Si para enamorarme ahora volverá a mi la maldita primavera
que sueño si para enamorarme pasa una hora pasa ligera la maldita primavera pasa ligera me hace daño solo a mi.
que sueño si para enamorarme pasa una hora pasa ligera la maldita primavera pasa ligera me hace daño solo a mi.
Quizá Yuri exageraba con su canción, todo un himno generacional latino que se empeña en musicalizar momentos de mis días. Hoy, justamente, con el abrazo a la nueva estación hormonal entre lágrimas de nubes y actos de fe cosmopolitas. El mix social y sentimental siempre sorprende. Más en una época de transiciones en lo personal con el paisaje y los paisanajes como testigos no siempre mudos de una realidad por pintar. Y si a eso se le suma el candor primaveral, con los influjos de Diosas con ganas de colorear nuestros contextos todo cobra más sentido.
Aún así el devenir o la inercia no siempre colaboran en la ceremonia de la rutina que configura nuestro día a día. Aunque se supone que insertos en la Santa Semana y las vacaciones de pegote debemos contagiarnos del ambiente colectivo de alegría -que no alergia-. Pero no todos tenemos la calentura incorporada en cualquier signo. Y no todos somos viajeros sin capirote. Sólo nos queda nuestro viaje a ninguna parte con la maleta de la mismidad insoportable. Los quejíos se entienden cuando no las saetas espontáneas al estilo Sara Montiel, con ese arte bizarro incorporado en el baúl artístico que todos paseamos.
Entre mis no planes destaca la revisión pormenorizada de toda el sexo impropio que transcurre en New York entre zapatos imposibles y estilismos de todo a mil o más. Así, viendo las bondades ajenas en lo horizontal y el baile de besos frustrados uno se consuela del álbum sin cromos amorosos de colección. El fin último es tener todas las respuestas previas al estreno esperadíííííísimo de la película en femenino. Quien no se consuela es porque no quiere.
Y a modo de despedida, una reflexión en voz alta. Llega la primavera y presiento que mi sangre altera. Hoy tuve un anticipo con un desbarre de campeonato contra ese señor menguante de bigote furibundo que está trabajando en ello y pimplando una botella rancia mientras reza. Adoro la libertad de expresión, no siempre he tenido manga ancha para poder decir sin cortapisas las ideas totales sobre estos mandamases que se encargan de nuestros designios y que, en la mayoría de los casos, se retratan para mal con salidas de pata de banco. Poder cargar contra ellos y sus bajezas morales -que lo son sociales- me reconcilia conmigo mismo. Siempre confío en que ganan los buenos. Por mucho que en primavera a algunos les crezcan las alas de la intolerancia, la insuficiencia emocional y la impertinencia.
Pero ellos no son nosotros. Nosotros no somos ellos. Y la primavera nos sienta en conformidad.
2 comentarios:
Ufffffff! tantas palabras para decir tan poco!!
PEGASO SIN ALAS
Hola guapo!!
Buff... los días festivos aquí en Suecia han pasado volando. Entre eso y mi estrés anterior hay mogollón de entradas en tu blog que se me han acumulado sin leer... así que a partir de la llegada de la primavera te empezaré a releer y postear pese al paso del tiempo y mis caducos ya comentarios.
Siento el retraso, pero me ha sido imposible meterme en internet en varias semanas, como te lo cuento. Besos con retraso ;)
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