La noche cayó y yo sin colgar la ropa texturizada en este diario que me abraza y me refugia. Tras un día sin contextos mayúsculos más que el propio contexto de una vida propia y a ratos conjuntada, tengo la obligación de traer a colación un tema que apareció ante mis retinas días pasados y pisados. Fue viendo en buena compañía un programa muy popular en una televisión que lo es hasta en el nombre. Reseñable que al mando del despropósito estaba una señora llamada Cuca, archiconocida entre los cirujanos y regenadores faciales. Los mismos que han timado a la ingenua 'periodista', con más arrugas que el lino de Adolfo Domínguez. Pero la cuestión no era estética, sino moral. En una mesa no camilla reunió a un cuarteto de exponentes de la juventud más fiel al esquema Agag-Aznar, calcomonía del esquema reproductivo conejíl. Bien, el debate (inexistente) trataba sobre jóvenes y sexo.
El cuartero populista defendía la castidad y las buenas maneras propias del cinturón de castidad. Aquello parecía un nido monjíl y de sacristía, en el que defendían conservar su cajita secreta, en palabras textuales de ellas, hasta pasado el matrimonio. Una vez consumado nadie aclaró si esa caja se abre hasta con una ráfaga de viento. Sea como fuere, todo aquello olía a rancio. Respeto las opiniones individuales, cosa que ellos no, pues juzgaban la liberación de chicos y chicas que optan por una sexualidad sin ataduras. Eso no convierte a nadie en practicante de una profesión de carne a la venta. Lo grave fue la negación a las otras realidades, que no tienen por qué tener una dimensión política. Pero parece que determinados sectores siguen siendo expertos en confundir churras con merinas...
En otro paso al frente, lejos de estos adalides de la moral hipócrita, siempre he tenido una idea surrealista en cuanto a la virginidad. Más bien en lo que a su reválida se refiere. Defiendo y defenderé siempre la segunda, la tercera, la cuarta... He perdido la cuenta. Creo que hay muchas virginidades, aunque una marque el antes y el después. Pero se podría decir que cada nueva relación íntima con un amante también por estrenar se convierte en eso, un estreno. Y tendrá alfombra roja y luces de neón y han transcurrido días y días desde el último episodio amatorio. No quiero pensar cómo será mi próximo reestreno, una macroproducción digna del mejor Hollywood. Hasta de Óscar. Pero no hablaré de intimidades, eso se lo dejo a las niñas de papá que no se cortan en sacar a pasear su cajita bajo llave hasta los medios. Miedo me dan.
4 comentarios:
Sí, mucha cajita de cara al gran público, pero es sólo de fachada y por el canal del programa.
Lo más gave sin duda fueron sus cortes de pelo (a lo Agag... ag...ag...agggg) o las dotes de cura de la Cuca esa de los mil apellidos-que-ni-entran-en-pantalla..
Además, recuerdo que soltaron "perlitas" de este tipo para criticar y juzgar a "esos" que no se mantienen vírgenes hasta el matrimonio:
"No es ético", "¿Véis normal que esos jóvenes practiquen su amor en la calle?", "Vosotras preserváis vuestra cajita intacta"...
Y las últimas incógnitas: ¿Por qué una de ellas tenía el mismo apellido que Cuca y se parecía a ella? ¿Por qué los cuatro invitados tenían apellidos que tampoco entraban en la pantalla (del tipo "Ramón X de X-X)?
Esto nos pasa por hacer zapping en la tele y recorrernos cadenas que apestan a popularidad predicadora...
JAJJAJAAJAJAJAAJAJAJAJAAAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJA
(AY... no hay más q decir, los dichosos términos y su hipocresía, q manía de etiquetar ridículamente. pero bueno, no os creais q hace falta encender la tele para oír cosas así...)
Muy bueno, como siempre.
(regreso a las profundidades del estudio, gracias por el respiro;)
creo que enalgunos casos, a virginidad se regenera, dios que gente!!!!que bueno lo de la cajita,jajajjajaj
Que no sean capaces de llamar a la virginidad por su nombre y se refieran a ello como "tu cajita" me libera de hacer cualquier tipo de comentario. Por favor, avancemos!!!
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