Algunos pensarán que no necesito carta de presentación, pero por mucho que sea un muñeco famoso nunca perderé el sentido común. Me llamo Ken y soy un hombre objeto. Muchos hubieran querido estar en mi piel plastificada. No todos pueden compartir una vida con una mujer como Barbie. Pero tras la idea idílica de la vida cómoda en nuestro castillo y múltiples chocitas de cuento. Nada es lo que parece. Posar para las fotos es sencillo pero detrás hay muchos vacíos y sentimientos confusos. Tras muchos años retenido por contrato, llegó un día en que tuve que poner fin a mi unión de muñeco a muñeco con la rubia de Barbie, que por cierto lleva extensiones. El caso es que nuestro amor se rompió pronto. Hoy tras muchos dimes y diretes quiero confesar toda la verdad de lo que ocurrió. Al estar en la sombra, con secundario en nuestro mundo en rosa, los celos sobrevolaban demasiado nuestra relación.
Parece divertido tener una mujer cambiante. Que si un día enfermera, al otro veterinaria, al siguiente profesora o monitora de aeróbic… Era un dinamismo profesional poco sobrellevable, más cuando a cada paso ella tenía una corte de aduladores que babeaban por sus huesos articulados. Y uno no es de piedra por muy inanimado que sea. Así que un día en su móvil encontré mensajes impropios y es que ya se sabe, que los muñecos arañan por un minuto de gloria con la reina plasticosa. Esa fue la gota que colmó el vaso. Y coincidió con un encuentro en el gimnasio con Nancy, que siempre me había tirado los tejos con sus miraditas direccionales, hasta que caí. Fue un desliz que me llevó a una bajada a los infiernos brutal. Caí adicto al Blandi Blue y me dejé llevar por las insinuaciones de las Bratz. Pero ella, por mucha imagen de esposa perfecta, no perdió el tiempo. Me puso los cuernos con el Power Ranger Rojo. Ese fue el fin. Los dos llevábamos una vida paralela y sólo nos poníamos de acuerdo para las exclusivas en el Juguettos.
Hablé con mi abogado y decidí ser un hombre divorciado de ella, la adorada Barbie. Desde entonces he pasado un tiempo escondido en mi guarida, nada que ver con el portal de Belén. Allí van las muñecas de Famosa, demasiado doñasperfectas. Yo reconozco mis bajas pasiones. Tanto que la pasión me ha reconvertido y he sacado del armario mi orgullo resentido. Siempre tuve fantasías con muñecos, sobre todo con HeMan, pero fue conocer a Action Man, para mí AM, y darme cuenta de que lo de todos estos años han sido mentiras gordas. Necesitaba reafirmarme y AM me aporta la seguridad en mí mismo que necesitaba. Somos dos en equilibrio, no nos peleamos por nada ni nadie y sabemos dónde están los límites. Sé que muchas fans no entenderán que, de pronto, me confiese como muñeco gay. Pero creo que a estas alturas de partido todos debemos defender la tolerancia y mi gremio no debía ser menos.
Ahora estoy en pleitos con Barbie porque me exige el apartamento de Malibú y el caballo, pero no es justo, fui yo con mi trabajo como surfista de élite en bañeras quien accedió a mucha parte de nuestro patrimonio en miniatura. Pero ella es caprichosa y con tal de dar la nota y sacar partido es capaz de todo. Ahora dice que comparte su vida con uno de los luchadores de Pressing Catch. Pero nada me amilana, yo soy feliz con AM y estamos pensando adoptar a un barriguitas. Ahora sé lo que es tener una familia y no una vida de apariencias. Por mucho que a Mattel le duela, yo tengo que reafirmarme y gritar que: ¡Ken es Ken!
2 comentarios:
BUENÍSIMO!!!
no es que no tenga más palabras para seguir, es q me piro!
genial, de verdad, tú sí que sabes sacar la sonrisa mañanera!!!
jejeje
un besazo artista!
Me repito: BUENÍSSSSIIIMMMOOOO!!
Está genial. Si me lo permites, se lo copio al Ken de Sara que seguro que le gusta. Que imaginación!!!
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