viernes, julio 10, 2009

Electo por defecto

Contra el poder de las elecciones insólitas, espontáneas, imprevistas y sentidas poco se puede hacer. Porque cuando manda el corazón la cabeza se aparta y el efecto de zumbido se distorsiona para mal. Y así el resultado final es de desquicie incontrolado, de escape necesario, de palabras tragaderas, de odios inusitados, de rabias piramidales. Todo porque el momento no se selecciona tampoco, toca y se sufre. Mamón.

A vueltas con el corazón entiritado, está claro que nadie decide el quién de su vida. En realidad una suma de circunstancias y características en riada dan como resultado un acercamiento a la figura amorosa. La misma que puede darte refugio en su cueva, que aletargarse o dejarse llevar por otros especímenes de manada, con ansias y necesidades bravuconas y temerarias. Así es como desde el otro lado de la realidad de latido infeliz asistes al ceremonial del otro contigo. O con los demás. Es duro el desubicarse cuando los extraños se apropian de ese ser que quieres en pertenencia. Pero no todo se puede verbalizar, ni poner el punto en i a tiempo. Así que puede acabar siendo tarde y las consecuencias duras de pagar. Tanto que ni la tarjeta platino resiste el mal mayor. Ahí, claramente, la elección es de fiasco absoluto.

No sólo se da el mal electo entre corazones por corazonear. Lo mismo sucede con los llamados amigos, término plural que se pluraliza frívolamente, como en una necesidad de tener cromos de colección. Cuantos más y más codiciados, mejor. Pero, otra vez (¡qué raro!) erramos al apropiarnos en entornos de otros indeseables, de pasabaporallí y mequedéparasiempre, en realidad personas que poco aportan pero mucho aprietan. Las que arrastramos cual lastre en sí mismo, todo sea por el bien social. Son los cuales hacen de la puñalada trapera su especialidad. Del chismorreo a destiempo su deporte favorito. De la tontainada su leif motiv. No puede ser. Se pegan cual tejido adiposo y ni la mejor dieta ni la máquina antikilocalorías más potente consiguen su disolución.

Se hace necesario pues el ver más allá de lo que pasa, cual infrarrojo futurible. Porque de otro modo seguiremos entre quesos dados para mal por seres que no nos convienen y que con tan malas artes se regodean en el sufrimiento de un tonto iluso que aún espera de la vida. Y de los vivos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Guapo!! No sé quién te provoca/motiva para este texto, pero intenta alejarte lo más posible de esos carcamales...Besos de mañana, SemiSueca :)

NityaYang dijo...

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