Pasó la fecha más temida del año para los que van a la contra del amor. Por decisión o negación inquerida, pero con sufrimiento. Y eso que un tecleador tuvo la suerte de compartir una madrugada de corazones entre gente con un gran ídem, como mi nunca bien considerada ni recompensada Copito. Ella no merece jaulas, lo suyo es el vuelo alto y el latido sin freno. El tiempo será justo con la justicia de la bondad que no es impostada. Como sí lo es el cortejo, tan complejo y evitable en realidad, por los miedos y frustraciones que a tantos nos impiden algo más con quienes nos dan menos. Sólo queda esperar que el tiempo nos posicione para bien en el camino que nos lleva hacia el jardín y no hacia el infierno. Porque la amorosidad no sólo nos inquieta sino que nos persigue. Como seres sociales también lo somos queribles y con ganas de ello. Que el amor disponga.
Fruto de una noche de recuerdos, simpatías, dulces de contrapartida y demás me permito la escapada necesaria y el momento siempre conduce a lo mismo. La necesidad de hablar, sentirse escuchado, desahogado y expresar el deseo de ese querer del que apropiarse. Las charlas de lo erótico-emotivo-sentimental nos conforman en lo grupal. Nos cuesta guardar en el baúl nuestros deseos más íntimos, las curiosidades del latido del que hacer gala o que anhelar con dignidad. Sólo así sentimos que nuestro currículo de lo verdadero tiene sentido. Con o sin flechas. De promoción o no.
2 comentarios:
Desflechada, enamorada y perdida. Creo que es la primera vez que estoy triste en el dia del Corte Ingles. Mil besos cielo... Porque yo te quiero todos los dias
Yo Ese, también te querio todos los días, el viernes 13 no fue tan fiero.
Gracias por todo.
Mil besos.
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