A vueltas con la infidelidad. Es un tema recurrente y siempre polémico. No sé si las opiniones se polarizan entre cuerneados o no, pero está claro que siempre surgen visiones de toda índole. Últimamente hemos asistido a una nueva pirueta científica de supuesta entidad sita en tierras suecas, donde han puesto nombre a un gen, el Alelo 334, que sería responsable de la prevalencia infiel en dos de cada cinco hombres. Más allá del dato genético y su realidad o negación, parece que la extensión infiel siempre toca más en el techo masculino. Las féminas avanzan en su ansiada igualdad pero parece que no están tan abonadas al engaño en pareja.
En mi reiteración de ánimo enterrable, constato que el compromiso amoroso es cada segundo más complejo o imposible. Somos seres despegados, veletas corazoneros que no asimilamos la larga duración como algo propio. Quizá motivados por la multitud de ofertas al desenfreno y la novedad, en oposiición al fantasma de la rutina y la monotonia sin cohesión. En esta sociedad no asimilamos bien ese cansancio y hemos entendido que en una relación hay fases, cuando más bien tendríamos que preguntarnos si los estadios amorosos lo son en realidad o nos permitimos ser protagonistas de historas extendidas que tienen como rúbrica el fracaso anunciado pero cegado.
Puede que el futuro sea de quienes entienden disparmente amor y sexo, esas parejas abiertas o liberales que contándoselo todo o no son capaces de ejercer la diferenciación amorosopasional. Porque a estas alturas el amor eterno es una utopía de las películas y las telenovelas azarosas. El amor es mutante y volador, como vino se fue y puede que uno no haya reparado en su ausencia, o no le interese ser del todo consciente.
Y así es como nos planteamos cuán alelados estamos. Los fieles y los infieles. Los que se lo plantean y los que refuerzan sus vínculos al amorío leal en mayúsculas. Caprichoso corazón. ¿O debemos hablar de otros órganos?
4 comentarios:
Yo creo que la infidelidad no tiene nada que ver con un gen, no con la teoría de que las parejas para toda la vida son antinaturales. La infidelidad es fruto de la sociedad de consumo (la sociedad de consumo siempre tiene la culpa de todo en cualquier debate, jeje) y de la cultura hedonista a la que nos vemos ligada.
Las personas ya no queremos esforzarnos. Queremos placeres inmediatos y en cuanto éstos pierden el interés, buscamos otros que los sustituyan en vez de tratar de recuperar la ilusión por lo que ya teníamos.
A pesar de todo ello y, aunque no lo parezca, no estoy nada en contra de las parejas liberales y abiertas, que comparten o intercambian sus placeres con otras personas/ parejas, siempre y cuando sea desde la sinceridad y el resto.
La infidelidad es lo mismo que mentira y contrario totalmente a la libertad sexual, ya que sólo una parte de la pareja vive libre realmente, mientras que la otra está atrapada en una mentira e ignorancia que nunca ha elegido.
Ese, he vuelto...
(Esta tarde/noche estaré en casa haciendo Pausa, llámeme si te ape)
Pues yo, creo ciegamente en el amor eterno y nada de eso de que hay fases en una relación, quizá es que la gente no haya encontrado, a su otro, pero de verdad, si lo encuentras, te das cuenta de que existe, ese amor.
Lo de las parejas liberales y abiertas, no me creo que hayan encontrado su media naranja, las da igual el otro miembro, porque sino, no podrían soportarlo, eso es lo que yo pienso,al menos.
Un enamorado eterno.
yo del tema amor sexo e infidelidad no hablo, menudo tamdem!!!!!!
jejjee
la verdad y para ser sincera, me gustaría creer en el amor para toda la vida.
besos
yo del tema amor sexo e infidelidad no hablo, menudo tamdem!!!!!!
jejjee
la verdad y para ser sincera, me gustaría creer en el amor para toda la vida.
besos
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