El pulular de un grupete de albañiles en lo que viene a ser mi habitáculo hogareño, entre polvos de obra y materiales de construcción, me ha inspirado una reflexión. En realidad no hubiera sido posible sin la suma de un contexto cinéfilo, gracias a 'Lars y una chica de verdad'. Por mucho que el sueño quisiera vencerme logré no desfallecer y degustar la dureza de una vida artificial con una novia ídem, en realidad una muñeca hinchable. Lo ilógico es que, de buenas a primeras, todo un pueblo comprende el delirio de un joven e integra a la novia cadáver sin serlo. Es triste que una persona construya con su propio andamiaje y sin hora CocaCola, depositando un contrato de latidos rítmicos con un ser impropio. Aunque hay que ver este entrañable filme independiente para descubrir que, en ocasiones, los por qués tienen el suficiente peso como para justificar lo inconcebible.
Pero más allá del guión original, no puedo evitar preguntar si en la realidad ésta que nos construimos, superable a esa ficción y tantas otras... ¿No practicamos demasiado eso del amor surrealista? El mismo con base nula, atrapado en su propia mentira. Es triste, y lo digo desde el conocimiento más doloroso, de que cuando una relación nace trucada. Cuando el castillo de naipes se cae por sí solo y los sentimientos se artifician para congratularse con el corazón contento. Aunque esa contentura no es sinónimo de profundidad ni de verdad absoluta.
Si bien es curioso cómo la línea entre verdad y falsedad amorosa es delgada, más bien anoréxica. Lo que parecía idilíco no alberga más que una farsa, o lo que se suponía pasajero para matar ese yoísmo unificado se convierte en necesidad a la larga... De modo que siempre estamos en las atracciones cardiacas de nuestros sentimientos, bien sea noria o montaña rusa, con la mosca o el moscón detrás de la oreja y las dudas como compañeras del mal fario de Cupido y sus esCupideces.
Y así, sigo deshojando mi propia margarita y clamando por una ocupación de contrato indefinido para mi maltrecho motor corazonero. Aunque la paciencia es la mejor táctica para cumplir una labor eficaz de casting ennoviante. ¡101, estás nominado! 555, sigues con nosotros...
2 comentarios:
Obras, lo peor...
animo!
Mejor practicar el amor sintiendo fe y seguridad en el que tienes enfrente. Con engaños, con falsas compañías o simplemente un cuerpo supletorio que te mantenga vivo frente a los demás sólo llegarás a ser un desgraciado como tantos miles que hay en la calle. Recuerda que en esto de las parejas hay mucha mediocridad. Solo mejor, antes que mal...
Y por cierto, mientras que llege tu destino, aprovecha y dale todas las alegrías al cuerpo que puedas.
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