Mal que me pese estamos en Carnaval. Nunca he entendido mucho esta fiesta de la peluca y el disfraz pero razones profesionales siempre me ligan, de una u otra forma, a esta realidad carnavalera tan colorista, con sentido del humor grueso y acideces variopintas. Mi mente de corto recorrido no llega a recordar episodios en que me hiciera carne de Carnaval, más allá de la infancia donde ya tuve la perversión de travestirme como bruja. Si es que el ramalazo sale por donde menos te lo esperas... Y salvo alguna incursión vía disfraz en Halloween de la que Neraka puede dar fe, poco más me ha inspirado para olvidar mis vergüenzas y pasearlas por las calles.
Quizá es que en mi día a día llevo un disfraz bastante curioso que no necesita de glitter ni otros apliques ornamentales. Y prefiero ser un disfrazado de la vida que llevar, directamente, una careta. Eso lo veo más derechón y no me gustaría asumirlo. El tema máscara está ligado al engaño, salvo la de pestañas que también o sino recordemos el escándalo con esos postizos en el anunción de PeNe. En fin, que no es lo mío y punto y aparte.
Me preguntaban en televisión sobre la tendencia masculina de hacerse mujer por un día. Creo que lo de lanzarse al tacón, el cinturón ancho cual minifalda y a esos pelos de pichiglás no es más que la explotación del lado femenino que algunos tanto reprimen. Es más incomprensible que aborrezcan a travestis y drags y a la mínima oportunidad se mueren por un maquillaje con banana y todo. Las ambigüedades cada día se hacen más visibles por mucho que algunos en el colmo de su intolerancia pretendan negarlas. Pero no, no lo entiendo. Y menos que opten por desprestigiar a las mujeres con atuendos chabacanos, de zorrerío supino. ¿Otra perversión? ¿Esperan eso de sus amantes? Esas que en la calle deben ser señoras y en la cama... Qué cosas, me voy por los zerros y esto no tiene sentido ni concierto. Pero es tarde y estoy saturado de drags. Arcoiris catódico, ¡qué sorpresa!
Sí, es Carnaval. Y algunos desfasarán y harán de las suyas en los 'cuerpos' de otros. Un baile de sentidos, sensaciones y perversiones que en la coctelera dan un resultado de lo más curioso. Al menos que haya fiesta y que impregne todo de sentido del humor ya merece la pena. Una pena que mis estrechas miras no conecten con el concepto. Cada cual tiene un imaginario propio y una escala de valores. Pero de eso ya contextualizaré otro día. Es sábado, sabadete...
2 comentarios:
El otro dia leí algo sobre 6 grados de separacion,en uno se tus escritos.Si es asi,si puedes, que creo que lo habras hecho, vé la peli con el mismo nombre! ok
PEGASO SIN ALAS
tb hay una serie sobre ese tema de los seis grados pegaso sin alas, por si te interesa.de todas maneras hoy queria felicitarte por lo bien escogidas que estan tus fotos.me encantan, la de la catarsis del tomatazo una pasada la verdad.se ve que le pones interes a esto del blog.como viste el ultimo día del tomate?alguna opinión al respecto, y esa trca final en casa de la panto........por cierto no me gustan los carnavales, soy mas candida y consumista me gustan mas los reyes,jejejjej.besos
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