Llevo días con mi llamado efecto boca/abierta, o lo que es lo mismo impactado de más, por todo el tratamiento mediático que se está dando al tema del asesinato de la joven sevillana. Se está cayendo en un amarillismo subido, con trazas de esperpento, cuando el respeto al drama debiera estar por encima de todo. No entiendo que alguien quiera hacer espectáculo de un momento de dolor, en busca desmedida de una audiencia perdida. Y me duele mucho que la familia no ceje en sus apariciones de carroñería, pues no hace más que dar cancha a quienes se lucran con su tragedia. Los mismos que no dejan perder el tiempo e improvisan una cruda reconstrucción de la nada. De lo patético, lo peor...
Puesto a criticar, tampoco entiendo el afán protagónico de tanta gente que por un puñado de euros se lanza a la televisión a contar miserias. Bien sea ante un polígrafo destructor de oscurantismos y zafiedades en masa, ante un diván del diario de una doña encantada de conocerse y de conocer a los parias patrios, o entrando a formar parte de la máquina de pseudo-realidad, de trapos por limpiar y verdades sin medias. No lo entiendo. Hablaba el gran Warhol de la gloria de fama, pero sigo creyendo que hay modos y maneras. Y vender lo más íntimo a la carroña me parece espeluznante.
Tampoco entiendo que nadie quiera vivir en los mundos de Yuppie o hácerselo creer a los demás. O todo lo contrario, creyendo -y creando- una vida para sí que no le pertenece. Véase en una ficción total que no esconde más que miserias, mezquindades y tonterías. Toca asumirse, con la carga de la vida, y no novelar sin sentido la vergüenza que supone la infelicidad. ¡Ya estamos mayorcitos!
1 comentario:
Los padres buscan Justicia, normal, y por eso acuden a los medios de comunicación porque es donde pueden ser escuchados por la opinión pública y por los gobernantes.
A ver si consiguen algo, yo sólo espero que todo pase ya y acabe cuando antes por su salud física y emocional y por las dos hermanas que dejo esta chiquilla.
Por lo demás sin comentarios, ya sabes mi opinión.
Un beso
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