Por mucha preposición que me hagan, nada tiene que ver con a, ante, bajo... La vida tiene estas cosas surrealistas con las que te vas topando. Incluso con reacciones, palabras, gestos, giros y demases que te dejan un poco en shock. Qué hacer ante tales, pues seguir el paso en firme. Más cuando, pese a todo, parece que el camino está despejado. Y es que, cuando por una vez te das la opción de pasarlo bien, con pocas comeduras de tarro (en ausencia de otras), que quieran nublar tu realidad me parece de bochorno. Así que limpia, limpia y algo queda. Seguro. Por más que en suma haya quien siga demostrando su nulidad, su maldad intrínseca como seres poco dados al resto. Cuesta esperar tanto de un alguien y no recibir nada. La cantinela de siempre. Pues ea, arrea.
Entiendo que el disfrute es una liberación. El liberarse de comentarios, de clichés, el dejar volar frases, impulsos, ganas de gigante... Por mucho que topen con muros y caras raras, hay que reír para construir. Es así como en bonanza los restos ven en ti esa especialidad que tanto deseas proyectar. Te pertenece, te habita, pero cuesta sacarla al escaparate. Y no nos engañemos, vivimos en exposición y ahora en periodo de Rebajas por los restos (de almacén). La crisis tiene unas garras contra las que luchar se antoja difícil.
Y en todo el panorama, las divas brillan más, las compras lucen menos, los guapos se aceitean, las copas no chispean, el amor está en el aire y la duda en el tejado.
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