Inmerso en una espiral de emociones contrapuestas me hallo descolocado. Y es que el no saber enfrentarse al hecho amoroso es mala cosa. Más cuando la realidad te ha retirado de semejante desparrame y el poder afrontar una situación de latido feliz se vuelve un handicap. Cada día tengo más claro que alguien conjuró en mi contra y que el momento encontradizo de un lover es una clara utopía. Porque parafraseando al molón de Camilo, siempre me voy a enamorar de quién de mí no se enamora... La concatenación de noes, rechazos sin verbalizar, zancadillas de la circunstancia y demás siempre me ha acompañado. De hecho, mis grandes amores -léase también pasiones irresueltas- han sido negadas, con contrapartes que despertaban todo a cambio de nada. Y sigo habitando ese mar confuso, donde los sentimientos se trafulcan y la verdad sigue tan alterada que el apeadero se antoja infinito.
Nunca fui un declarante empedernido. La timidez me vence en los contextos de importancia supina. Pero últimamente lucho contra mi yo profundo, porque quizá despejando dudas o en su intento logre un aclarado tipo Vernel. Aunque los efectos pueden tener contraindicaciones y la pérdida consecuente un drama de tamaña dimensiones que tampoco considero vital. Pero sí que es saludable el dejarse ver, sentir, amar, el no poner barreras sino todo lo contrario. Claro que si el desatino con el objetivo es mayúsculo, la escena es peripatética. Pero más se perdió en Cuba.
2 comentarios:
Disfruta de la vida Sergio, hay más cosas como por ejemplo el quedar conmigo hoy,jejjeje.besitos.te quiero
Te quiero mucho
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