Qué poco cuesta acercarse, de vez en cuando, a otras formas de ocio que nos permitan saltar de nuestras rutinas en serie. Basta con practicar el BocaOreja (televisado o no) o estar atento a la amalgama cultural de nuestro entorno para dotar a la agenda de eventos en mayúsculas... Hoy hice eso junto a mi siamesa vital a la que arrastré al teatro a ver 'El Principito'. Un cuento de todos conocido, revitalizado para las tablas con un montaje escénico de nivel y actores con garantías. Aunque la cara más visible era Eduardo Casanova, el plumifero Fidel de la serie 'Aída' que aquí deja de lado sus maneras para encarnar a un sensible (una vez más) personaje que logra empatizar con el público. Eso sí, es un montaje para adultos, porque abusa de la metáfora y los juegos de palabras, con lo que la chiquillería se pierde en el contexto cual lodo infecto. Ha sido toda una experiencia, como siempre lo es disfrutar y dejarse atrapar por el teatro. Aunque entiendo que muchos optaron por el teatro o circo urbano de unos disfraces de cuarta regional en el que muchas lucían muslamen y pechonalidad y otros instintos salvajes sin ánimo de rendición. Unos y otros, los teatreros y los carnavaleros hemos sido testigos de que esta vida precisa de ficciones que no vienen más que a suplir nuestras miserias. Penoso pero realista.
Pero esto no es todo. Hoy temática dual. Últimamente le doy muchas vueltas al pasado. Más bien a las personas pasadas. Las que quedaron atrás. Esas que formaron parte de nuestra vida y que un día con o sin motivo desaparecieron dejando un hueco o vacío. Con más o menos dolor. Esto me vino porque, de pronto, vi a una compañera de instituto del todo degradada, cumpliendo un personaje que le resultaba impropio a mis entenderas. En nuestros años comunes era una líder nata, exultante y arrolladora. Hoy ha decaído, se ha impuesto el chándal como fondo de armario y ha olvidado sonreír. No la juzgo porque todos tenemos una historia y la línea temporal no siempre nos resulta bondadosa. Pasó ante mis ojos como pasaron fotogramas de nuestras vivencias en común. Y la tristeza me invadió sin remedio. Como ellas otras muchas y muchos han dejado de ser protagonistas, secundarios o extras en mi vida. Ya no me pertenecen ni yo a ellos. Nos hemos desarrollado por caminos inversos y difílmente volvamos a coincidir. Es terrible saber que una persona que lo ha sido todo o mucho en tu vida pasa a ser un completo desconocido. Me dan escalofríos. Es más, hace poco me reunía con una persona pasada y sentí eso. Nada es igual. El rupturismo en nuestras biografías nos ha alejado y toca asumir que no todos los tiempos son iguales y que la distancia ahorca. Así que tantos cromos de vida, tantas gentes sentidas, de pronto suman en la masa informe llamada gente o sociedad. Mi memoria reserva para ellos un hueco en mi álbum de vidas no anóminas, pero ya no les siento ni padezco. Y no fantaseo en retomar historias ni momentos porque el pasado es pasado. Y si vuelve es para recordarte lo que fuiste. Y uno debe ser. El presente al poder.
6 comentarios:
Pues los que lucían "muslamen y pechonalidad" han tenido que pasar un frío enorme...
Ansío momento "Goya"
Besos principescos ;)
me da pena no ver los goyas hoy ni haber podido asistir al teatro, el carnaval no es lo mio, la verdad, con muslamen o sin él.a veces idealizamos el pasado, cualquier tiempo pasado no fue mejor, y nos queda un gran presente y futuro por vivir.besos
Os deje hace unas horas y ya os echo de menos. Sois unas musas de excepción. Gracias por compartir y degustar juntos estos momentos hechos contextos. Y sigamos con este presente que nos arropa. Pero es domingo y lo odio!!!
La verdad que es duro pensar en toda la gente que viene y va en nuestras vidas. Personas que en un tiempo fueron imprescindibles y que ahora, en algunos casos, ni se cruzan nuestras miradas al encontrarnos y que si se cruzasen, no reconocer�amos en esa mirada a quien comparti� sus vivencias con nosotros, porque el tiempo nos cambia demasiado.
Las personas vienen y van y, al final, tan s�lo quedamos nosotros mismos. Es triste, pero al final, en el fondo, estamos solos, rodeados de gente que nos hace evolucionar, pero que no siempre seguir� formando parte del reparto de nuestras vidas.
Nunca se puede decir para siempre, s�lo de momento.
Loa Arrancacorazones vimos ayer al prota de la obra haciendo el bobo con otro tío (pegándose en plan ay me haces daño tontorrón)en frente de la Tertu. La verdad es que en el papel de Fidel no actúa mucho, yo creo que se parece demasiado a su personaje real...¿MEreció la pena la obra? Últimamente no te pierdes una pillín.
¡Hola Miss U!
La obra, por mi parte, dejó mucho que desear. Mala megafonía y texto mazacote por momentos. De hecho eSe y yo nos dormimos por momentos en plena oscuridad. Eso si, brillantes los actores y sobre todo el decorado (para mi gusto lo mejor de la obra).
¡Saludos blogeriles!
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