lunes, marzo 31, 2008

Ida y ¿vuelta?

El reloj corre. Los sentimientos y sensaciones fluyen. La nostalgia no se enquista. El futuro parece prometedor. Nada es igual, y ¿por qué debía serlo? Más menos sería el resumen en condensación de estos días por la gran urbe. Aquí el cristal con que se mira se vuelve multicolor y cómo me las maravillaría yo para ser sincero con mi pulsión íntima de la necesidad de volver, volver, volver. Puede que motivada por el letargo dimensional en mis orígenes, pero es cierto que ahora la perspectiva se vuelve difusa y el ansia amenaza con nuevas construcciones emocionales y vivenciales. La noria gira sin remedio y negar la mayor sería lo más fácil.

El no parar de visiones gentiles, comprantes y culturizantes bien vale una apuesta sobre la incertidumbre pero con la garantía del paisanaje como refuerzo y compañía de gratis. Quizá es lo que añore en mis aposentos de lo habitual, donde la emoción dejó de pertenecerme tiempo ha, sin ánimo de reinserción en vena.

Así que por aquí los días son más. Los reencuentros revitalizan cuerpo y mente, pese a lo no corpóreo en horizontal. Y el balance es de ímpetu. De vuelo de ida y vuelta sin fin. Es lo que tiene el proceso de búsqueda del propio lugar en el mundo, que uno ha de sincerarse con su mismidad y saber el límite de la ficción y la realidad. Vivir en un contexto insano y sin sesión continua impide el aposento final, la creación y el crecimiento. Por eso ahora tocan los análisis de situación intensivos, con el futuro como aliado y la duda como equipaje. Quizá de ese modo la construcción pueda tornarse de lujo y no de bajo coste.

El calendario me retira del retiro y las fechas se antojan como hojas en blanco con futuras presencias de ánimo y de excusa justificada para edificar el medio-largo plazo. A sabiendas del panorama y con una reconciliación con el yoísmo en guerra, todo es posible.

Me voy pero me juro que muy pronto volveré...

viernes, marzo 28, 2008

Frenesí mixture

Qué grandeza la de la mezcla indiferenciada, la cazuela de gentío y lo ecléctico como seña de identidad. Por mucho que se conozca una realidad -paralela- la huida de provincias siempre provoca un impacto. Es el reencuentro con un submundo mágico de idos y venidos que parapetan los sueños de grandeza social y de exaltación del yoísmo. Instalado me encuentro en este paraíso de lo impredecible tras un vuelo de bajo coste con rifa en el lote y un yiha final de aterrizaje. Surrealismo por los aires con tintes de Carrefour con venta de colonia a granel y desodorante de celebrity. Con sustos entre nubes por la impulsividad mal entendida del piloto conseguimos alcanzar tierra. Entonces te invade la sensación que cuando has sobrevolado la realidad alguien se ha tomado la molestia de cambiar exprés el decorado y transportarte a una nueva localización. De la bahía a la gran vía.

Y por ella los pasos son más. Crecen como los peces y las miradas se entrecruzan. Las conversaciones se confunden. El estrés es el rey. Tiene a sus lacayos atacados con el frenesí fashionista, la imposición del gaferío xxl como signo de poder y la actitud de destroyer como sinónimo de posesión del terruño tendencioso. Nunca acabaré de acostumbrarme a las ínfulas de unos con sus look de dandy de pacotilla, mezclados con los urban chic o los heterogays sin personalidad pero anabolizados sin fin... Esto es el cuento de no acabar del surrealismo hecho gentes. Lo mismo ves hombres anuncio que mendigos de circo o vendedores ilegales de oro del que traficó el... Mientras otros se posicionan en el olimpo de la verdad absoluta y pasean con aires impropios, pelos disparados o tintes imposibles. Aunque para impropios los chulazos que te abofetean cruelmente con su negación. ¡Mírame y no me toques! Los hay vomitables, otros son más que adorables. Les pondrías no un piso, una urbanización de lujo.

Pero mi lujo son los seres queridos que aquí me arropan en el momento revival. Con sus problemáticas o sus agendas supinas saben estar a la altura y me cuidan por encima de mis méritos. Eso es de aplauso mayúsculo y cariños de oropel. Cuando no bacanales kilocalóricas de emociones nostálgicas, con la mochila del tiempo como equipaje común. Sólo por eso estar aquí, escaparse con sentido es deseable. Quizá sea motivo más que suficiente para soñar con un nuevo exilio, a sabiendas que éste sí es mi contexto. Quizá teclea el frenesí del momento, pero el futuro puede ser una incógnita emocionante. Espero compartilo contigo, contextualizador en la sombra. Teclea, teclea.

Más que besos, deseos desde Madrid.

jueves, marzo 27, 2008

Allá voy



Hoy no puede ser un gran día. Lo será sin duda. Después de un tiempo de demasiada introspección vuelvo a uno de mis entornos máximos, donde más se desarrolla mi yo en todos los sentidos. Madrid me recupera por unos días y yo espero recuperarme en esa gran ciudad que tanto me ha dado y al tiempo me ha robado. El universo de los sueños en calles sin control, bajo neones de ilusiones y con miradas atónitas al mundo desconocido para cualquier provinciano con ganas de más. Pero en su antítesis por norma, también ocasiona lágrimas sin cocodrilo pero con tiburones despiadados o bajadas a infiernos sin propósito de enmienda.

Ahora no quiero mirar atrás por mucho que no convenga olvidar, aunque los resortes internos sepan que la memoria selectiva relame por sí sola las heridas. El deseo es llenarme de cariños ajenos que la distancia se empeña en torpedear. Aún así cuando se puede la verdad del cara a cara y de las sensaciones a flor de piel justifica la necesidad mutua de saltar kilómetros. Con unas y otros transitaré de la mano por el futuro, con repaso al presente y posicionado el pasado en su baúl de los recuerdos. Será grato el viaje social, de las caricias al alma y los besos sentidos que expresan que no todo es la cotidianeidad del cariño, el sentimiento cuando impregna el tú a tú es un contrato de larga duración.

Amén de los paseos fashionistas, las mirandolas tendenciosas y la absorción a la última que permiten los antros del glamour underground y la exaltación modernista. Con bolsas o sin ellas la sensación por las calles a la moda revitaliza cuerpo y mente. Tanto como el arte o la cultura en sí misma que si puedo integraré en la hoja de ruta. Si tercia con parada y fonda teatral, sin ánimo de comparación con lo autóctono. Sin olvidar de la bonanza de las viandas que en las tierras de Esperanzas y Gallardonía se pueden disfrutar. Todo un festín para las papilas gustativas.

Sobran las ganas y las hojas están en blanco para escribir el guión de una escapada con sabor a reencuentro. Intentaré actualizar porque los contextos serán regalos a cada paso. Es lo que tiene el paraíso de la incertidumbre. Esa sensación de cajón desastre que es Madrid y sus aristas. Que la fuerza me acompañe. Más letras desde Madrid.

miércoles, marzo 26, 2008

Lujo que te empujo

Para la ingenuidad de Andrea, una inocente entrada en la decena, el lujo es tener una casa grande, bonita y moderna. También es poder tener una piscina en un precioso jardín, donde están las casetas de los perros. Y por último, llamar a sus amigos los domingos para disfrutar de una deliciosa barbacoa”. Martín, adolescente acnéico teoriza sobre el lujerío y lo define como “vivir con unas comodidades que no todo el mundo puede permitirse y sin privarse de nada”. Por su parte, Pepa, un ama de casa premenopáusica considera un lujo “poder disfrutar de privilegios que no son comunes a todas las personas, como, disponer de un avión propio, un yate, una mansión, etc”. Tomo prestadas estas ideas ajenas pero sin olvidar la propia. El lujo es una meta de descenso rápido.

Últimamente el lujo me rodea, pero no en su literalidad. Escribo de lujo –no como adjetivo, sí como temática- y hasta en la televisión muestran las perversiones de la riqueza lujosa con ánimo de dientes largos. En uno de tantos reportajes vivenciales de lo impropio relataban el exceso en grandes cifras, como un jet privado a Venezuela con coste de 190.000 euros. O la acción de un club social con derecho a practicar golf bien empalado por 150.000 euros. Sin olvidar las suites reales de hoteles poco funcionales, propios de nadadores en la abundancia, que por 24 horas saquean, como mínimo 5.000 euros. Cifras que serán ridículas en las chequeras de los millonarios pero que a los mortales comunes y submileuristas nos suenan a injusticia divina. El mundo cada vez se polariza o extrema más. Los ricos lo son más y los pobres se relamen de sus heridas y agujeros económicos. La balanza no cuadra, grita la desigualdad y no solventa e vía crucis de la supervivencia.

Pero yo he venido aquí a hablar de mi lujo. No el personal, sobre el que teorizo. Para mí que los dueños de los ceros infinitos disfrutan de su estatus supremo por un tiempo. Pasada esa línea temporal se adentran en la pérdida de la emoción, en el ansia del no va más, en lo último que pervierta su realidad, lo cual puede suponer su bajada a los infiernos para tocando el suelo volver a trepar. Es una paradoja encarnada en la necesidad del descubrimiento, como avezados cazadores de la sensación. Con o sin posibles alcanzan el mono de la adicción a la novedad. A la superación de las bajas pasiones por muchos trajes de alta costura. Comprar uno más es rutina, saberse poseedores del último grito de la escalada intrépida de la vida es más que un patrimonio sin cuantificar.

Escribo esto cuando es noticia que un británico afortunado con la lotería ha decidido, después de explotar el filón de sus millones mayúsculos, volver a su antiguo puesto de trabajo en una cadena no grande sino más de hamburguesas kilocalóricas. Demostración fiel de que ese lujerío caído del cielo no siempre resulta tan emocionante ni atractivo, tanto como para ansiar un retorno al suelo de lo común, lejos de las ínfulas y las miradas por encima del hombro.

Pero todo se resume en una frase, es un lujo vivir. Lo demás son añadiduras. Para bien, para mal o para peor.

martes, marzo 25, 2008

Pisando charcos



En la reinvención de cada día las nubes son dictadoras de nuestro devenir. Cuando se les antoja llorar sin fin se olvidan de los efectos colaterales en tierra con las mojaduras como pago a un tiempo adverso. Hay días que se reivindican y optan por escapismos intermitentes, dejando vía libre a Lorenzo y su soledad brillosa. Pero hoy no tocaba su presencia, por mucho que esa primavera que la sangre altera ya esté estacionada con ímpetu de permanencia difusa. Lo suyo es un contrato temporal y lo demás son tonterías.

Lejos de bondades climatológicas, todo lo contrario se posó sobre nuestras cabezas o paraguas amortiguadores. Servidor, poco amigo del accesorio antigoteo incesante, terminó la jornada cual buceador recién salido del océano. Ídem mis botas que un día pude vender a un tunecino ávido de calzado cosmopolita. Ellas, testigas frágiles, no esperaban nadar entre charcos y acabar más mojadas que las sábanas de las reprimidas ansiosas de caza –y cazador– en silencio. Aunque más allá de la aguadura, el día siempre tiene motivos suficientes como contextos gratuitos. Es lo que da la ida con venidas como mecanismo de transporte.

Entre paseos intrépidos de trámites literarios de última hora, caminatas entre calles con dispersiones sociales y anonimatos sin relevancia, tránsitos busísticos entre miradas no cómplices y gestos de lo anodino… Al final la miscelánea de sensaciones, de recorridos, de ojos encontradizos y talantes de lo cotidiano se antoja básica como pasaporte al conocimiento de la realidad propia y ajena. Sin máscaras y con la crudeza de la verdad verdadera uno aprende y absorbe infinitamente.

Además si el día incluye un encuentro con bacanal golosa, charla amistosa y sesión vistosa todo cobra más sentido. Más cuando en serie se toma en serio el tema del sexo y cuestiones tales como el amante veloz al cuadrado o la bondad propia en posición horizontal. Pero eso es carne de otro contexto, por mucho que sea un comedor erótico-social demasiado anoréxico. Normal que acabe encharcado, no vuelo por encima del suelo por causa/efecto del amor…

lunes, marzo 24, 2008

Bacanal social

Somos animales de costumbres y repetimos esquemas sociales y vivenciales para simplificar todo. Y la gastronomía tiene mucho que decir en eso de la rutinización de nuestras vidas. Amén de la estructura alimentaria básica, implementada según conveniencia o todo lo contrario, es común que nos reunamos en torno a la comida como elemento de nexo como justificación de la convivencia entre unos y otros. Esto ocurre en todos los ámbitos, dignos de disección. Así que por partes.

El entrante familiar. Motivo de celebración son las antológicas reuniones de familia infinita que de aquí y de allá siempre se reunen en fechas señaladas o no. Todo con platos de grasa subida como testigos mudos de vida exprés. Aquello se convierte en un ceremonial casi prehistórico donde se pierden las formas y modas en pos de una ingesta copiosa y un empinado de codo sin control. Sobran las palabras, bastan las miradas de aprobación y el baile de tenedores para contentar los estómagos vacíos y las nostalgias rebosantes. Puede que el contexto dé para más, con la presencia del tío burlón o anecdótico de cuerda infinita. Por no hablar del primo oveja negra que rumia la escasez entre miradas inquisidoras. O las lágrimas por los que no están entre gritos de la chavalería creciente. Un circo en familia con papeles dispersos pero cazuelas repletas con más sentido que la cocina económica. Pasado el trance el after histórico-histriónico incita a la huida inesperada.

Amistosamente se sobrepasan muchos límites y no se necesita de báscula como voz de la conciencia. Así que entre el descubrimiento de nuevas cocinas y el desparrame de la kilocaloría, con amigos los bacanales saben mejor. El motivo no tiene que serlo. Basta con verse y ponerse al día o no. Cotillear con malicia, hacer balance sexual o silenciar el hambre también justifican el encuentro para hincar el diente. Las diosas en este ejercicio son Carrie y amigas que nos dieron al resto la justificación necesario para no tener que echar calorías fuera a cada cita de michelines libres.

Por trabajo el porte se tiñe serio, aunque el contexto dé para la dispersión. Surgen situaciones curiosas porque se descubren las menudencias de otros que en sus despachos parecen algo y en la realidad de lo cotidiano, con mantel delante, bajan al infierno del universo social. Permite comer con glamour o entre proyectos, con ideas clarificadas, y da pie a tonteos interesantes con o sin corbata que dan puntos extra en la subida al cielo de la oficina. Y como es de gratis todo sabe mejor.

Con el amor como telón de fondo, lo de menos es el plato. A no ser que se plante Darío Barrio para cuestionar la calidad del manjar, entonces la atención se dispersa. Pero de lo común las cenas amorosas entre menús de rosas y corazones son empalagosas de por sí, pero lejanas al objeto de ingesta. Lo importante es el comensal de ojitos tiernos y el solomillo o molusco que espera en la cama o en el coche. Pero esa es otra alimentación muy de bacanal que merece su propia reflexión. Hasta entonces aliméntate de todo menos del aire, con o sin compañía.

Y con este se cumplen 60 contextos, pero de momento no pido la prejubilación bloggera por mucho que se pudiera aplaudir mi exilio definitivo. ¡Que los contextos te acompañen!

sábado, marzo 22, 2008

Cese temporal de la apariencia conyugal

Sin necesidad de comunicado oficial ni de pantomima pública hay quien opta por cortar por lo sano en el submundo de la mentira propia con tentáculos ajenos. Y así por mucho que uno sea un MariChalado o una Infantonta sabe que hay historias que caen por su propio peso. El punto de giro definitivo es el adiós al engaño enquistado y a la ceremonia de la confusión cardiaca. Más allá de los regios con aires rancios y significaciones prehistóricas, son muchos los anónimos que sustentan sus realidades sobre una falsedad de cara a la galería. Todo sea por mantener el orden público y privado y no salirse de las reglas marcadas a fuego en una sociedad que sigue rezumando rancismo por los cuatro costados.

Es triste que matrimoniadas y ennoviaciones tengan una base ficticia que esconde amantes o juegos de chapas con nocturnidad y alevosía. Una espiral insana de la mentira conyugal sin preguntas ni respuestas como principio del fin. Pero poderosas circunstancias son las que impiden a que los caminos se bifurquen sin alharacas, por mucho daño causado o por causar. Lo mejor, siempre, es dotar de sinceridad a toda relación. Porque cuando uno se adentra en ocultaciones y dobles vidas se pierde el sentido último de lo que, a mi juicio, tiene que ser una pareja: dos seres queridos, bienavenidos y sin ánimo de culpa. Lo demás son parches y ficciones dolorosas porque siempre hay un amador desengañado frente al pasota emocional. Cabe la posibilidad del pasotismo dual y la apariencia bajo contrato, de lo que tanto saben políticos venidos a más o artistas con miedo a mostrarse tales cuales.

Así que la realidad de los cariños impostados es cruel para los propios protagonistas que se niegan la posibilidad del querer limpio y sin ocultismos baratos. Quien sale de Guatemala y transita a Guatemejor se da con un canto en los dientes por sentir sin dobleces ni puntos de fuga. Más vale amar poco y bien, que supuestamente mucho y de saldo. Por eso un cese temporal de la apariencia conyugal a tiempo bien merece un aplauso o una exclusiva.

jueves, marzo 20, 2008

Ya está aquí, ya llegó la maldita primavera

Si para enamorarme ahora volverá a mi la maldita primavera
que sueño si para enamorarme pasa una hora pasa ligera la maldita primavera pasa ligera me hace daño solo a mi.

Quizá Yuri exageraba con su canción, todo un himno generacional latino que se empeña en musicalizar momentos de mis días. Hoy, justamente, con el abrazo a la nueva estación hormonal entre lágrimas de nubes y actos de fe cosmopolitas. El mix social y sentimental siempre sorprende. Más en una época de transiciones en lo personal con el paisaje y los paisanajes como testigos no siempre mudos de una realidad por pintar. Y si a eso se le suma el candor primaveral, con los influjos de Diosas con ganas de colorear nuestros contextos todo cobra más sentido.

Aún así el devenir o la inercia no siempre colaboran en la ceremonia de la rutina que configura nuestro día a día. Aunque se supone que insertos en la Santa Semana y las vacaciones de pegote debemos contagiarnos del ambiente colectivo de alegría -que no alergia-. Pero no todos tenemos la calentura incorporada en cualquier signo. Y no todos somos viajeros sin capirote. Sólo nos queda nuestro viaje a ninguna parte con la maleta de la mismidad insoportable. Los quejíos se entienden cuando no las saetas espontáneas al estilo Sara Montiel, con ese arte bizarro incorporado en el baúl artístico que todos paseamos.

Entre mis no planes destaca la revisión pormenorizada de toda el sexo impropio que transcurre en New York entre zapatos imposibles y estilismos de todo a mil o más. Así, viendo las bondades ajenas en lo horizontal y el baile de besos frustrados uno se consuela del álbum sin cromos amorosos de colección. El fin último es tener todas las respuestas previas al estreno esperadíííííísimo de la película en femenino. Quien no se consuela es porque no quiere.

Y a modo de despedida, una reflexión en voz alta. Llega la primavera y presiento que mi sangre altera. Hoy tuve un anticipo con un desbarre de campeonato contra ese señor menguante de bigote furibundo que está trabajando en ello y pimplando una botella rancia mientras reza. Adoro la libertad de expresión, no siempre he tenido manga ancha para poder decir sin cortapisas las ideas totales sobre estos mandamases que se encargan de nuestros designios y que, en la mayoría de los casos, se retratan para mal con salidas de pata de banco. Poder cargar contra ellos y sus bajezas morales -que lo son sociales- me reconcilia conmigo mismo. Siempre confío en que ganan los buenos. Por mucho que en primavera a algunos les crezcan las alas de la intolerancia, la insuficiencia emocional y la impertinencia.

Pero ellos no son nosotros. Nosotros no somos ellos. Y la primavera nos sienta en conformidad.
eSe 2.0, en DiarioCatodico. Visiones personales de una caja tonta en parálisis creativa.

miércoles, marzo 19, 2008

Ken es Ken

Algunos pensarán que no necesito carta de presentación, pero por mucho que sea un muñeco famoso nunca perderé el sentido común. Me llamo Ken y soy un hombre objeto. Muchos hubieran querido estar en mi piel plastificada. No todos pueden compartir una vida con una mujer como Barbie. Pero tras la idea idílica de la vida cómoda en nuestro castillo y múltiples chocitas de cuento. Nada es lo que parece. Posar para las fotos es sencillo pero detrás hay muchos vacíos y sentimientos confusos. Tras muchos años retenido por contrato, llegó un día en que tuve que poner fin a mi unión de muñeco a muñeco con la rubia de Barbie, que por cierto lleva extensiones. El caso es que nuestro amor se rompió pronto. Hoy tras muchos dimes y diretes quiero confesar toda la verdad de lo que ocurrió. Al estar en la sombra, con secundario en nuestro mundo en rosa, los celos sobrevolaban demasiado nuestra relación.

Parece divertido tener una mujer cambiante. Que si un día enfermera, al otro veterinaria, al siguiente profesora o monitora de aeróbic… Era un dinamismo profesional poco sobrellevable, más cuando a cada paso ella tenía una corte de aduladores que babeaban por sus huesos articulados. Y uno no es de piedra por muy inanimado que sea. Así que un día en su móvil encontré mensajes impropios y es que ya se sabe, que los muñecos arañan por un minuto de gloria con la reina plasticosa. Esa fue la gota que colmó el vaso. Y coincidió con un encuentro en el gimnasio con Nancy, que siempre me había tirado los tejos con sus miraditas direccionales, hasta que caí. Fue un desliz que me llevó a una bajada a los infiernos brutal. Caí adicto al Blandi Blue y me dejé llevar por las insinuaciones de las Bratz. Pero ella, por mucha imagen de esposa perfecta, no perdió el tiempo. Me puso los cuernos con el Power Ranger Rojo. Ese fue el fin. Los dos llevábamos una vida paralela y sólo nos poníamos de acuerdo para las exclusivas en el Juguettos.

Hablé con mi abogado y decidí ser un hombre divorciado de ella, la adorada Barbie. Desde entonces he pasado un tiempo escondido en mi guarida, nada que ver con el portal de Belén. Allí van las muñecas de Famosa, demasiado doñasperfectas. Yo reconozco mis bajas pasiones. Tanto que la pasión me ha reconvertido y he sacado del armario mi orgullo resentido. Siempre tuve fantasías con muñecos, sobre todo con HeMan, pero fue conocer a Action Man, para mí AM, y darme cuenta de que lo de todos estos años han sido mentiras gordas. Necesitaba reafirmarme y AM me aporta la seguridad en mí mismo que necesitaba. Somos dos en equilibrio, no nos peleamos por nada ni nadie y sabemos dónde están los límites. Sé que muchas fans no entenderán que, de pronto, me confiese como muñeco gay. Pero creo que a estas alturas de partido todos debemos defender la tolerancia y mi gremio no debía ser menos.

Ahora estoy en pleitos con Barbie porque me exige el apartamento de Malibú y el caballo, pero no es justo, fui yo con mi trabajo como surfista de élite en bañeras quien accedió a mucha parte de nuestro patrimonio en miniatura. Pero ella es caprichosa y con tal de dar la nota y sacar partido es capaz de todo. Ahora dice que comparte su vida con uno de los luchadores de Pressing Catch. Pero nada me amilana, yo soy feliz con AM y estamos pensando adoptar a un barriguitas. Ahora sé lo que es tener una familia y no una vida de apariencias. Por mucho que a Mattel le duela, yo tengo que reafirmarme y gritar que: ¡Ken es Ken!

martes, marzo 18, 2008

Santa Semana

Si hay una época del año que considere innecesaria es esta semana que alguno quiso santificar. Y claro quién va a negarse a tener días libres y desocupaciones. Se demuestra que este país sabe cómo dotarse de ocio sin sentido. Porque el porcentaje de creyentes y con pasiones vivientes es más que mínimo. Mientras, el resto se sube al carro de este estado de supuesta aconfesionalidad pero de modales cristianizantes agudos. Inexplicable.

El otro día, en una de mis idas y venidas por esta ciudad mamporrera me topé con un ensayo de paso a paso con imagen telúrica en lo alto. Los mozalbetes de moral confusa sudaban la gota gorda, todo sea por el perdón de los pecados. Porque otro rédito no me cuadra. Huí despavorido de la visión rancia de la pública exposición de los templos figurinizados de la fe. Pero cuál fue mi bochorno que a escasos metros me di de frente con una carpa sin DJ pero sí con plañideras y amantes de la iconografía proVaticana. Qué orgulloso estaría Mister Sotana 2008 de comprobar que aún quedan ilusos de su causa. Y es que a estas alturas de partido sigo sin entender los aplausos a una jerarquía que sabe engañar y hacer creer a descreídos. Me arriesgo a críticas pero no hago más que expresarme tan abiertamente como estos neandertales con causa de oro y recaudaciones limosneras de confusión. Aunque ahora que una teoría indica que Jesús pudo ser negro les acompaño en el sentimiento, porque ellos son los primeros xenófobos planetarios.

Me fui por los ramos sin domingo cuando quería argumentar mi aversión a esta santa semana. Por cuestiones de biografía personal me recuerda a tiempos pretéritos y personas momificadas que se escondían en una fe de quita y pon. Una auténtica perversión de los conceptos católicos hechos persona que me animó a enviar al baúl de los despropósitos a todo lo que sonara a saeta y paseíllo de paso procesional. Si a eso le sumo la presencia paquirrona en el contexto santificador de velas kilométricas y de rezos a gustitos, pues el sentido último de estos días se perdió para mí. Además son carne de masa alienada y, en general, me proclamo antimasa que no antigrasa. Por mucho que una vez al año pasee mi orgullo abanderado. Pero ocasiones así con ritual omnipresente y simbología pasada me revuelve lo peor de mí mismo.

Con todo esto, en mi mismidad sólo entiendo de capuchones de latex en horizontal y de lemas no religiosos y sí vitales como el de la DGT: ‘Todos contamos, todos descontamos’. Así que únete a la causa y cuenta algo. Sin necesidad de conocimiento matemático, pero sí con gusto letrero. Lo de descontar ya lo practico yo a diario. Gracias.

Y dos, si quieres dosis extra lee mi diagnóstico cardiaco aquí.

domingo, marzo 16, 2008

Chulazos impropios

Ése hombre que tú ves ahí... No es para mí. El muro de la posesión negada, una cruda realidad a la que enfrentarse. Cuando pisas las calles por mucho que practiques la abstracción, antes o después, tus ojos fijarán un objetivo bello. Comenzará o no el misterio de las miradas y la gestualidad coquetuela, dando pie a la imaginación imparable de un futuro en las nubes adosado del triceps del maromo de turno. Ensoñaciones urbanas y cotidianas con hombres vistos y no vistos con los que una conexión irrefutable o un flechazo de mariposas revoleteadoras te hacen caminar en la irrealidad de la pasión no resuelta. Quizá sea por el campeonato hormonal con la testosterona en flujo silente pero con grito introspectivo, que exclama la necesidad amatoria. Alcanzar el súmum con un fulano o mengano que explote, exploteme expló mi corazón congelado.
Aunque se pasee mucho el marichulo medio, la ambiguedad se delata en probadores, vestuarios y otros contextos confusos. Allí las delgadas líneas entre la atracción y el deseo se diluyen y los juegos de cancaneos impropios a sotanas se cristalizan. No sólo en carne de cañón xxx, sino también en los cánones de la naturalidad de barrio metrosexualizada. Que de todo hay y de todo pie cojean. Pero apropiado o no de estas caídas a los infiernos, se hace difícil discrenir entre los que sí y los que no pueden contentar más que un cuerpo a la espera y con esperanza. Porque de pronto uno identifica mal las señales y se topa con un prohibido pasar cortarollos. Pero el equilibrio es posible con los ejemplares de pasen y vean...
La cualidad enamoralizante es despiadada. Puede significar una ceremonia de confusión importante. Es triste reconocer en público que mis grandes amores han sido impropios, ni han mediado besos ni pasiones en viceversa. La fantasía de lo imposible, el silencio del amor mayúsculo, la grandeza de lo que pudo ser y no fue... Ellos siempre estarán en mi santuario de los ángeles puros. El impuro seré yo por creer en una posibilidad romántica que, casi siempre, cae por su propio peso. Iluso sentimental. ¿O sexymental?

sábado, marzo 15, 2008

¿La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?



No sé si 'Los perros dormidos mienten', como dice la película, pero nuestra intrahistoria confirma a cada paso que los humanos sí. Muchas veces por purita supervivencia. Otras por la perversión en sí del hecho ficticio sobre una realidad doliente e inesperada. La sinceridad se cotiza al alza en esta sociedad, por eso en el filme remitito un personaje dice a boca llena: 'Por ser sincera te quiero mucho más'. Una declaración de principio amoroso que deja a la otra parte contratante en una posición compleja, más cuando los secretos almacenados en el cajón del olvido piden volar por el ambiente. Pero todos tenemos un panel de pinochadas o medias verdades que azotan la conciencia de lo más sentidos y se soterran en las vidas de los pasotas con damnificados. Está claro que cuando hay engaño el nivel marca la delgada línea que separa de la mentira piadosa y la ocultación intencionada con ánimo de no agresión. Pero, a veces, la duda llega y los pajarillos cantan y las nubes se levantan. Con lo que, a veces, es mejor el remedio que la enfermedad de la mentira cruel.
Todos tenemos secretos. Lo malo es cuando entramos en la espiral insana de dejarnos llevar por la mentira sin aparentes consecuencias. Ahí se construye un muro entre la realidad y la ficción que es imposible derribar a los ojos de entes ajenos. Se nos va la mano y desfiguramos la propia biografía. Lo incontable siempre será incontable, pero de ahí a hacer castillos de naipes con los momentos vividos que no lo son, es un paso más allá en la falsedad personificada. Pero en la película perruna dice su protagonista: 'Estar a la altura de las mentiras que contamos nos convierte en mejores personas'. Verdad, ¿o no? Desde luego que hay que saber parapetar ese escondite de la verdad absoluta y ofendible, pero de ahí a hacer un arte de la mentira van trechos varios. Y lo peor es no saber encontrar el techo y seguir por la vida con la cara lavada y recién peiná. Sin inmutarse al decir la mentira, toda la mentira y nada más que la mentira. Los expertos tienen los resortes necesarios para ello. A los aficionados se nos nota en la mirada perdida y en la gestualidad impostada que profesamos verdades alteradas.
Y el fin, dos frases duras que rebozan sinceridad dolorosa: 'La tristeza te sienta bien' y 'Necesito que me quieras, papá'. Se pueden decir verdades más altas pero no más claras. Amén.

viernes, marzo 14, 2008

El olimpo de los mediocres venidos a más



El divismo es un mal social. En estos tiempos hay mediocres instalados en una grandeza impropia y grandes talentos parapetados en su humildad. No siempre el tiempo y el contexto resultan justos y las estructuras de validez y supervivencia resultan óptimas. De esto y más hablaba la obra que me conquistó hoy, 'Como abejas atrapadas en la miel', que no sólo hablaba de fama mal entendida, apariencias entre mentiras, circunstancias surrealistas de las bajas pasiones incluso de homosexualidades de difícil resolución.
Una dama como Luisa Martín, con la balleta andaluza en la memoria audiovisual, construye un personaje catatónico y cínico que gravita en el mundo de la irrealidad social, de los contactos por las nubes difusas. Que no es, sino que quiere ser, con lo cual su existencia no es tal. Un personaje rico en matices, a modo burlesco, grandilocuente y lenguaraz. Ella en su olimpo de neones y lentejuelas importadas se confuabula en el engaño del éxito fugaz para atrapar en su colmena de la desfachatez vital a un inocente escritor venido a más. Sin una gaydad resuelta, el joven y bien plantado creador textual se enamora del mundo de oropel e historias máximas de su mentora. Pero en la ficción nada es lo que parece, máxima aplicada desde el conocimiento de la cruda realidad. En este paisanaje lo que sucede puede ser grotesco pero se antoja como crítica de la mentira endiablada del mundo famosíl. El escaparate no siempre es de oros, puede esconder un poliexpam cutrelux. Nada es lo que crees. Crees que eres algo y no eres nada. El espejo te engaña, te engañan los egos. La matemática de la impertinencia aplicada a la mismidad, en grado absoluto.
En días de llamativas subidas como la espuma de divismos incomprensibles, se hace necesaria la reflexión de la patraña de la apariencia, de la cima voluble y la alfombra roja marchita. No hay que dejarse sorprender por la abstracción del éxito. Por esa sensación de viaje al más allá con luz de focos y no de almas. Porque el aplauso con destinatario inmerecido crea una situación de confusión global que se acrecienta en lo personal del objeto protagonista. Nos rodean seres con un concepto propio dulcificado y magnificado al mismo tiempo, que se equivocan al contonear su grandiosidad supuesta. Y no es mucho suponer que la equivocación es el primer paso a la instalación en el error con el olimpo de sus miserias como contexto supremo.
¡Qué grande es el teatro! ¡Qué mala es la envidia! ¿Y la injusticia? Una enemiga a batir.

jueves, marzo 13, 2008

Lo mejor de mí es mi vida



Cita textual robada a Raquel, protagonista de 'Lo mejor de mí', una pequeña gran película española que hoy congratuló a mi mirada necesitada de afectos. Incluso creativo-culturales. No es por destripar el fantástico filme, pero sí diré que me posicionó ante un amor descarnado. Una oda al sentimiento lanzado al vacío frente a las dobleces incautas por bajas pasiones. La entrega frente a la contención hipócrita del corazón. Una personificación demasiado realista de amantes dolientes enfrentados a temores extremos y situaciones espontáneas de latido veloz e incontrolable. Quién necesita una supermegachachiproducción para contar verdades como puños, de esas que encogen el estómago y contraen el corazón malherido. Chapó por las ideas patrias que conectan con las profundidades de nuestra memoria vital, recolocando los cromos sentidos y las palabras tatuadas en la piel invisible. ¡Qué grande es el cine sin promociones ni marquesinas marketinizadas! Qué cruel es el prejuicio hacia lo nuestro y el aplauso palomitero a la creación en masa. Injusticia importada y gusto descualificado.
Porque la creatividad no tiene fronteras, lo sé y lo asumo. De hecho aplaudo una iniciativa americana que alentaba a resumir la vida propia en seis palabras. El éxito fue tal que se ha convertido en un libro bestseller y con aspiración de reeditar la idea a escala mapamundi. De entre las frases más originales de la experiencia pionera destacan: 'Asustado de morir, aterrorizado de vivir', 'Yo sigo haciendo café para dos', 'Reparo retretes, me pagan una mierda', 'Cincuenta años, existencia de Dios improbable', 'Esperando que las drogas me pongan', 'Nacido en California, después nada pasó', 'Nacimiento, infancia, adolescencia, adolescencia, adolescencia, adolescencia'... Son todas las que están pero no están todas las que són, para acceder al proyecto original pincha aquí y descubre estas micromemorias.
Mi cabecita loca trata de dar con un resumen intenso de mi vida, pero es que como bien saben quienes han sufrido mis apuntes, mi capacidad de síntesis es más que mínima. Un intento de micromemoria sería: 'Todo pasa, poco queda, más allá'. Filosofía barata, como lo sería una biografía propia. Quizá con los años se revalorice, pero a día de hoy sería un cúmulo de amarguras mal resueltas e idealismos sin explosión. Pero, en fin, que la suma de los días quizá materialice nuevas realidades por contar. Al menos, siempre habrá un contexto que pisar.
Ejercicio al viento en red, lanza tu micromemoria a seis palabras. Menos es más.

miércoles, marzo 12, 2008

Los fantasmas no lloran

O sí. ¿Alguien ha visto un fantasma? De los de la exaltación testosterónica, muchos, pero de los espirituales y siniestros... ¿Y un muerto viviente? No de los de videoclips ochenteros de movidas plasmadas en bolas de cristal, sí de los humanoides cadavéricos que pasean su existencia autonegada. Tristezas vitales a las que el genial Almodóvar dio la vuelta en la imprescindible Volver, a la que volví hoy como terapia a la amargura mal resuelta.
Pero esta jornada ya caduca merecía otra cosa, el recuerdo imborable de aquella fecha fatídica que se instaló en el calendario de los horrores. El 11-M. Es decirlo, leerlo, escucharlo o escribirlo y la sensación de punzante tristeza invade el todo cívico. La nostalgia en positivo de las víctimas y sus entornos merece que el viento del tiempo amaine y mantenga viva la llama de la indignación y el grito ciudadano ante la barbarie indiscriminada. Seguro que todos alcanzamos a recordar dónde estaba nuestro tren aquél día. No en las fatídicas estaciones, pero sí en una estación propia que se quedó en lenta agonía por el dolor descarnado, sin palabras ni razones. La impotencia y la incredulidad cristalizaban ojos llorosos o violentados por el mal por el mal. Marcó un antes y un después. Ni el último ni el primero, pero sí diferente. Lo que vino después fueron gotas dignas de vasos colmados y surrealismos políticos evidenciados. Por eso, por la dimensión global de lo que supuso el atentado y sus postrimerías, conviene tener siempre presente el hecho deshecho, el día sin fin y la amargura perenne.

Para todos los dolentes y sufridores cerca o lejos de los actos de estupidez a gran escala con consecuencias injustificadas, ánimo y cariño infinitos.

martes, marzo 11, 2008

Fotogramas revisionados: ¡Al rescate!

Contra la anemia social o la carestía anímica nada mejor que desempolvar viejas glorias del celuloide. Porque el cine corre tanto que entierra con desdén a buenos títulos que a corto plazo pasan al archivo olvidable. Por eso siempre es terepéutico volver cual Almodóvar a cintas que consiguieron ese efecto enganche que imprime el pasaporte a la memoria personal en fotogramas. Así que de entre mi pequeña pero intensa videoteca he rescatado estos días dos títulos desiguales pero importantes en mi iconosfera particular.
El sábado, el día en femenino, quise hacer un guiño a la causa con un pase vip personificado de 'Princesas', trabajadoras al fin y al cabo aunque fuera de las calles y de los bajos instintos maschistas. No necesitan tener z en su nombre ni impostar su rostro por protocolo, lo suyo es la normalidad descarnada. Es una película grande, con un argumento que puede ser simplista pero que integra una realidad mayúsculas, de trago amor y sentimientos encontrados. Un paraíso con o sin tetas en el que se refleja el submundo del negocio del sexo primario y las dimensiones de marginalidad que esconden un dolor agudo. Sobran las palabras. Y las lágrimas.
Hoy, para escapar de la resaca del tsunami bipartidista y los periodistas en nómina parcial, aposté por la revisión de 'I Love You Baby', casi la continuidad fílmica de los directores de 'Sobreviviré'. Y aunque no consiguen el mismo nivel, sí retratan nuevos personajes heridos en la búsqueda del amor romántico, en una lucha sin cuartel por la felicidad. Que alcanzable o no, se antoja dura. Se trata de un mix de sexualidades y personalidades con concesiones de lo más frívolas que vienen a romper un relato en el que subyace que los límites de la pasión sincera no existen. No entienden de morales ni géneros. Para ver, en compañía. En el lecho de la soledad se atraganta.
Pero no todo iban a ser retazos pasados de la pantalla grande. También hay que actualizarse y abrir el abanico a todo género. Y como soy de gusto ecléctico, el domingo visioné '27 vestidos', con la que inauguro la mini-sección 'Cinefilia Contextualizada', una breve crítica de mi último visionado en butaca de honor. Y qué decir de ella, pues que me quedo con la belleza del dúo protagónico: Katherine Heigl y James Marsden. Por mucho que la escriba el guionista de la necesaria 'El diablo viste de Prada' no tiene ni punto de comparación. Aún así divierte y enternece. Pero, una vez más, tiene efecto de sueño en soledad para los solteros sin remedio o remediante.
Y con todo esto sólo puedo añadir una frase de regalo impropia: ¡Arriésgate a ser feliz!

lunes, marzo 10, 2008

Érase una vez un hombre pegado a unas cejas pobladas



Hay cuentos que cuentan y hay quien cuenta cuentos. El protagonista de este relato ha integrado en su vida las dos variables. Tras saltar las piedras del camino, un día quiso entrar en una casa muy grande, de prestado pero con ánimo de estancia duradera. Se llamaba Moncloa y era el pasaporte directo al poder supremo de su país. El sueño de una juventud idealista se cristalizó y un día el tropiezo enemigo alentó su escalada triunfal. Entonces todo el blanco de sus críticas fueron sus pobladas y bien armadas cejas, en forma de montaña. Por mucho que las voces ajenas pensarán que era un despropósito para su imagen, el ínclito portador de las cejas pobladas quiso no desprenderse de su símbolo personal e intransferible.
Instalado en el sillón de mando y dada su procedencia humilde, se acordó de las minorías: mujeres asesinadas o humilladas con moratones injustos, habitantes de la otra acera con derechos negados y orgullos pisoteados, desplazados por carestías y necesidades a flor de piel, sufridores dependientes con ánimo de mejora, jóvenes explotados y con el bolsillo del revés, madres ahogadas para llegar a fin de mes, leyendas históricas hechas personas y ocultadas por el proceder rancio... Sus palabras siempre eran en positivo, como su mirada. Se autopromocionaba como Mister Talante. Y su talento político siempre era negado por gritones de mal perder y mirada neandertal. Enemigos que un día quisieron arrebatar la casa poder con malas artimañanas, arrebolando a sus masas muy alienadas y amparándose en sotanas hipócritas y de moral intermitente.
Un contexto muy adverso para el hombre pegado a unas cejas pobladas, que confió en su trabajo, en un proyecto a largo plazo y en el sentido ciudadano para aferrarse a su sillón de piel. Algunos artistas aplaudieron su valía, para arcadas del bando contrario que veía donde no había tostadas huntadas en billetes de valor caduco. Un día el hombre con cejas montañosas se sometió al cariño popular. Tenía un nudo en el estómago. Los sueños pueden eclipsarse por carroñerías de última hora. Pero soñar es gratis y si sueñas puede que se cumpla tu anhelo. Y todo habrá cobrado sentido.
Por mucho recurso, por mucha acusación, por mucha maldad embigotada o embotellada, los buenos siempre ganan. O no. Al menos, el señor pegado a unas cejas pobladas hoy duerme en su casa de los sueños y de las realidades democráticas por cuatro años más. Mientras, otros tendrán que conformarse, como mucho, con ser presidente de escalera... Y si nuestro protagonista se recortará o no sus montañas por cejas sólo él lo sabe. Pero será otro cuento que contar en las teclas de alguien que cuente cuentos.

domingo, marzo 09, 2008

Surrealismo votante



Aunque los contextos te apoderen de gratis, no siempre son propicios para textualizarlos. Porque cuando la indignación innata sale a relucir, todo cobra una dimensión subjetiva de más que hacer perder los papeles o las teclas. Aún así no puedo pasar por alto este día de doble dirección. Anoche el surrealismo musicalizante consiguió rebajar las pocas libres brillantes de un festival que merecía algo más que una mofa masificada. Hoy las urnas echan humos y las papeletas se presentan rebosantes de ideas rancias, cadudas o futuribles. Y así en la dualidad de los votos hay que manejarse.
Primero con la incomprensión por bandera, porque si alguien descreía en Eurovisión ahora más que nunca ha rematado las ínfulas de un festival en estado de cuasi putrefacción. Quizá el papel para cualquiera del racimo en diez de finalistas no hubiera sido fácil, incluso hundible. ¿Quién se acuerda y aúpa a los últimos representantes patrios? Ni la inteligible Rosa es capaz de subirse al estrellato, por sus limitaciones más que evidentes. Por eso para los candidatos a musicalizar este país de pandereta el pase final era un arma de doble filo. Ganó el que menos tenía que perder, porque se limitó a su papel guionizado por mentes supermileurista y corte de amigos con ente propio y plataforma mediática by the face. La cara de la segundona Coral, una de mis diva de cabecera, era un poema. Respondía a la ingratitud de una gala mal realizada y peor presentada por una italiana que no explota ni con las minas antipersona. El conjunto fue del todo triste y era lógico que mi compañera de fatiga musical cayera en sueño profundo ante el sopor. Qué dirán los suecos (o semi ídem) de tamaña desfachatez, ellos que tan a pecho se toman la causa festivalera. De incomprensión supina.
Segundo, hoy es un día para recordar. O no. Mañana marcará la verdadera dimensión de este domingo electoral, fiesta de la democracia. La exaltación de la papeleta. Las hogareñas, las impuestas, las ocultas tras cortinas, las visibles con orgullo, las risibles, las injustas, las esperanzadoras, las escépticas, las inmorales, las incrédulas, las nulas... De todo hay en la viña de la urna. Una tipología extensible a los funcionarios por un día, incluso a los interventores de toda causa política. Me impactó uno especial, con una camisa impopular en verde vómito por mucho que su fuerza fuera la mariana. Una kiosquera miraba con ojos atónitos el ir y venir entre lluvias intermitentes. Quizá el contexto trágico, una vez más, haya concienciado de la necesidad de acudir a depositar un derecho y una obligación. Cada voto representa un papel con entidad propia. Una personificación material con espíritu ciudadano. Si, de verdad, el pueblo se hace digno y se dota de representantes sin don de la oportunidad y sí de la igualdad, el crecimiento y la dignidad, todo habrá merecido la pena. Las lecturas llegarán mañana. Hasta entonces toca cruzar los dedos y aspirar a que en esto no gane un chikilicuatre de la vida con ínfulas arcaicas o mentiras en la cartera vital.
Pero nunca llueve a gusto de todos. Ojalá que escampe.

sábado, marzo 08, 2008

Condición femenina



Hoy no es un día cualquiera. En realidad, ninguno lo es. Pero cuando las fechas del calendario tienen contenido, todo cobra más sentido. Cada 8 de marzo se recuerda a las mujeres, se las ensalza y se valora sus capacidades, muchas veces relegadas en este mundo de machos cabríos dominantes. Condensar los méritos femeninos en un día es más que injusto. Merecen el aplauso y un olé bien alto a cada paso. Ellas conquistan, desde el silencio o el grito desgarrado, terrenos minados. Se reafirman desde la dictadura del tacón y la belleza, pero sin perder su dignidad colectiva. Y si alguna ceja en el empeño o se deja perder por sus malas artes, queda en eso, en una invidualidad mal entendida. Por mucho que algunos arpías extiendan la cortina de su incomprensión.
Mi álbum de sentimientos y como sentidor es femenino por mayoría absoluta y bien dispensada. Sabe a labios carnosos, huele a aromas de ternura y rezuma palabras susurrantes. Ellas conforman mi todo y me regalan contextos, momentos, miradas, silencios, reproches, nostalgias y expresiones futuras. El entiendimiento es recíproco, ante la incredulidad de los ojos intolerantes y los sapos aculebrados por insulto gratuito. No es fácil ser mujeres, pero es más enriquecedor. Con sus armas, sus posibles y sus sueños saben dotarse de entornos de bienestar y tienen más capacidad introspectiva y fondo suficiente para la escalada de la vida. Se les acusa de muchas perrerías injustas. Se les atribuyen adjetivos manidos, meros tópicos del enemigo en combate. Se niegan o ocultan sus avances. Intentan vestirlas de negatividad y peyorativismo, pero ellas saben levantar la cabeza y defenfer su camino, empedrado pero sin meta.
La desgracia impide que no todas puedan dar lo mejor de sí mismas porque la injusticia, la intolerencia y la barbarie siguen cebándose con un género que está por encima de su sexualidad. El paso de los siglos sigue siendo parco cómplice con la existencia con nombre de mujer. Cuando los homenajes se diluyan, podrá sentirse en femenino con el sentido de lucha justa y necesaria, pero incorporada a un mundo que necesita de ti, mujer.
Hoy hace 17 años una mujer y madre volvía a dar sentido a la vida trayendo al mundo otra. Mi madre y mi hermano quedaron conectados desde entonces y la nostalgia del tiempo no viene más que a justificar que el trabajo femenino no tiene barreras y que llega hasta la cima, el paritorio, el primer contexto común.

viernes, marzo 07, 2008

Ejemplos, pese a sí mismos

Noticia de hoy es que la ONU lanza un llamamiento a la cordura para acabar con las campañas mediáticas de famosos o famosillos que exhiben sin rubor sus adicciones. Es más, las rentabilizan y sacan tajada de algo que, a ojos de los entes mayúsculos, es un delito aireado. Porque resulta curioso que Kate, a secas, se haya subido más al tacón con colocón y que las firmas se rifaran sus huesos marcados con el fuego del pasote adiccional. O que la mala de Amy se jacte de cantar su no a la rehabilitación y se canse de recibir premios, más allá de su peinado tendencioso. Sin olvidar esa Britney perdida de sí misma que es juntarse con Paris o Lindsay y lo mismo se rapa sin estilista controlado que se lía a paraguazos con los paparazzo. ¿Y Pete? Es incoregible, sólo él cae tropecientasmilveces sobre la misma piedra podrida. Como podrido está el mecanismo interno de Andrés, que ve la paja en el ojo ajeno, o ni eso, porque cuando delira cual urbanita exaltado, asusta. Pero no todo son gentes populachas con ínfulas de estrella estrellá. También hay regios como Ernest, que haría grandes migas con esa mujer apellidada Botella y que planea su salto empresarial con la frutería: Peras&Manzanas.

Son todos los que están pero no están todos los que son, porque los malos ejemplos mediáticos o famosiles se cuentan en cienes y cienes. Cada uno en su estilo exaltan valores contrarios a lo que se espera de un líder de mass media. Un contexto que no permite sacar la patita ni para que tome aire fresco. Las normas son rectas y la rebeldía con ánimo de difusión se acaba pagando caro, por mucho que la coyuntura sea favorable en el corto plazo. Y es que si ya las cabezas con dedos de frente de la ONU dan la voz de alarma sobre prototip@s que enarbolan la bandera del desfase liberalizado. Y aquí no se pueden poner puertas al campo, pero entiendo que los intentos de cordura ejemplarizante. Porque que personajes/ajas así se conviertan en iconos a imitar, parece cuanto menos sorprendente. Quizá hayamos perdido la cabeza al unísono, pero que los excesos con efectos megasecundarios se hipervaloricen suena incomprensible. Nada que ver con la defensa monacal de la diversión. No es eso, sí tener un juicio lo suficientemente crítico como identificar lo salvable y lo deleznable.

Me leo y parece un intento de sentar cátedra sobre la cuestión y los cuestionables. Ni mucho menos. Sólo es una opinión que nace del descrédito, frente a la euforia de otros que aplauden las salidas de pata de banco de estas celebrities en estado de desgracia. Tristeza desenfocada.

jueves, marzo 06, 2008

Salta conmigo



Aunque me ilustre una bella suicida, no hablaré hoy de la necesidad de cercenar la mismidad vital desde una ventana o el alto dramático de un edificio urbanita. Mi contexto de hoy me lo regaló una película de gran presupuesto e historia simplista, Jumper. La necesidad de cinefilizar mi día me llevó a un gran almacen deshumanizado, con sirvientes de traje remendado y sonrisas de artificio. Cuando me doté de un materialismo suficiente para contentar mis amarguras sin envoltorio, dirigí mis pasos a una sola tan vacía como mi isla de robinsón. Por sorpresa minutos antes de que la rueda fílmica echara a proyectar, cuatro parejas coparon lugares estratégicos de manos entrelazadas y toques íntimos.
En un mar de amor me autoafirmé como soltero de oro, a juzgar por mis deportivas más que brillantes. La pantalla technicolor me animó a olvidar a los enamorados, a degustar la orgía de palomitas y a cuestionar el sentido último de la película. Que sí muy vistosa pero con poca chicha. Y eso que resulta original la idea de emplear el dón de la teletransportación para ir de aquí para allá y organizarse una vida de viajero impulsivo. Aunque los americanos nunca pierden la oportunidad de moralizar y posicionar a unos entes supremos a la caza de los subversivos. Aunque el conjunto merece la pena para enamorarse de la pareja protagonista, el bello Hayden Christensen y Rachel Bilson (por siempre The O.C.). Ambos se comen la cámara y la boca. Y, mientras yo, la musosidad mal proporcionada.
Lo interesante de todo esto, es que por un momento uno fantasea con la idea de ser un héroe poderoso que no sólo pisa las calles, sino que las vuela. Que deja de lado los convencionalismos y se dota de un existir todopoderoso con buenas intenciones, con puntos de fuga o de giro para escribir un guión vital único e intransferible. Donde no existen las reglas y sí la magia la filo de la irrealidad real. Quizá un sueño del que despertar de pronto. Pero quién se negaría a sentirse intermitente y con la capacidad de zigzagear por el mundo, confeccionando itinerarios libres de facturación y vuelos transoceánicos. Con un pasaporte de idas y vueltas, de reencuentros y proyecciones futuras. Atrás quedarían los límites o aduanas. Sólo existiría el buenrrollo como filosofía de vida y la incertidumbre a corto plazo como plan de viaje.
Pero soñar es gratis. Vivir cuesta.

miércoles, marzo 05, 2008

Nostalgia en minúsculas

Una canción de corte retro. Un ambiente colorista e infantil. Y una familia feliz me devolvieron hoy a mis años de pequeñuelo sin dedos en la frente (como mucho dedazos). A veces lo más pequeño te posiciona en un pasado casi enterrado, al que muchos entes ajenos te llevan de la mano gracias a sus recuerdos vividos o sus imágenes convertidas en testimonio evolutivo. Supongo que nuestra memoria selectiva sea a la vez subjetiva, personal e intransferible. Por eso algunos son poseedores de más retazos de su niñez, con detallismos inauditos, y otros somos dueños de auténticas lagunas vitales. No es un tema para llegar a la obsesión pero sí resulta de difícil trago ser consciente de que partes del guión escrito con los días vividos pasa a formar parte de un limbo, ese espacio que nadie sabe definir ni hallar con exactitud.

Por eso cuando, de pronto, algo o alguien remueve en tus tripas las andanzas o realidades de tu vida ulterior, todo da un vuelco y una sonrisa invade tu corazón. El mismo que el frío congela con las realidades no amenas que paralizan los latidos y llevan a replantearse la estructura vital. Y por mucho que se quiera minimizar el espasmo nostálgico, éste ya se integra en la mismidad y su dimensión.

En ocasiones veo muertos de mi pasado, el mismo que por norma me cuesta asimilar, recolocar en su lugar histórico o disfrutar con la distancia que aporta el tiempo, ése gran amigo que voltea a enemigo y corta la respiración. Y la etapa de loco bajito produce en mí unas sensaciones especiales que no sabría definir con palabras. Quizá por ser la menos consciente, en la que las historias y las personas vienen y van en carreras sin fin. Por eso y más es especial, pero se escapa entre las manos y se convierte en material descatalogado. Por suerte hoy en día el mundo digital ha ampliado las posibilidades de inmortalización de una vida minúscula. Se puede seguir y retratar cada paso de una pequeña princesa que a mi edad vivirá con sana y entrañable nostalgia sus días de babas incontroladas, sonrisas sin rumbo fijo y visiones extrañas del mundo adulto.

Hoy sentí esa nostalgia de lo minúsculo de mi vida y algo punzó mi débil corazón.

martes, marzo 04, 2008

Ser o no ser



No es que me hayan insuflado teoremas del lobby gay, pero estos días me sale reflexionar sobre la gaydad en toda su dimensión. Hoy, en una tarde lluviosa y poco animosa, me dio por ver Hard Pill, una película que podría protagonizar un servidor mismamente. Un joven gay se siente solo en la inmensidad de su círculo social y lamenta la ausencia de un robinsón en su isla latente. En un intento desesperado por encontrar la felicidad utópica, se ofrece como cobaya en un experimiento científico que mediante una pastilla convierte la homosexualidad en heterosexualidad. Una barrabasada, un despropósito, dirán unos. O un avance necesario y aplaudible, copensarán otros. Aunque sea como sea el debate llega a la calle y a la vida del protagonista que ve cómo toda su estructura personal da un giro. Y nada es lo mismo.

Personalmente creo que está bien que se reflexione de un tema así a través de la ficción. En los intentos de realidad virtual la polémica siempre acompaña a las ganas de cambio de acera por la cuasi fuerza. Algunos conciben la homosexualidad como una elección. Como sujeto activo en la historia puedo decir sin ánimo a equivocarme que jamás nadie me plantó ante un camino bifurcado a la consquista de mujeres de toma pan y moja o de hombretones cortarespiración. No es lugar éste para plantear un calado debate sobre la base de esta orientación no convencional, pero común porque, de una u otra manera, nos rodea. Nunca he querido desentrañar el intríngulis de si lo motivan los genes, el entorno o el vicio. Opción, ésta última, que quisiera eliminar como motivo de fuerza para el planteamiento emocional de la sexualidad. Otra cosa con los vicios adquiridos o las bajas pasiones desenfrenadas.

Si no pienso en la base de mi sexualidad homosexualizada quizá sea para no torturarme. Quizá en mi juventud no iniciática y confusa me sintiera un bicho raro. Aunque mi memoria selectiva e histórica me lleva a recordar, de siempre, me pasión oculta por lo masculino. Nunca forcé nada, aunque puede que aspirara a cambiar de chaqueta, con amores platónicos y femeninos. Siempre postergados por los ángeles de mi olimpo. Quizá mi vida hetero fuera más sencilla. O no. He llegado a un punto en que no necesito dar explicaciones ni mejos justificaciones. Que miembros de mi entorno no me toleren y quieran taparse los oídos ante mi realidad, me resulta duro pero jamás renunciaría a mi felicidad por mentalidades neolíticas. Por eso lo de ser o no ser, querer o no querer creo debe estar siempre en un segundo plano. Lo mque cuenta es el sentimiento sin importar el nombre del sujeto amado. Y que una pastilla modifique conductas y placeres es del todo estéril. Un sinsentido en sí mismo.

Yo soy. ¿Tú eres?

lunes, marzo 03, 2008

Revisita propia: Contra la intolerancia sexual

España es uno de esos países en los que la gente se siente ofendida cuando las personas se salen de los estereotipos que a base de machismo rancio la sociedad ha creado, es decir, los hombres y mujeres heterosexuales, con función vitalicia de procrear y no dinamitar la especie humana. Pues bien, hay que decir, que junto a estos respetables heterosexuales prototípicos existen otras personas con tendencias sexuales antagónicas a ese modelo sexual preponderante, como son los homosexuales. Se trata de personas tan respetables como las primeras, ciudadanos con derecho a vivir su sexualidad y su vida con total libertad.

Hoy en día es muy común la hipocresía, refugiarse en una supuesta tolerancia respecto a la homosexualidad con la coletilla: ¡Tengo muchos amigos homosexuales! Pero ello no es más que una careta que oculta una homofobia basada en el desconocimiento. Algunos tildan a gays y lesbianas de personas anormales, pero está claro que la normalidad es subjetiva, depende de los ojos que miren. Este siglo XXI el colectivo homosexual fomenta su visibilidad y lucha por unos derechos que le corresponden, siendo inconstitucional verse desprovistos de ellos. Pero claro, a quién le importa, como dice la canción de Alaska y Dinarama. Pues al 12% de la población española, todos ellos gays y lesbianas que, en su mayoría, tienen que enfrentarse al rechazo de una sociedad que no está preparada para aceptar la diferencia.

Pero esta intolerancia sexual y la homofobia encubierta vienen representadas desde estamentos superiores, e incluso son practicadas por muchos gays y lesbianas, que desde sus puestos gubernamentales o artísticos se ven obligados a encerrarse en el armario. Todo cambiaría si la visibilidad de este colectivo fuese apuntalada con estos referentes sociales de gran calado social y político, que son numerosos. Pero han de refugiarse en el marketing comercial y la disciplina de partido. Allá ellos y ellas, sólo se niegan a sí mismos. Como lo hacen aquellos votantes homosexuales que conceden su apoyo a quienes rechazan sistemáticamente la realidad gay y las demandas del colectivo, cifradas en la adopción y el matrimonio.

Basta ya de tanta hipocresía. Es necesario erradicar esta intolerancia sexual, más cuando se tienen casos cercanos de cómo son gays y lesbianas, personas, ante todo. No bichos raros, ni seres enfermos. Sólo se trata de hombres y mujeres, chicos y chicas, que desarrollan sus afectos hacia personas de su mismo sexo, que aman y sufren como el que más. Y eso no supone ningún delito. Y sí, tengo muchos amigos gays y lesbianas, pero no soy homófobo, que conste.

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Este texto pertenecía a mi serie de (sin) comentarios en mi primera página personal en Internet, hará cerca de cinco años. El panorama puede que haya cambiado. Pero, no nos engañemos, no tanto. Bien es cierto que ahora es posible casarse y adoptar pero hay quien quiere cercenar esos derechos humanos por un planteamiento rancio. Buscan imponer su moral y la familia nuclear y olvidarse de las realidades de vida. Por eso no quiero dejar pasar que en estos momentos tan sensibles hay que recordar que mi felicidad y la de tantos iguales está en juego. Así que el voto es una responsabilidad, un sentimiento y la capacidad de crear en una sociedad más justa, igualitaria y moderna. Que la tolerancia sea cero con planteamientos neandertales y apocalipsis impostadas que buscan reforzar antiguayas estructurales. Creo en mí y en otros como yo, como herramientas de una vida más justa, sin miradas de incomprensión ni chascarrillos de mariconería denostada.
Seamos mejores, vayamos a más y creemos en que un mundo mejor es posible. No a la sinrazón, por mucho que enarbole el corazón. Adiós, hipocresía.