Una canción de corte retro. Un ambiente colorista e infantil. Y una familia feliz me devolvieron hoy a mis años de pequeñuelo sin dedos en la frente (como mucho dedazos). A veces lo más pequeño te posiciona en un pasado casi enterrado, al que muchos entes ajenos te llevan de la mano gracias a sus recuerdos vividos o sus imágenes convertidas en testimonio evolutivo. Supongo que nuestra memoria selectiva sea a la vez subjetiva, personal e intransferible. Por eso algunos son poseedores de más retazos de su niñez, con detallismos inauditos, y otros somos dueños de auténticas lagunas vitales. No es un tema para llegar a la obsesión pero sí resulta de difícil trago ser consciente de que partes del guión escrito con los días vividos pasa a formar parte de un limbo, ese espacio que nadie sabe definir ni hallar con exactitud.
Por eso cuando, de pronto, algo o alguien remueve en tus tripas las andanzas o realidades de tu vida ulterior, todo da un vuelco y una sonrisa invade tu corazón. El mismo que el frío congela con las realidades no amenas que paralizan los latidos y llevan a replantearse la estructura vital. Y por mucho que se quiera minimizar el espasmo nostálgico, éste ya se integra en la mismidad y su dimensión.
En ocasiones veo muertos de mi pasado, el mismo que por norma me cuesta asimilar, recolocar en su lugar histórico o disfrutar con la distancia que aporta el tiempo, ése gran amigo que voltea a enemigo y corta la respiración. Y la etapa de loco bajito produce en mí unas sensaciones especiales que no sabría definir con palabras. Quizá por ser la menos consciente, en la que las historias y las personas vienen y van en carreras sin fin. Por eso y más es especial, pero se escapa entre las manos y se convierte en material descatalogado. Por suerte hoy en día el mundo digital ha ampliado las posibilidades de inmortalización de una vida minúscula. Se puede seguir y retratar cada paso de una pequeña princesa que a mi edad vivirá con sana y entrañable nostalgia sus días de babas incontroladas, sonrisas sin rumbo fijo y visiones extrañas del mundo adulto.
Hoy sentí esa nostalgia de lo minúsculo de mi vida y algo punzó mi débil corazón.
1 comentario:
No se a quién habrás visto, me cuesta entenderte en este comentario, pero te noto bastante triste últimamente.
Necesitas bacanal de algo, quedadas, tomadas de aire fresco, algún kebab en el de siempre o simplemente charlita por teléfono a la hora que tú me digas... me puedo sustituir por el bailoteo de Fama??
Un besote!
Publicar un comentario