El reloj corre. Los sentimientos y sensaciones fluyen. La nostalgia no se enquista. El futuro parece prometedor. Nada es igual, y ¿por qué debía serlo? Más menos sería el resumen en condensación de estos días por la gran urbe. Aquí el cristal con que se mira se vuelve multicolor y cómo me las maravillaría yo para ser sincero con mi pulsión íntima de la necesidad de volver, volver, volver. Puede que motivada por el letargo dimensional en mis orígenes, pero es cierto que ahora la perspectiva se vuelve difusa y el ansia amenaza con nuevas construcciones emocionales y vivenciales. La noria gira sin remedio y negar la mayor sería lo más fácil.
El no parar de visiones gentiles, comprantes y culturizantes bien vale una apuesta sobre la incertidumbre pero con la garantía del paisanaje como refuerzo y compañía de gratis. Quizá es lo que añore en mis aposentos de lo habitual, donde la emoción dejó de pertenecerme tiempo ha, sin ánimo de reinserción en vena.
Así que por aquí los días son más. Los reencuentros revitalizan cuerpo y mente, pese a lo no corpóreo en horizontal. Y el balance es de ímpetu. De vuelo de ida y vuelta sin fin. Es lo que tiene el proceso de búsqueda del propio lugar en el mundo, que uno ha de sincerarse con su mismidad y saber el límite de la ficción y la realidad. Vivir en un contexto insano y sin sesión continua impide el aposento final, la creación y el crecimiento. Por eso ahora tocan los análisis de situación intensivos, con el futuro como aliado y la duda como equipaje. Quizá de ese modo la construcción pueda tornarse de lujo y no de bajo coste.
El calendario me retira del retiro y las fechas se antojan como hojas en blanco con futuras presencias de ánimo y de excusa justificada para edificar el medio-largo plazo. A sabiendas del panorama y con una reconciliación con el yoísmo en guerra, todo es posible.
Me voy pero me juro que muy pronto volveré...
2 comentarios:
Me alegro de verdad que estés bien por esas tierras, ya sabes que si decides aposentarse allí en breve estará allí semisueca. jooooooooo, no me dejeis sola,jaja. buno mientras seais felices. aquí os queremos y os respetamos.besazos
Tomate las cosas con calma, que a mi me encantaría que te vinieses, ya lo sabes, pero tampoco quiero forzar decisiones que han de tomarse con calma.
Quizás el plan estudiantil con el curso ese te aposente a medias y poco a poco tu body lo asimile mejor, pues la gran urbe puede absorbernos demasiado y muy rápido... pero siempre nos tendras a l@s que te queremos!
Publicar un comentario