque caería su imperio. Pero hay que saber mirar más allá y entender que la fama no es la panacea. ¿Contamos juguetes rotos? ¿Vidas destruidas? Luego están los dobles discursos moralistas, que ahora se han puesto de moda. El apartarse del circo que algunos crean. ¡Sálvese quien pueda! Hipocresía previopago. Yo siempre defiendo el trabajo, la verdad y la esencia personal. Lo demás son formas de prostitución más o menos mercantilizadas. Por eso me da rabia que haya tanta dependencia de esta vanidad expuesta, tanta banalización de profesionales/profesiones en pos de poses. Cuida tu ego, que a una mala se hace más grande que tú y no entra ni en tu ropa. ¿Estás seguro de lo que quieres, muchacho? Entra al agujero y luego me cuentas.
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