miércoles, mayo 01, 2013

Tra tra tra



La necesidad de visibilidad y lucha colectiva han plagado el calendario de fechas marcadas, tan necesarias como injustas. Siempre navegamos en esa dualidad y la propia incoherencia como vehículo de la expresión global. Un día como hoy, 1 de Mayo, se representa toda la carga obrera, los avances laborales y una serie de conquistas que en estos tiempos parecen un chiste en manos de pésimos humoristas. No queremos dramas, pero esta comedieta del tema trabajo no hace ninguna gracia. Los datos del paro son algo más que alarmantes, pero nos dejan en un shock del que difícilmente nos recuperemos. Asistimos cada día a decisiones infundadas, a dedazos que poco tienen que ver con concejalas de pueblos perdidos y amantes vía móvil, a surrealistas propuestas de contratos a los que la palabra basura les queda enorme, a sueldos vitalicios cogidos con pinzas ridículas... Un suma y sigue de despropósitos que nos dejan anestesiados. El talento se queda en casa, a verlas venir. Mientras los ineptos e inútiles cotizan non stop. Me no entender. 

Por circunstancias y suerte empecé mi carrera (nunca en las medias) muy jovencito. Acumulo una experiencia basta (que no choni) y llevo camino de ser un parado de larga duración. Mi sueño y vocación profesional se me resiste por apuestas que nunca salen bien, por la confianza en los desconocidos, por la ilusión mermada. Y todo eso me preocupa. Porque no he llegado hasta aquí para renunciar a mis sueños, no por los desvaríos de otros. Soy consciente de que hay que luchar, pero me toca mucho los genitales que el intrusismo se haya aceptado en los medios de comunicación como una norma (casi Duval). Eso es porque nunca ha afectado a los jerifaltes de la cosa, que sino ya hubieran cortado las alas de muchos que sin nada se creen todo. 

¿Trabajo? Sí. ¿Justo? No. ¿Derechos? Cero. Triste balance. Así cualquiera se plantea muchas cosas, como irse, sí... Pero, como en todo, hay que poner cabeza. Arriesgar y vivir al límite es un planteamiento perfecto para un guión de ciencia-ficción, pero la realidad y los ahorros son otra cosa. No entienden de puntos de giro y sí de cifras, soledades, miedos. Tenemos una papeleta importante y no nos va a tocar muñeca Chochona. Quizá al presidente insidioso le haga gracia y juegue con ella a través de un monitor. Pero a los curritos a pie de calle, sin coches oficiales ni parejas floreros nos hincha mucho lo hinchable toda esta situación. ¿Hasta cuándo?

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