domingo, abril 24, 2011

Arde cobarde

Apenas siento pena de lo penoso que eres.

Entierro tus ausencias, encierro mis dolencias.

Huiste con tu alma agrietando la mía, pero no conseguiste apagar su latido.

No consumo tus migajas, tan poco nunca fue suficiente.

Pululas cual fantasma, pero sólo agitas mi desconsuelo.

Robas el sentido a las palabras que en nuestro ayer eran mañana.

No habrá otro yo, y entonces yo seré otro.

Lo tuyo no tiene nombre y el tuyo fue sueño, hoy ceniza.

Lamentarás la resta, sumaré ligero de equipaje.

No habrá más quizás, sabrás lo que es ahogarse en porqués.

A ti cobarde, perdiste la oportunidad y mi querer clama otra parte.

domingo, abril 17, 2011

Cuento hasta diez

Diez años siendo yo... Y diez años que suman:


+ amistades hermanadas

+ gentes evaporadas

+ lecciones emocionales

+ paros del músculo cardiaco

+ proyectos con firma

+ episodios con capa de héroe

+ gastronomía del querer

+ desluz propia

+ sueños sin almohada

+ noches y trasnoches al vacío

+ adelantes terapéuticos

+ canas en lienzo

+ compras pendientes de alfombra roja

+ palabras agudas, llanas y esdrújulas

+ idas y venidas distraídas

+ decepciones sin tirita

+ sorpresas sin armarios, perros, mermeladas ni cantantes portorriqueños

+ dudas todas, respuestas con pinzas

+ velas por soplar, balas por esquivar

+++++

es la dicha que me ampara como tanta la injusticia de despreciar mucho bien que me hace ídem. Allá el tiempo y su actuar, caprichoso destino de sumandos.

viernes, abril 08, 2011

Desnochado

Nunca fui carne noctámbula. Y eso que siempre he tenido contornos muy de agotar cada ocasión oculta al Sol. Pero es pasar los años y restar los niveles de aguante. Ni un gran plan ni una compañía perfecta limitan la sensación de descontexto. Miro a cada lado y veo gentes de sonrisas estudiadas, formas crápulas y alcoholismo encantador. Y no puedo evitar sentirme perdido entre la multitud. No es lo que quiero ni mucho menos mi sentido de la sociabilización ideal. Puede que el despojarme de la necesidad que tantos arrastran, o tristemente mendigan, implique más desdén y asqueo. Sí, definitivamente. Porque es pisar un antro nocturno y correr peligro de intoxicación por aire contaminado de todo tipo de productos químicos que supuestamente 'embellecen' y suman papeletas en la feria de las vanidades. Desde perfumes inolorables, lacas corrosivas, desodorantes machirulos... Síntomas de ingenuidad pretendidamente afrodisíaca, pero con resultados no siempre ostentosos. Que hay muchos saldos/salidos de última hora y las cuentas no salen cuando estos últimos son más.
Anoche mismo fui testigo de otro fenómeno en alza. Protagonista una mujer madura, bien solterona porque la vida quiso así... Matrimoniada para desgracia y con ganas de desquitarse o desponerse... O divorciada con todas las consecuencias y necesidades propias. No sabría catalogar a la sujeta dentro de uno de los genotipos descritos, pero evidenció un claro traspaso de sujeta a suelta con un chico joven de la veintena, venido de tierras prósperas a prosperar en ajenas, encantado de soltar penas en una barra cualquiera. De pronto, en una ceremonia de apareamiento insólita, ejemplicando el mejor efecto de un loctite, cruzaron los océanos labio a labio... Aquella mujer, aquella melena rubia, besaban a ese chico como si no hubiera un mañana... Dignos de los dos rombos. Agotando el ansia y olvidando cualquier conflicto, desfase, salto cualitativo o viceverso. Viendo la escena desde la barrera no sabía si sentir pena, envidia, compasión...
Allí les dejé, sin tomar aire, deglutando fluidos efervescentes... Confirmando mi apatía y la sensación de que la noche no es para mí... Y el día, me lo estoy pensando.

domingo, abril 03, 2011

No puedo evitar preguntarme

¿Por qué me falta el aire?
¿Dónde escondiste mis ilusiones?
¿Acaso los buenos son tan buenos y los malos tan auténticos?
¿Qué no he hecho yo para merecer esto, aquello y lo otro?
¿Quién descontrola mis días?
¿Qué injusticia divina ciega mi realidad?
¿Cómo la mentira se hace verdad?
¿Por qué no me arrepiento?
¿Me sientes?
¿Te conformas?
¿Por qué los sueños no rompen sus coordenadas?
¿A qué saben tus lágrimas?
¿Antes muerto que sin silla?
¿Cuándo el espejo se hizo añicos?
¿Entiendes que me consuma?
¿Quién coronó la mediocridad?
¿Hasta cuándo?
¿Quién dijo que escribir libera?