sábado, abril 24, 2010

Descompás

Siempre supe de mis rarezas. En el camino he tratado de asumirlas y de integrarlas respecto a los demás. Nunca quise ser uno más, eso hace que perdamos nuestra individualidad, la personalidad labrada con el tiempo, las experiencias bien recolocadas. Sí que siento que cada día estoy más fuera de onda, al margen de lo que los demás esperan, proyectan, pretenden, sueñan... Quizá me venza el ansia, la depresión incorporada, la negatividad tatuada a fuego... Todo puede ser. El balance es un poco de inconsciencia e incontinencia verbal. No puedo evitar preguntarme por qué soy tan a la inversa, me gustan cosas tan poco populares o todo lo contrario, qué me lleva a detestar lo que los restos veneran.

No acabo de entenderlo, me siento o muy por delante o muy por detrás. Y el efecto es de achicamiento, de pisotón ineludible, de ruptura espacio-temporal respecto a quienes me importan (o eso creo). No quiero cambiar o puede que quiera y ni yo mismo lo sepa. Quizá acometería una tradición, violando mi escala de valores escrita en años de caídas y levantamientos. Puede que toda la culpa la tenga la dependencia, ella y no otra me hace partícipe de esta ceremonia de lo vital donde no tengo entrada. O donde yo me quedo agazapado esperando mi propia expectativa. Todo puede ser. Me siento descompasado y abatido. Rodeado pero solo en mi lucha. Quiero gritar, llorar, batallar... todo con tal de entenderme y entenderte. De posicionarnos en la misma vía, de darnos la mano sin cuestiones.

No será el momento. Siempre toca esperar. ¡Estoy harto! O lo siguiente.

domingo, abril 18, 2010

¡Que la detengan!

UADF. Son las siglas de la Unidad AntiDelitos Fashionistas. Un grupo más que cualificado para exterminar a los ejemplares más antimoda, de armarios para una quema indiscriminada, de espejos engañosos en casa y pocos o malos amigos del todo 'insinceros'. Una salida cualquiera a las calles nos muestra especímenes de surrealismo subido y modelazos que ni con pinzas. Pero si ya decides pasar una noche mirando a los alrededores los descubrimientos del bochorno alcanzan cotas insospechadas. Es imposible no reparar en los crímenes de moda que especialmente muchas cometen contra sí mismas. Los recauchutes, prietámenes, cortos por encima de lo corto, sandalias imposibles con los dedos planchando el asfalto, estampados de frenesí entre lo flúor y lo indescriptible.

Pero esto no es un machismo de lo patético, que hay muchos que debieran mirar algo más que su ombligo y rebajar sus excesos. Se creen capos de la mafia y optan por llenarse de brilli brilli, de logos xxl de marcas quincosas, se recargan y hasta en un ejercicio autoestima inusitada optan por ponerse escotes para marcar sus ciclos anabólicos de gimnasio.

La UADF tiene mucha batalla que librar y tiros que disparar a los looks más basureros, que ni Lady Gaga en chándal comprando el pan. Quizá lo que quieran es dar que hablar y que les despojen a mordiscos de sus atentados estilísticos, que ante la necesidad todo es recurso.

sábado, abril 10, 2010

Pol·illa González*

Siento parapetarme en un pseudónimo pero bien podría llamarme así. Es lo que tiene habitar un armario, que acabas apolillado sin remedio. No soy el último ni el primero, está claro que aquí uno se acostumbra y ni abre las puertas para airearse. Lo que espera fuera es poco alentador. Mi amigo Ricky me lo ha contado estos días. Alguien le dio el empujón (ejem, ejem), se ha lanzado al vacío y casi se queda así de escuchar tantas sandeces. Que si unos proponen que cambie sus canciones y de María pasen a ser dedicadas a Juanito, que si se recrean en sus bondades como amante, que ya le adjudican un señor de... ¡Qué martirio! No podemos pensar que algo haya avanzado en la sociedad, cuando tanto neandertal anda suelto y lanza improperios homófobos a cascoporro.

Claro que está el miedo. Él sí que hace daño. Provoca tal angustia la duda de saber si habrá rechazo o no, entendimiento o tolerancia... que por eso el ropero pasa por ser el mejor antídoto frente a los obtusos y malpensados (cuando no mal satisfechos en posición horizontal, etc.). Lo triste es que muchos se ocultan a ratos y mientras salen con una careta patética, dejando víctimas a su paso, engaños y trafulcas con tal de aparentar lo que no se es. Yo jamás, tengo la conciencia tranquila, sé lo que quiero y a quién. Otra cosa es que no me dé la gana traspasar el vestidor y permitir que me etiqueten. Que no somos congelados ni frutas de temporada por mucho que algunos se pongan en venta y saldos.

Por eso, queridos, no muestro mi rostro ni me manifiesto con plataformas ni minitanga por muy orgulloso que esté de ser tal cual. Esperaré mi momento y, sobre todo, el de todos. Cuando podamos vivir sin mirar a cada lado pensando que un ejemplar cotilla y arcaico se lleva las manos a la cabeza porque me bese con quien me salga del labio superior o aplaste su culamen contra la pared para protegerse de mi ansia empotradora.

Y ahora disculpen, llaman a mi armario... Adelante...

* Este testimonio está basado en hechos y gentes humanas reales (como diría algún sabio), aunque cualquier parecido con la realidad es pura fantasía.

viernes, abril 02, 2010

Espejo, despejo

Injustos. Así somos muchas veces con los demás y con nosotros mismos. Por nuestros umbrales de exigencia, de expectativa, de ansia, de deseo, de vida... Rabia me da que esa injusticia incorporada se enquista en ocasiones en forma de personas innecesarias, de mal encaje, pero que acabamos asimilando como propias. Y no, cada día estoy más en el camino de saber rodearse, con calidad no en cantidad. Sin forzar nada, dejando que sea la naturalidad, la verdadera esencia lo que empaste entre dos. Por evitar una mal entendida soledad nos vemos en la espiral de personajes vacíos, limitados y dispares de tu ser. Da pena saberlo y aceptarlo como obra del destino. En mi punto del hoy no quiero tal.

Así que en estos días cuando he ejercitado el buen reencuentro, los momentos que valen su peso en oro, las risas sin lata, las miradas cómplices, las palabras edificantes, el cariño que brota del músculo corazonado... Entiendo que me equivoco. No hay que darse a todos, que Dios los cría y ellos se juntan, y se hacen compañía.

Por eso me miro al espejo, al de la verdad descarnada, al del paso del tiempo, al de asúmete, asúmelo y me gusta lo que veo. No más concesiones, sí ilusiones pero con contenido. Déjate llevar por quien bien te quiere, mismamente quien te hará llorar pero de felicidad, de crecimiento, de futuro...

Miro al cielo y está despejado. Miro a mi firmamento y también. Puede que haya vacantes, pero ninguna low cost. Miserias, las menos.