Puede parecer una pose vacía, pero cobra
sentido al tratarse de la mirada arcoíris. El sentir que es necesario
reivindicar quién soy, cómo siento, que quiero en libertad. No fue fácil llegar
hasta aquí, conquistar derechos y llorar con razones para enfrentarnos ahora al
abismo de los negacionistas que buscan cercenar nuestra verdad. Es necesario
vivir el Orgullo sin miedo. Toca luchar contra los discursos de odio, el
maltrato al diferente e impedir el avance de tantas mentes obtusas, esas que se
empeñan en anularnos.
Somos muchos, pese al peso de lo invisible. Necesitamos
manifestar que hay latidos de todos los colores. Y también pedir respeto,
porque nadie puede robarnos la identidad. Hoy, un 28 de junio más, y todos los
días quiero seguir viviendo de frente. Si alguien me rechaza demostrará la
clase de persona que es. ¡Arriba las banderas y los corazones contentos!