Nunca entendí que el calendario nos impusiera un estado de ánimo... Por eso mi deseo no se acota en fechas, sino en ilusiones, proyectos, sueños... Escribe tu vida con tu mejor versión.
miércoles, diciembre 24, 2014
Felices días Felices
Nunca entendí que el calendario nos impusiera un estado de ánimo... Por eso mi deseo no se acota en fechas, sino en ilusiones, proyectos, sueños... Escribe tu vida con tu mejor versión.
lunes, diciembre 22, 2014
Mocito (in)feliz
Algo muy gordo, o el Gordo
directamente, tiene que pasar para que el 22 de Diciembre sea bueno en mi vida.
El destino lo asocia a disgustos, tropezones, decepciones... Será caprichoso el
calendario o una fijación personal que remarca lo malo en un día tal, pero me
cuesta pasar estas 24 horas. El tiempo, dicen, lo cura todo. Y no siempre es
cierto. Porque hay recuerdos, flashbacks inoportunos, sensaciones que te hacen
pequeño. No de edad, de angustia. Y hoy es uno de esos días en que se me
acumulan todas esas trabas, esas muescas en negativo. Últimamente siento la
necesidad imperiosa de un cambio radical, de una liberación, de respirar y
reencontrarme con mi esencia. El momento mengua, incomoda y frustra. Desde esa
premisa construir algo se antoja complicado. Y cuando la bola se hace más
grande el bichobola crece de forma proporcional. Como los Pokemon, pero sin
cromos. Sigo sin entender la absurdez supina que parece tenemos que encajar. El
poder que no me representa, los desvaríos que nos han traído hasta aquí. Hasta Facebook
me pregunta '¿Qué estás pensando?' y yo le diría tantas cosas y ninguna. Fuera
de juego, bloqueado, desanimado. Sé, positivamente, que este no es mi momento. Llegará,
espero. Lo necesito. Me cuesta reconocerme y eso me alerta. Por suerte mañana
será 23 de Diciembre y espero que el día me sorprenda. Cruzarme contigo inesperadamente,
regalar palabras perdidas, reírnos como nos gustaba, besarnos hasta infinito...
Soñar es casi gratis y sino que se lo pregunten a quienes hoy se han visto
sacudidos por la suerte. ¡Protagonistas del Telediario! Carne de foco de Mariló
o AR. Ojalá los euros tengan un efecto positivo en sus vidas, tanto como la
salud para los que buscan consuelo. El mío aspiro a que sigan siendo las
palabras. Sin necesidad de niños repelentes de San Ildefonso ni Mocito Feliz
que quiera colarse en la foto.
sábado, diciembre 13, 2014
A mí que me reprogramen
No estoy hecho para el hoy. Cada
día me doy más cuenta. Tengo la sensación de no encajar, de no entender lo que
está pasando y me siento desarmado frente a esta realidad absurda. Así, sin
dobleces. Me ahoga mi contexto, camino a duras penas y todo porque quiero creer
en mí y en lo que hago. En quien soy. Pero parece no ser suficiente para
quienes deciden. Estoy harto de sufrir mandamases sin dedos ni coherencia de
frente. Estamos como estamos por muchos culpables, nosotros incluidos, pero las
malas gestiones y el cazurrismo de altas esferas nos ha condenado, de todas,
todas. Hoy he ido a mi tienda pidiendo que me reprogramen, sí. Porque mis
comandos de serie parece están obsoletos. No sé si me compraron en oferta o fui
víctima de una partida en mal estado. El caso es que en esta sociedad un robot
como yo no tiene cabida. Los consejos de gurús nunca han ido conmigo, algunos
me animaron a venderme, literalmente, pero hasta ahora pensaba que sería un
error. Hasta ahora. He llegado a la conclusión que lo mejor será que me
reajusten como consideren y adaptarme a esta situación. Imaginarme olvidado en
un almacén criando polvo, cual cacharro sin utilidad me apena. Quiero que por
mis cables corran emociones, vivencias únicas, tecnología puntera. Cueste lo
que cueste. Ya ni pienso en encontrar a otro robotoide con quien
cortocircuitar. Si viene haré hueco en mi caja, pero hasta entonces mi objetivo
es actualizarme para no quemar mis chips intentando asimilar este estado de las
cosas. Nadie dijo que la vida deshumanizada fuera fácil, pero afrontar
violencia, corrupciones, enchufismos, insensibibilidad... Hemos acabado peor
que nuestros creadores. Si pensaban que con nuestra era se acabaría todo ese
oscurantismo que reventó su bienestar, estaban muy equivocados. Por imitación,
hemos hecho nuestras tantas taras que involucionaron su mundo. Bueno, yo en
realidad no. No, de momento... De ahí mi lamento. Poco tengo que ver con esas
máquinas despiadadas que se afanan en torpedear cada paso programado. Se me
hace imposible aguantar más y quiero, decididamente, que me hagan uno más de ellos.
Sí, me uno al enemigo por desgaste y fracaso total de la ingenuidad, la
ilusión, la verdad... Me gustaría no tener que verme en esta situación, pero
esta sensación de vacío, de aparato caduco, me ha vencido. Me quema por dentro,
y corro peligro de explosión, lo sé. Pero hay que saber poner punto y final a
una historia. Y la mía se apaga.
domingo, noviembre 30, 2014
El no saludo
Hay muchos tópicos sobre
Santander y los santanderinos. Aunque duela reconocerlo, más de uno ganado a
pulso. Y es que hoy quiero escribir sobre el no saludo, ese que esquivamos y
pasamos por alto. Básicamente porque nos da la gana o todo lo contrario el
cruzar una breve frase con otra persona. En este grupo entran aquellos
conocidos y viceversa que por causa del tiempo o cualquier otro tipo de lejanía
pasan a convertirse en desconocidos no anónimos. Interpretamos un paripé para
superar tal circunstancia, llamada de móvil, mirada levadiza, frunce de ceño,
despiste impostado... Todo con tal de no tomar la iniciativa en el ejercicio de
cordialidad. Es muy tonto este show, especialmente cuando se da la situación
real de reencuentro con el otro, recordando las ausencias y callando la
tontería mutua. Así somos. Yo he de reconocer mi despiste galopante y timidez
en las distancias cortas con este tipo de humanos de grado de separación
mayúsculo. Puede que en otras geografías se pasen en alharacas y
grandilocuencias en el tú a tú, sea del tipo que sea, pero hemos de reconocer
que es absurdo negar un saludo por imperativo antisocial. Por mucho que la
contraparte se guarde a la par su gesto,
holaquétal o lo que sea. ¿Hemos perdido toda educación? ¿Qué nos impide ser
correctos y bienquedas? Y si así anulamos toda una red de contactos que vete tú
a saber qué nos puede aportar... El caso es que me resisto a pensar que todo esto
va en un gen santanderino. Siempre que algún foráneo repite que somos muy
cerrados, que aquí cuesta hacer amigos, yo niego con rotundidad, poniéndome en
primera persona. Y lo pienso con vehemencia, pues a mis pruebas de vida me
remito. Pero en el tema del no saludo me veo 100% partícipe. El otro día
cruzaba un semáforo y justo enfrente estaba 'el objeto andante no salutativo'. En
alguna ocasión necesité contactar con ella por temas de trabajo, pero nunca nos
tratamos con profusión. ¿Sabrá quién soy yo? Igual no me reconoce, pensé.
Total, no voy a decir nada porque lo mismo ni me identifica. Cuando quise sumar
pensamientos, el verde marcó los pasos y nuestros destinos se cruzaron sin
saludar. ¿Pensaría ella lo mismo? Quién sabe. Pero como ese paso de peatones
muchos otros contextos con otros tantos coprotagonistas se quedaron en vacío.
Una pena, porque si estamos de paso qué cuesta regalar una sonrisa o un hasta
luego. Desde aquí me pongo el hola por montera y me propongo retirar el no
saludo para saludar sin miramientos. Que pase quien tenga que pasar. ¡Adiós, no
amigo!
domingo, noviembre 16, 2014
Basada en un amor irreal
Lo hice. No aguantaba más. ¿Quién
quiere hacer daño deliberadamente? Cada beso, cada caricia me resultaban un
esfuerzo. Me ¿enamoré? de ella. Ahora sé que no. Estos años han sido una farsa.
Era la chica ideal, la madre perfecta para mis hijos, la mujer diez. Pero ninguno
de esos clichés bastaba. Nada podía ocultar mi verdad. Mi corazón rechazaba
esta idea de dos. Y lo que sentía por ella no era querer, era una comodidad
emocional mal entendida. Cuando caminaba por la calle y veía a esas parejas
pletóricas, vivas y entregadas sentía lo irreal de mi historia. Mi infelicidad plena, con una co-protagonista digna de Hollywood. Con su sonrisa y su
mirada siempre cómplice. Supongo que con otra me hubiera resultado más fácil.
Ella ponía toda la carne en el asador y yo asumía mi horrible dieta de querer.
El mismo en que ella no entraba. En el trabajo me preguntaban por lo nuestro y
me limitaba a responder con evasivas. No quería dar hondura a lo que sabía era
una tapadera. Pero, ¿hasta dónde podría llegar? Dónde quedaban mis sentimientos
de verdad... ¿Y mis padres? Sus fotos en el mueble del salón, la taza con su
nombre y el calcetín por Navidad demostraban del todo su implicación con
Natalia. Había guionizado en mi cabeza el momento. Con el argumento de
necesitar un tiempo lograría distancia y, poco a poco, zanjar lo nuestro
definitivamente. Me sentiría culpable pero era un buen momento, se cumplía un
año de su plaza como agente de policía y había conseguido una plaza cerca de
casa. Su seguridad poco tenía que ver con la mía, víctima de mi absurda
irrealidad. Intenté mantener las formas y no caer en tentaciones, hasta que
llegó él... Y con él, el día del finiquito a mi noviazgo de catálogo.
Como cada
domingo comimos en casa de mis padres, enfrentándonos a la típica pregunta de
¿para cuándo la boda? Me atraganté, lo reconozco. Ella me miró extrañada, pero
mi madre recondujo el momento con la crónica más exhaustiva del bodorrio de la
vecina del tercero. Tras la comida nos fuimos a mi piso, como de costumbre, a
pasar una tarde ¿tranquilos? Estábamos viendo un telefilm soporífero cuando empezó
a sonar el teléfono. Era él. Colgué. Me armé de valor. Silencié el televisor. Y
empecé 'a romper', entre titubeos. Mi discurso no pareció convencer a Natalia
que se desquició como nunca había visto. Sus ojos cándidos estaban fuera de
órbita. Quise calmarla y propuse hablarlo en unos días, más tranquilos. Fui a
la cocina a por un vaso de agua y cuando volví al salón estaba apuntándome con
una pistola. Su pistola. Como en las películas y las series americanas que tanto nos
gustaban. Me reí, no entendía nada. Pero el odio se había apoderado de ella. "O
estás conmigo o no estás", repetía. ¿Su amor se había convertido en locura? Traté
de disuadirla, pero sus gritos silenciaban mis argumentos. Me abalancé sobre
ella y cayó al suelo. La pistola se desplazó y logré hacerme con ella. "No
me das otra opción". Ella o yo. Y opté por su final y escribir el mío entre puntos
suspensivos. No puedo decir más. Es lo que pasó. Me entró mucho miedo, pero más
el pensar que para siempre tendría que vivir una doble vida. O peor, no vivirla
por su desquicie. Nunca pensé que fuera necesario acabar así. Ahora todos me
odian y tienen un motivo. Qué triste que mi vida se haya convertido en el
argumento de película de sobremesa. Basada en un amor irreal.
lunes, noviembre 03, 2014
La celda folclórica
A estas horas puede que Isabel Pantoja esté ensayando el nuevo estribillo de su popular tema. Y es que sólo un último recurso de súplica separa a la tonadillera de la cárcel. Fiscalía y Audiencia Provincial de Málaga se oponen a que quede en libertad condicional, lo que desata el drama folclórico. De nada sirvió la petición in extremis de 'dineros' de su sobrina a los ricos de la tele, esta vez sin el socorro a una María del Monte (hasta la peineta). De poco ayudaron los lamentos en concierto de la cantante, ni las negociaciones para deshacerse de parte de su patrimonio. Es lo que tiene el equivocarse de color. Optó por el blanqueo, cuando los colores vivos siempre sacaron más a sus rasgos sureños. Fuera bromas, casos como el suyo demuestran dos cosas. Punto uno: - Hay que enamorarse con precauciones, pues tu fuente de deseo puede convertirse en tu peor pesadilla. Punto dos: - Controlemos la necesidad de avaricia, el ansía por defraudar, pues no lleva a nada bueno. Para todo se necesita buenos consejeros y mucho me temo en la familia de la susodicha andan escasos. Más bien se rodean de palmeros, entregados a la alabanza absurda y con cero capacidad de crítica. De ahí el recorrido de Paquirrines, Chabelitas y demás fauna surrealista. Estercolero de la realidad, que se retroalimentan para el estupor ciudadano medio. Cualquiera diría que una artista histórica sea incapaz de llevar una vida medianamente digna. Lo suyo ha sido una sucesión de amarillismos exaltados, de titulares previopago, de álbumes que daban mucho más que el cante. Ni el mejor guionista hubiera acertado en el cúmulo insólito de episodios de días de colorín y bata de cola. IP no supo depilarse los bellos innecesarios, se enzarzó en historias y altanerías ridículas. ¿Resultado? Un presunto final infeliz. Quién sabe si germen de una teleserie de la factoría 'toma Moreno'. Ahí va la sinopsis: Coplera entra en prisión, crea un grupo de flamenco con sus compañeras, se va de gira por cárceles de provincias y se enamora. Su archienemiga entre barrotes descubre un lío de bolsas (para tirar la basura presidiaria) y decide jurar venganza. Éxito de audiencia, seguro. Con debate posterior de momias recicladas del fantoche couché. Pase lo que pase, aprendamos la lección. Queramos sin un single mal escrito, ni ambición infinita. Siempre nos quedarán los dientes (dientes).
viernes, octubre 24, 2014
Me roban el corazón
Seré frívolo, nostálgico,
insensible o absurdo. Pero estos días la noticia que más me ha inquietado ha
sido el adiós a los Kojak de sabores, las piruletas de corazón y los
Fresquitos, productos más que dulces de la marca Fiesta S.A. Y es que han sido
cómplices de mi infancia y más allá, porque nunca me he resistido a terminar
con la lengua coloreada. Muchos recuerdos van asociados a estos productos de
palo de papel. Me encantaba morderlo con ahínco y deshacerlo, poco a poco, para
después romperlo en mil pedazos. Me vienen a la cabeza días de cole. De esos
que salía con prisas y tenía las monedas recontadas para comprar ese capricho
de caramelo. O tardes de vacaciones, sin más obligación que matar el tiempo con
burbujas de chicle. Y cómo no, la mezcla picante y refrescante a la vez del
pica-pica, con ese dedo inquieto que apuraba cada esquina del envoltorio. Siempre
me pudo la ansiedad con los Kojak. Devoraba los de sabor Coca-Cola, la chispa
de mi vida. Quería apurar el caramelo al máximo para después disfrutar del
chicle explosivo, pero me era imposible. Acababa mordiendo el círculo sabroso y
elaborando un chicle a base de tropezones genuinos. Es curioso cómo nuestra
vida está marcada porque pequeños grandes detalles como estos. Cómo nuestra
memoria asocia una marca, un objeto, una frase a nuestra verdadera esencia. No
quiero que me arrebaten esta fiesta sin bolas de discoteca ni guirnaldas
multicolor. Las nuevas generaciones se merecen festejar con unas 'gominolas'
auténticas, diferentes, divertidas, a la vez que clásicas. Que alguien rescate
a nuestros amigos y nos permita volver a ser niños una y otra vez. Querida
Raffaella reivindica esta Fiesta, tan fantástica que seguro volverá a ser
rentable.
Última hora. Leo que desmienten la noticia y mi alegría es enorme.
Continúa la producción y no habrá despidos. Por supuesto, pienso celebrarlo.
Atracón de Kojak, Fresquitos y piruletas de corazón... ¿Alguien quiere?
domingo, octubre 12, 2014
Más que belleza
La belleza será efímera. Pero no
los recuerdos que me deja el certamen Rey&Reina de la Belleza España. Han
sido días intensos, evidentemente en lo profesional, pero me quedo con lo
personal. Porque entre todo el equipo y con los candidatos y candidatas hemos
logrado hacer una piña tan divertida como compacta. Los nervios e ilusiones de
jóvenes con ganas de comerse el mundo se contagian. ¡Aire fresco! Incluso
cuando tu propia realidad dista mucho de esas energías. Y es que, cuando menos
te lo esperas, una sonrisa, un gesto o una broma hace que uno se olvide del
contexto. Me sumé al barco cuando ya había zarpado en forma de convivencia. La
confianza de Linac Media, gracias Charlie
García y Nora Lavín, me dio la
oportunidad de integrarme en el proyecto. Desde el principio me dejé llevar por
el buen rollo y la espontaneidad de todos las bellas y los bellos. Su
complicidad, su verdad, su juventud arrolladora. Grabaciones, ensayos, pruebas
de vestuario, más ensayos, consejos de profesionales, remates de ensayos... Ha
sido un bucle infinito de aprendizaje para ellos. Quienes me conocen saben que
siempre me gusta ser uno más desde el minuto uno. Me involucro con ganas,
pregunto sin límites, me esfuerzo en empatizar con los protagonistas de cada
historia que me toca contar. Así soy y así me he mostrado en todo momento.
Detrás de sus bandas había mucho más. Y ahí estaba yo para empaparme de cada
intrahistoria, de la esencia que cada uno transmitía.
Desde la cena de gala no me
deshice de mis pajaritas y me lancé a mi mundo de palabras. Aquella noche me
sorprendió su elegancia, que desbordó el Hotel
Milagros Golf, de Mogro. Entregaron presentes a la ciudad de Santander. Y a
falta de alcalde gentleman, su anfitriona fue la reina saliente, Sofía del Prado, musa y emblema. Sin
duda, a sus 19 años es una gran profesional de la moda. Derrocha actitud. Y
auguro para ella un futuro deslumbrante. Su sencillez enamora, como su mirada. Lo
pasamos bien pero no podíamos trasnochar en exceso que de martes a jueves
teníamos un reto: dar vida a la Santander
Fashion Week. Ellos como el elenco de pasarela y yo como maestro de
ceremonias. Un honor ser la cara visible de este evento de Coercan, que cumplía su décimo aniversario. El diseño estuvo muy
bien representado por nombres consagrados de la alta costura como Ángel Palazuelos o Alejandro de Miguel, así como la brutal arquitecta en patrones Jessica Conzen (ganadora Jóvenes
Diseñadores de Moda de Cantabria 2013). Más talento y de Cantabria el de Carla Ibars, que debutaba con su
primera gran colección. O la creatividad desbordante de Silvia (Coolmanía), que homenajeó con mucho
arte a Matisse. El aire del Sur lo bordó Paz
Gómez con sus diseños flamencos. Y las tendencias para el hombre
tuvieron gran representación con las colecciones de Di Prego (adoro sus pajaritas en madera), Sinigual o la camisería siempre perfecta de Corso Italia 47. Sin olvidar los trajes únicos de Roberto Vicentti, seleccionados por Don Félix. Para ellas conquistó la moda
de La Envidia Sana y Cloe, comercios que entienden y visten
el universo femenino. Pero, con permiso del resto, tengo que remarcar un
desfile. Unas prendas que me hicieron viajar,
soñar, sentir... Y un nombre, Lucas
Balboa. Sabía de su trabajo como director artístico, de hecho estos días he
tenido el honor de trabajar bajo sus órdenes. Pero no había tenido ocasión de
conocer el trabajo de moda del tinerfeño. Nos llevó a la India en telas y
creaciones apasionantes que visten a un hombre decidido, auténtico, sin más
etiqueta que su personalidad arrolladora. Colores vivos, complementos
polisémicos, esencia pura de creación. Sin palabras. Con pasión. Todos hicieron
posible tres días tan locos como geniales. Con los reyes y reinas entregados a
cada pose, cada diseño. En un no parar de selfies e improvisados photocalls. Mucha
gente trabajó por hacer posible unas tardes intensas de tendencias, de trapos
con historia. A los profesionales de vídeo, fotografía, iluminación, producción,
seguridad... muchas gracias por las facilidades. Y, cómo no, a las chicas de
maquillaje. Grata sorpresa el encuentro con mi querida Elena Calzada, musa de los broches y pinceles. Junto Andrea Saavedra, implicada al 200%, y Lucía Montes consiguieron restaurarnos
con precisión. El resultado fue una SFW muy completa, variada y explosiva en
cuanto a belleza, gracias a los monarcas de la cosa guapa.
Pero el gran reto estaba por
llegar. Gran Gala Final de Rey&Reina Belleza de España. Bajo la dirección
de Antonio Marhuenda y Lucas Balboa en el apartado artístico
la noche del viernes 10 prometía otro 10, como mínimo. Y creo, sinceramente,
superamos la nota. Días antes me comunicaron que compartiría escenario con la
guapísima María José Suárez, todo un
lujazo. Sus tablas y experiencia en estos certámenes era perfecta para contar
este cuento con final feliz de corona y cetro. Las chicas y chicos tuvieron una
agenda muy completa, entre ensayos de cada pase, pulir la coreografía,
entregarse al centurión de peluquería y maquillaje... Yo observaba cada
movimiento, cada rostro, el cariño ganado a pulso de unos con otros... Era su
día y aunque la competencia no se escondía, su comportamiento fue chapeau. Era inevitable tener favoritos
pero no te lo ponían nada fácil, porque había tanto nivel, tanta majura concentrada
que no hubiera querido ser jurado. Yo a lo mío, a parlotear sin fin. Pasaron
las horas y el ritual profesional se aceleró. El maquillaje tapó mis ojeras y
un traje guante seleccionado por Félix
Pellejero hizo el resto, ya era todo un presentador de ocasión. Me reuní
con mi compañera empezamos a repasar escaleta con toda la complicidad del
mundo. Quedaba menos. Sentía el calor humano que poco a poco llenaba el Palacio
de los Deportes de Santander. Tan majestuoso que impresiona. Pero saber que
quienes te quieren (o casi todos) estarían allí, cómplices, con aplausos y
emoción, todo lo vence.
No nací con un pan debajo del
brazo, sino con un mando de televisión. Desde pequeño me atraparon sus
personajes y grandes espectáculos. Y me recuerdo viviendo con pasión los
certámenes de belleza televisados cada año. Y ahora verme dentro de uno de
ellos, compartiendo momentos con tanta gente que desbordaba ganas, entusiasmo y
guapura... Un reto profesional importante que viví desde la tranquilidad y las
ganas de disfrutar. Y así lo hice, volqué mis energías en entregarme al
público, a mi compañera y a dar un show interesante. Creo que lo logramos.
Gracias, cómo no, al esfuerzo de los treinta y ocho dioses y diosas de este
país tan ecléctico como único. Anécdotas y surrealismos hubo, como en todo
evento, pero me quedo con los recuerdos de vivir nervioso la elección final de
ganadores. Conocer el acta del jurado, ver quiénes eran los elegidos, y sentirme
emocionado y feliz por ellos. Todos merecían llevarse algo y se han ido
cargados de experiencias, buena gente y contextos diez. Los premios eran la
guinda. Y el pastel se repartió especialmente para Andalucía, Marta Rodríguez, nueva Reina Belleza
España 2014, y Castilla-La Mancha, Antonio
Jaime, flamante Rey Belleza España 2014. Nombraría aquí a todas las
comunidades, porque son geniales y conmigo se han portado de diez, pero mis chicos
de Cantabria, Rosa y Diego,
son un encanto. Pero todas y todos me
han enseñado e impulsado en un momento que lo necesitaba. Gracias, de verdad. A
toda la organización del certamen nacional. A David Ibars, de Norevents. A Jorgen
Esteban, rey saliente, un tío 10. A los peluqueros. Al equipo de Lucas
Balboa, siempre encantadores. A Don Félix por vestirme de gala deluxe. A la
discoteca Zen por darnos una
post-fiesta genial. A los cómplices que valoraron mi trabajo. A los que no lo
hicieron. A todos. ¡Qué bello es hacer lo que a uno le gusta y ser uno mismo! Volveremos
a encontrarnos, con o sin banda...
domingo, septiembre 21, 2014
Él no
Juan creció enfadado con el
mundo. Desde bien pequeño, se familiarizó con las lágrimas. Con las despedidas
y las bofetadas de realidad. Sus padres querían que relativizara el dolor y apostaron
por una educación católica. Pero él siempre se mostró reticente y descreído.
¿Cómo alguien todopoderoso permitía que su pequeño primo Ernesto muriera con
sólo cinco años? O la señora Teresa, vecina del quinto izquierda, la mujer más
sana que conoció nunca y que, por sorpresa, falleció aquel verano. Dicen que de
un infarto. La muerte despertaba su ira, pero también aumentaba sus miedos. "Moriré
joven, por rebelde", repetía una y otra vez. Pero en su mirada se
agazapaba una sensación de desazón evidente. Recuerdo que cada mañana se afanaba
en mirar las necrológicas para comprobar quién causaba baja de su entorno.
Siempre me pareció muy macabro, pero con los años entendí que era una liturgia
muy personal que mantenía despierta su conexión social. Día sí y día también,
se recreaba imaginando las causas y maldiciendo a la mortalidad supina. Yo me
escapaba de su lado, pero él me buscaba para ponerme al día de la actualidad
funeraria. Por respeto escuchaba y callaba, porque a mí me daba más vértigo
pensar en el final. En la despedida. Sobre todo, en la suya. ¿Qué sería de mi
vida sin él? Los hijos tenían sus vidas y las nuestras eran una suma de rutinas
que hacían cayo.
Los primeros olvidos los solventó con su gracia. "¿Juan y
el pan?". Y me tocaba a mi bajar a por la barra sin sal que le había
impuesto el médico. Me llamó la atención el primer día que tampoco compró el
periódico, su bien más preciado. "¿Qué te pasa, Juan?". Farfullaba
cualquier cosa y yo seguía como si nada. Se lo comenté a mi hija María, que
aunque es profesora de niños siempre quiso estudiar Medicina. "Son cosas
normales a vuestra edad", me decía. Pero mi Juan otra cosa no, pero cabeza
siempre tuvo. Hablar con él no era una opción, porque no atendía a razones.
Tanto genio me enamoró de él, pero reconozco que muchas veces me he merecido un
premio a la paciencia. El caso es que un día, aprovechando que tenía cita en el
médico para las recetas de mis medicinas de la tensión se lo comenté al bueno
del Doctor Arteaga. Media vida ha cuidado de nosotros y con solo mirarnos sabe
qué nos pasa. Le hablé de los despistes de Juan y me previno de algo que yo
misma no había querido pensar. "María Ángeles, no quiero que te asustes
pero podría ser Alzheimer". Una lágrima brotó sola y descarada. La primera
de tantas. Había oído hablar de ello en la televisión, que si un político
catalán lo tiene, que si cada día gente más joven lo sufre... Pero no quería
hacerme a la idea de mi Juan. Él no.
Pues sí, los recuerdos se fueron de poco a
poco para no volver. No podía alejarme ni un minuto de su lado porque me temía
lo peor. Mis hijos han hecho lo posible por ayudarme, pero me toca a mi ser su
compañera de viaje. Como siempre quise. Me da pena que ya haya olvidado mi
nombre. Que me mire y sienta su extrañeza. Lloro en silencio, él lo hace en voz
alta y al segundo ríe a carcajadas. Es muy duro. Es mi vida. La suya. La
nuestra. Y sí, ahora soy yo quien lee, para él, a diario las esquelas. Me duele
reconocerlo, pero fantaseo con el día en que sea la suya la que esté ahí frente
a mis ojos. No quiero que sufra más. No es justo, como el dijo siempre, que la
vida nos ponga en esta situación. Te quiero Juan, aunque tú ya no me lo digas.
21 de Septiembre /// Día Mundial del Alzheimer.
Con todo mi cariño para los enfermos y familiares.
El corazón no olvida.
21 de Septiembre /// Día Mundial del Alzheimer.
Con todo mi cariño para los enfermos y familiares.
El corazón no olvida.
sábado, septiembre 13, 2014
No conmigo
Estamos de paso. Pero si, de paso
que estamos, hacemos las cosas bien, mejor. Cuanto más alcanzamos a saber del
despropósito de realidad que nos han confeccionado entre unos cuantos los
niveles de indignación, hartura y quemazón superan límites admisibles. Conviene
no olvidarlo y emplear esa información a futuro, para penalizar según
corresponda. Pero he aquí cuando cada cual debe hacer una lectura
introspectiva, un análisis de ombligo sin dobleces y sacar conclusiones. Porque,
nos guste o no, todos nosotros hemos contribuido, de una u otra forma, a elevar
el surrealismo. Entonar meas culpas, entender fallos y malos hábitos
profesionales, ciudadanos, emocionales nos llevará al camino de la liberación.
Los abusos de autoridad, los desprecios sin sentido, los egos sin curar... Todo
eso que suma y nos resta, ha creado este estado de las cosas. Me niego a
contribuir más. No quiero tolerar a indecentes caraduras, jetas que no valoran
los ejercicios profesionales, insospechados ejemplares venidos a más, no
conmigo. En nosotros empieza la construcción eficaz de un mundo de
posibilidades, de ilusiones y verdades expuestas. El resto no es más que
menudencia sometida a los fantasmas que nos consumen. El yo en positivo es la
vitamina que cada día debemos ingerir. El camino nos impone hacer de nuestra
marca personal un impulso. Estamos en una guerra y debemos ser conscientes de
nuestras mejores armas para la contienda. Y las sonrisas siempre son efectivas.
Pese a quien pese.
domingo, agosto 31, 2014
Tan solo tú
Hay muchas actualidades. Unas más
tremendas que otras. Pero en estos últimos días se viene hablando mucho de
armarios. Y no porque Ikea haya lanzado su nuevo catálogo (que también), sino
por la espontánea declaración de amor lésbico de una Miss España. La bellísima
Patricia Yurena Rodríguez ha llegado a lo más alto en certámenes
internacionales y poco tenía que perder en mostrarse sin dobleces. Fue en una
foto y con un pie de tal muy elocuente. Romeo y Julieta. Y donde muchos
hubieran esperado a un fornido Ken, aparecía una muchacha. La responsable de
erizar su piel día a día. Los comentarios incendiaron las redes sociales y la
protagonista asumió con total normalidad su muestra de amor. Un gesto que habla
de libertad, normalización, avances, dignidad... El mismo que silencian, por
miedo, tantos y tantas en su pleno derecho de guardar intimidad, pero víctimas
de las consecuencias sociales de mostrarse tal cual son, tal cual quieren. He
ahí el drama. No en el ejercicio personal e intransferible de salir del mundo
gris y oscuro de las mentiras, del ocultismo sentimental. Sino del efecto que
la verdad tiene sobre las carreras profesionales, la imagen pública, el entorno
familiar, de quienes aman en contrasentido. Si se pude considerar contrasentido
AMAR, así en mayúsculas.
Toreros, futbolistas, cantantes, peones de obra,
modelos, bomberos, policías... Un desempeño profesional poco tiene que ver con
las cabriolas de cama que cada cual realiza con quien le da la real gana. Las
mentes obtusas siguen negando y condenando al ostracismo, en mi opinión por
traumas y bajas pasiones mal curadas. Llamó mi atención que, al rebufo de la
guapísima con banda, una presentadora de televisión lanzara un discurso que
pretendía de máximos y resultó de mínimos. Si quería normalizar se mostró
descafeinada, porque no dio el paso al frente definitivo que se espera de
alguien con notoriedad pública, que puede ayudar a un gay o lesbiana de pueblo
a tener un referente real. Se necesitan modelos en positivo para construir una
identidad pública fuerte, capaz de asumir la lapidación verbal, cuando no
física, que los neandertales ejercen sí o sí. Chueca hay sólo una y fuera de
sus límites no es fácil expresar deseo, acariciar a tu pareja, caminar juntos
de la mano, besaros como si no hubiera un mañana. ¿Quién tiene que dictar las
normas del amor? ¿Por qué juzgar a los otros por sentir? ¿Hace mejor o peor
persona a alguien que su pareja sexual sea un hombre o una mujer? ¿Cuándo
dejará de ser noticia que alguien salga del armario? ¿Cuándo dejaremos de cotillear
sobre qué o quién gusta a tal o cual persona? Es absurdo perder energías y
hacer de nuestra vida una mentira a cuenta de la ineptitud ajena. No es
necesario etiquetarse, ni mucho menos, pero nunca negar la esencia personal.
Compartirla es decisión propia.
domingo, agosto 17, 2014
¡Acción...!
Los días pasan como las cosas. Y
su efecto sobre nuestra piel y entrañas resultan devastadores. Podremos negar,
callar, restar valor pero ciertamente somos seres afectados/afectivos. Por ello
defiendo el pensarse, el introspectar, el ombliguismo bien entendido para sacar
conclusiones. Hay quien se empeña en la ausencia de pensamiento, la ligereza
como estado del bienestar. Respeto pero no entiendo, porque no conduce más que
a la confusión. A la lucha interna que explota a su antojo. Y ya sabemos las
consecuencias nefastas de tal cosa. Este contexto nos tiene entre enfadados,
dormidos, depresivos... Poco bueno se puede esperar esperando. Menos con la
ineptitud henchida de poder. El caso es que el rescate depende de nosotros
mismos. Sabemos lo que queremos y debemos reivindicarnos. Que el camino no será
de rosas, que las espinas tienen nombre y actitudes, pero la inmovilidad sólo
empeorará esta realidad nefasta. No hablo sólo de la cosa económica, también de
la emocional. Estamos apolillados en una crisis de valores, en unas carencias
de sentimientos, en unos silencios del querer que analizados asustan. Y me
niego a dejarme empapar más de este oscurantismo. Expondré mi conciencia,
salpicaré mi verdad, me quemaré si hace falta. Cambiarán las circunstancias y
con ellas cambiaré yo. Seguro. Para bien. Porque quiero. Porque me quiero.
Porque es el momento... Mi mantra es mucho más que palabras, es una necesidad.
Y, a la vez, un símbolo. Porque la acción tiene que encontrarnos actuando antes
del sonido de la claqueta. Sólo así seremos más veloces que esta inercia que
nos desdibuja. Que siga la película... Si todo va bien firmamos trilogía.
miércoles, agosto 06, 2014
Salud
El latido de la ciudad va por
horas. Sus habitantes, también. Hay quien de buena y primerísima mañana sale de
casa a poner las calles. Entre ellos se conocen. Apenas cruzan miradas. Han
asimilado cada ruido, cada rutina y ya poco rompe su esquema de días. Hoy me he
sumado a su cruzada de realidad. He saltado de la cama y, de pronto, me he
visto perdido en su universo. Absorto, imbuido del paisanaje particular, he
decidido sentarme en un banco. Solo. Cerrar los ojos y dejarme llevar por los
sonidos del despertar a un miércoles cualquiera. Subidas y bajadas de sonoridad
como estados de ánimo imperfectos han sacudido mis entrañas. Cuando recobré la
visión, algo cegado por el ejercicio de abstracción, me di cuenta de que no era
el único practicando el ejercicio zen. A mi derecha, una mujer rondando los
setenta, peinado semanal de peluquería, vestido dos piezas en flor, sandalias
cómodas y joyas de amor a cuestas practicaba la meditación mañanera. O eso
interpreté. Siempre he fantaseado con las historias ajenas. Pero la suya estaba
servida en bandeja. Sólo me faltaba llegar a su monólogo interior. Que lo
había. Entre inquieta y placentera, dejó pasar los minutos. Hasta que me di
cuenta que verbalizaba entre dientes un mantra, rezo o palabrerío sentido. Al
tiempo, acariciaba y daba vueltas a una alianza. Mucho más que un símbolo. Una
conexión con su querer lejano, pensé. Qué emoción. La suya y la mía, por asistir
a ese ritual tan auténtico. Quedan esperanzas para los descreídos de la cosa
latida. En ese momento mi vecina anónima se levantó decidida. Había marcado su
punto y seguido. Con destino ¿feliz? Sus pasos se encaminaron hacia el hospital
que se levantaba a escasos metros. Sería su miedo, sería su talismán, pero era
ella la protagonista de su propia historia. A su Salud lo comparto. Ojalá haya
recibido buenas noticias.
jueves, julio 31, 2014
Tanto
Hay muchas formas de terapia,
pero perderme y encontrarme entre letras es mi salvación. No son sólo palabras,
son retazos de verdad. Ejercicios no verbalizados que cobran alas en forma de
teclas. Contengo demasiado, silencio por prudencia, pero intento aquí mostrarme
sin ninguna doblez. Desprotegido, quizá. Atrevido, a veces. Inquieto, siempre.
Mi esencia me pasa factura, pero seguiré en el esfuerzo de ser más fuerte.
Podría contar mil historias, expresar tantas dudas, quejarme sin remedio,
denunciar absurdos y surrealismos pero me gustaría limitar todo ese torrente y
canalizarlo hacia la creación. Porque no pretendo caer en el drama, exhibirme
en modo doliente. Pero sí construir, aprender y entenderme. Es la única manera
de afrontar el horizonte con valentía y arrestos. No puedo permitirme divagar
en terrenos en los que otros se recrean. Ni ser víctima de sus torticerías. De
mi depende el trascender todo eso y caminar sin mochila molesta. Puede que mis
metáforas y juegos de palabras se queden vacíos, incluso planos, pero mientras
me sirvan de válvula de escape bienvenidos sean. Me queda tanto por decir que
es momento de poner el punto y seguido.
viernes, julio 18, 2014
Adiós, monstruo
Una lágrima marcó su fin. Densa,
resumen de tanto dolor. La despedida resultó tan inesperada como el impulso
amoroso que conectó aquellos polos opuestos. Ella se había convertido en una
descreída de las relaciones. Cansada de promesas, buenas palabras y ejercicios
inauditos de don juanes de pacotilla. Él supuso una bocanada de aire fresco,
con su altanería y esa sonrisa de encantador de serpientes. Enseguida supo
entretejer cada latido de arrastrada enamorada. Y llegado ese punto desplegó
todas sus argucias de malo sin película. La primera bofetada consintió en
anécdota. No tardaría en acostumbrarse a los golpes y los insultos. Revulsivos
dolorosos en ausencia de te quieros. Su corazón se deshacía por momentos, pero
era incapaz de huir. Se temía, ya no podía respirar sin sus bocanadas violentas.
Callaba, obedecía y él machacaba su verdad. Se aprovechaba de esa dependencia
nefasta. Eran dos caras de distinta moneda, ahogados en una suma imperfecta.
Perdió toda su esencia, se desdibujó por obra y desgracia de su monstruo. Los
pocos momentos que fantaseaba con otra vida, un amor sin denuncias, un felices
para siempre, el contexto tornaba en infierno.
Era un día cualquiera, como todos para su martirio. Enlutada a sus treinta y pocos, confinada en los escasos metros cuadrados de su cocina. Su dueño llegó, siguiendo el guión de cada día, con unas copas de más y unas formas de menos. La empotró contra la pared y forzó el piel con piel. No tardaría en finiquitar su salvaje clímax. El hambre carnal despertó la fobia de ella. Hastiada de ser su juguete roto, desprendida de cualquier placer. Una vez servida su otra comida, emplatada a su gusto, prosiguió con su ritual de insufrible hombre de la casa. Una siesta separaba por un tiempo sus dos realidades. Sueño y nada. Aún aterida por su voracidad sufrió una reacción mecánica. Abrió un cajón, sacó un cuchillo y corrió hacia él. Una tras otra, cada puñalada era una respuesta, una deuda emocional pendiente. Como un cerdo, lo que era, él reaccionó entre sacudidas hasta que anuló la vida de quien hizo lo propio con ella. La sangre corría a su antojo a lo largo del sofá en el que estaba sentado. Pero en estado de shock se limitó a lavarse las manos en el fregadero, buscar una bolsa de la compra y envolver el arma blanca. Salió de casa con lo puesto. Lo tiró en la basura y fue a entregarse. De camino lloró, fue en ese preciso momento. Un fin que llegó demasiado lejos. Demasiado tarde.
Era un día cualquiera, como todos para su martirio. Enlutada a sus treinta y pocos, confinada en los escasos metros cuadrados de su cocina. Su dueño llegó, siguiendo el guión de cada día, con unas copas de más y unas formas de menos. La empotró contra la pared y forzó el piel con piel. No tardaría en finiquitar su salvaje clímax. El hambre carnal despertó la fobia de ella. Hastiada de ser su juguete roto, desprendida de cualquier placer. Una vez servida su otra comida, emplatada a su gusto, prosiguió con su ritual de insufrible hombre de la casa. Una siesta separaba por un tiempo sus dos realidades. Sueño y nada. Aún aterida por su voracidad sufrió una reacción mecánica. Abrió un cajón, sacó un cuchillo y corrió hacia él. Una tras otra, cada puñalada era una respuesta, una deuda emocional pendiente. Como un cerdo, lo que era, él reaccionó entre sacudidas hasta que anuló la vida de quien hizo lo propio con ella. La sangre corría a su antojo a lo largo del sofá en el que estaba sentado. Pero en estado de shock se limitó a lavarse las manos en el fregadero, buscar una bolsa de la compra y envolver el arma blanca. Salió de casa con lo puesto. Lo tiró en la basura y fue a entregarse. De camino lloró, fue en ese preciso momento. Un fin que llegó demasiado lejos. Demasiado tarde.
/// 016 Teléfono de atención a las Víctimas de Violencia Género ///
lunes, julio 07, 2014
Mi episodio 3.1
La mejor versión de uno mismo.
¿Un objetivo? O mucho más que eso. El tiempo nos recoloca y obliga a hacer
balance(s). Más cuando el calendario impone soplar velas, acumular recuerdos y
peinar canas de más. Durante 24 horas focalizas cariño, cercanía y buenas
palabras. Y te das cuenta de que la fortuna se puede medir en algo más que
números. Por suerte, siempre me he sentido muy querido y bien acompañado en
esta aventura que es vivir. Pero ilusiona que tu gente, como concepto abstracto
y peculiar, te dedique un tiempo de calidad, sea en el medio de expresión que
sea. Porque así entiendes que algo habrás hecho bien en estas décadas que ya se
van alargando. Porque no pierdes la emoción espontánea de abrir un regalo, de compartir
una mirada cómplice. Siempre subestimé el peso de la cifra impresa en DNI. Pero
es sumar y sentir su efecto. Seguramente porque las circunstancias no hayan
jugado a mi favor, como ocurre casi en general. No estoy donde pensaba, pero
tampoco me arrepiento de mi tránsito. Es más, algo me dice que todo puede
cobrar un nuevo rumbo. Que si me escucho de una santa vez, que si actúo con
honestidad con mi yo profundo, todo encajará. Son sólo sensaciones, tan necesarias
para afrontar los días. Enarbolando la lucha y la verdad como valores
personales, considero que en este episodio por escribir los párrafos serán tan
oportunos como auténticos. Y para mí, lo más importante será el saberme
respaldado por una familia única, el mejor ejemplo. Con unos padres que
demuestran su espíritu intachable. Supervivientes natos y buenísimas personas.
Unos hermanos siempre cómplices y con gran un futuro. Y mi otro núcleo
familiar, el de mi gente, amistades históricas, nuevas incorporaciones,
hermanas casi de sangre, equipos de trabajo que se convirtieron de vida.
Gracias a todas y todos soy. Tres letras que debo y agradezco hasta infinito.
Prometo seguir conjugando, sintiendo y entregándome.
/// fotografía Borja Uría ///
sábado, junio 28, 2014
Orgullosamente
Estaríamos perdidos si el sentir
fuera programado por ordenador. Nos llevaríamos las manos a la cabeza, víctimas
de la invasión tecnológica, dueña de nuestros latidos. Lo espontáneo mutado a
código binario. Pero por muy insólito, impensable o inalcanzable hay quien
aplaudiría tal insensatez. De hecho, lo han intentado históricamente negando,
condenando y rechazando la libertad emocional de muchos. Es triste que a estas
alturas queden mentes tan obtusas que no entienden de respeto. Y sí, me centro
en la celebración de los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y
transexuales. De las personas que aman diferente. Con orgullo, con pasión, con
libertad. Palabras huecas para los moralistas y antiguos, incapaces de
esforzarse en tolerar. ¿Acaso va alguien a atacar su estructura de vida? No,
pues que no hagan ese ejercicio cercenador con el resto. Los años me llenan de
argumentos para pensar que todos esos neandertales no son más que víctimas.
Encerrados en sus mundos opresores. Limitados por miedo a ser ellos mismos. No
podemos permitirnos más silencios, ocultar nuestros besos, esas caricias
impulsivas o las miradas de deseo. Así se da alas a los tristes de espíritu y
sumamos peso a su impertinente negación. Desde mis primeros pasos de
reafirmación personal, encuentros con luchadores adalides de la visibilidad,
juergas iniciáticas, amores equivocados... mucho hemos avanzado. Lo sé. Tenemos
una ley de matrimonio y hay muchas conquistas (necesidades) en cuestiones de
salud si hablamos de VIH o disforia de género. Pero queda mucho camino por
recorrer. Aquí y mucho más fuera de nuestras fronteras. Incluso más allá de
Chueca y su arcoiris al viento. Un prestigioso psicólogo/sexólogo me decía hace
unos días que ya no encuentra testimonios desgarradores de identidad como hace
unos años. Sí de condena, de efectos secundarios por el rechazo frontal en
familias o entornos propios o de la pareja. Imposibilitando así quereres
auténticos, por la bajeza emocional de esos ¿seres? ¿queridos? No podemos
permitirnos rebajar libertades, depositar en manos ajenas nuestra verdad.
Violencia, insulto son manifestaciones de su incapacidad. Basta ya de hacernos
pequeños. Queremos, somos y estamos orgullosos. Y si a ti no te gusta habla con
tu mano o con tu armario.
sábado, junio 21, 2014
Recuerdos
La memoria de la piel y las
entrañas sobrecoge. Lo sentí el otro día al volver fortuitamente a los muros del
colegio que me vio crecer. Al contexto donde empecé a escribir mi guión. Fue
curiosa la sensación de nostalgia, angustia y emoción en miscelánea. Fotogramas
de unos días felices (y no tanto) se agolparon en segundos, viéndome desde la
distancia del paso del tiempo. Recordando las risas del patio, los nervios de
exámenes, los amores sin besar, las conversaciones de mayores, los bocadillos
rebosantes, los profesores emblema... No sé qué le diría a aquel niño que fui. Me
quedaría callado, observando sus movimientos, siempre locuaz y dicharachero. Seguramente
envidiaría su ingenuidad, sus ganas de comerse el mundo, su espíritu inquieto.
Parte de él está, se resiste a abandonarme. Pero muchas otras volaron por lo
destructivo de la realidad. Curiosamente poco después me encontré con un par de
compañeros, ya hombres. Se hace raro asimilar ese cambio, es como si un
experimento científico haya agrandado de golpe a uno de tus cómplices. Sin
acabar de verlo como lo que es hoy, remitiendo aún a lo que era. Y no pude
evitar sentir una desconexión total, una barrera que la vida ha levantado.
Quien compartió contigo tanto, de pronto muta a perfecto desconocido. Y sí,
juegas al bienquedismo, a las frases hechas, a programar un reencuentro que
sabes nunca llega. Porque, ¿tiene sentido? ¿Hay que forzar algo sólo llevado
por los recuerdos? Si algo echo de menos de mi yo es la sensación de caminar
sin mochila. Obviar los problemas, sobreponerse a todo. Mi intensidad me impide
hoy vivir como el propio verbo define. Y me da mucha rabia. Por eso me removió
tanto el contemplar mi pasado pisado, regresar por unos instantes a vestir
uniforme, a rezar por las mañanas y subir aquella cuesta que me dirigía hacia
mi futuro. Es lo paradójico de todo, que el tiempo es una ceremonia de la
confusión constante. ¿Lograré encontrarme?
lunes, junio 09, 2014
Lady Pestaña
Sus pestañeos delataban sus
emociones. Era incapaz de ocultar sus pasiones a golpe de miradas intensas.
Cada revolución hormonal, cada instinto pseudoamoroso se manifestaba a golpe de
pestaña. Tal cual. Ella decía que era incapaz de controlar ese contoneo
frenético, de presentarse cual ninfa ansiosa de placer. Lo intentaba
aplicándose una máscara para tal apéndice que ni cemento armado. Pero ni con
esas. Cada vez que veía a un objeto de latidos incontrolados su motor
ojiplático se accionaba compulsivamente. Lo curioso es que ocurría a cada poco.
Pues se decía enamoradiza. Pasear por la ciudad se convertía en un ejercicio
vertiginoso. Una suma imposible de improvisados quereres. Qué sería de la piel
entregada a tanta efusividad. Un día cualquiera, en un lugar cualquiera,
pensando cualquier cosa se cruzó con un chico que resultó hipnótico. Nadie
hasta entonces había logrado paralizar su pestañeo voraz. Él sí. No dudó un
instante en acercarse para desentramar tan enigmático misterio. Tocó su hombro
y sintió una electrizante cercanía. Lo que empezó en una conversación
espontánea, a pie de calle, se convirtió en un amor vibrante. Predestinados,
felices y completos. Como sus pestañas, en su sitio, cómplices de la historia.
No querían perderse ni un solo detalle, por eso desde entonces permanecen
erguidas, inmóviles. Sin más coreografía que el compás de la vida. El amor es
eso, un golpe duro en la línea de flotación de nuestra realidad. Una condena de
plenitud, un estímulo que cuestiona todo nuestro yo. Lo demás son
entretenimientos vacíos, ejercicios de deshonestidad con nuestras tripas. Ni la
ansiedad ni el conformismo conectan con la estructura auténtica del
enamoramiento. Las pestañas necesitaron mucho tiempo para comprenderlo. Y por
más que se agitaban, sólo cuando hubo de pasar pasó.
martes, junio 03, 2014
Siempre tacón
La actualidad marca realeza. Y me
salto el protocolo para hablar de ellas, divas irredentes y genuinas en su
especie underground. Las travestis, dragqueens y diosas del glitter en general,
protagonistas absolutas de ¡Que trabaje Rita!, la fiesta del momento en Madrid.
Sus surrealismos de lentejuela y sombras imposibles suman momentos impagables,
de buen rollo y personalidad. Precisamente son líderes en eso, en reivindicarse
y hacer visibles, desoyendo críticas y esquivando las miradas de los neandertales.
Los mismos que siguen violentando y atacando el ejercicio de vivir de los que
se escapan de sus cortas miras. Tremendo seguir derribando tantos muros y
soportando intolerancias por sentir. Desde lo alto de sus tacones todo parece
de color arcoiris, pero no lo es. Y nunca me cansaré de defender el derecho a
ser uno mismo. Eso sí, me quedaré con esa capacidad de reinvención, un espíritu
tan singular como hilarante. Cada domingo que me he sumergido en su cosmos ha
resultado peculiar, intenso y divertido. Ahí no podían faltar Alaska y Mario,
adalides de la movida 2.0, entregados a la noche. Cercanos y profesionales de
la cosa celebrity, posando con sonrisas y compartiendo risotadas con toda la
concurrencia festera. Derroche flúor, focazos y una perfecta vajilla de platos
DJ anima a cualquiera. El ánimo crece a medida que las miradas se pierden y la
belleza se encuentra. Y mucho. Luego es cosa de canciones de estribillo
pegadizo, copas que se evaporan y risas que marcan nostalgias. Como descubrir a
las Azúcar Peluca Moreno, no sin mi laca... más travestis que toda la población
travesti en sí misma. Sin olvidar el momento foto recuerdo, el freakismo
compartido con rostros que se hacen clásicos. Desde Cindys Lauper de
extrarradio a pequeños grandes hombres saltarines o aparcacoches venidos de un
hotel dos estrellas de la Costa del Sol. No importa quién seas sino lo que
representas: libertad. Rita trabaja por todos que nosotros seguimos de fiesta...
jueves, mayo 15, 2014
¿Fe?
No es fácil conservar tal cosa.
En cualquiera de sus sentidos posibles. Más divinos o terrenales. Más
abstractos o personales. El caso es que hace mucho que no gasto de tal cosa.
Justo desde el momento en que entendí que la realidad era del todo menos justa.
No es un recurso a la pataleta, pero sí una sensación de mala suerte la que se
apodera de mi. Total, que no veo brotes verdes, mientras tanto absurdo se frota
las manos. Hoy me deseaban felicidad y me parecía insólito. Claro que quiero
ser feliz, me encantaría. Sueño con ello. Pero parece que las circunstancias se
han puesto en fila para torpedearme lo más posible. No quiero despertar una
inquietud concreta, es más bien un todo que me hace no ser mi mejor versión. Y
eso me duele. Por no decir/escribir algo más rotundo y zafio. La propia vida
perra me ha dado muchas lecciones, puede que pensarme menos sea una de ellas.
Pero cuesta, más contemplando tanta ineptitud, tanta limitación ajena. Que
tristemente tiene efectos colaterales y arrastra a los demás sin remedio. Estar
quejoso me da pereza, la verdad, pero es que tengo que desahogarme aunque en
este ejercicio de decir sin decir nada. Cada día me convierto en un ermitaño
imposible, decadente incluso. Víctima de tanto y tantos. Me da miedo que este
estado de las cosas se enquiste. No lo merezco. Creo que he demostrado mi valía,
mi entrega profesional y personal, mi capacidad de superación... Parece que
nada es suficiente. Quizá mi momento pasó y no supe digerirlo. Puede que ahora
me limite a dar bandazos en una búsqueda fútil. Me hago mil preguntas y me
atormento con el silencio. Así que fe, cero.
domingo, mayo 04, 2014
A ti, mamá
Sé que un montón de palabras es
insuficiente. Que el calendario no marca mis sentimientos. Ni tampoco las
campañas de los grandes almacenes. Lo nuestro es diferente. Es real. Una
conexión única. Supongo que desde tu interior nos esforzamos por conocernos y
querernos. Y vaya si lo hicimos. Tanto que no concibo mi vida sin ti. Sería
como si mi mundo se fuera a negro. Porque tú me das ese aliento que tanto
necesito. Porque tus palabras son mucho más que sabias. Cada mirada me hace
mejor, me alimenta. Y es algo que desde la distancia aprecio más, evidentemente.
Te tengo al otro lado del teléfono, pero me resulta poco. Porque no me canso de
ti. De tus sonrisas espontáneas. De tu honestidad. De tu generosidad infinita.
De tu carácter afable. No sé si habré heredado algo de ti o si podré continuar
tu perfecto legado. Lo que tengo claro es que mis días a tu lado han sido
inmensos. Como una campeona te sobrepones a la adversidad. Te duele el dolor de
los demás y callas el tuyo. Así eres. No duermes preocupada por tu gente
querida. Dando vueltas siempre a las circunstancias, intentando facilitarnos la
realidad. Podrán intentar atacarte y respondes como un ser humano intachable.
Lo has demostrado siempre, entregada a los tuyos. Así lo hiciste por nosotros,
por mi el primero. Abandonando tu realización profesional por darme un mundo de
posibilidades. Siempre será el mejor regalo, porque no olvidaré mi infancia a
tu lado. Tu ayuda constante, tu tesón de madre.
Darte las gracias me resulta tan simple. Te mereces mucho más. Esa felicidad que siempre has perseguido y que espero algún día entre todos podamos devolverte. Has apoyado mis locuras, mis pasiones y siempre has mostrado una fe ciega en este hijo que ahora te escribe. Siento no poder acompañarte en el día a día, pero sé que entiendes que mi búsqueda vital ahora no está en casa. Y no es capricho. Porque desayunar cada mañana a tu lado no tiene precio. Aunque me eches café de más. No importa. Nada importa si sale de ti, porque sé que responde a tu mejor voluntad. Cada esfuerzo, cada ejemplo. Somos muy afortunados quienes te tenemos, porque nos das cada día lecciones de lo cotidiano. Incluso he heredado de ti esa tontería de guardar la ropa nueva para ocasiones especiales. Y como es una manía tan tuya no pienso perderla. Me encantaría decirte todo esto mirándote a los ojos, viendo cómo las lágrimas recorren tu rostro. Emocionados porque somos así de sentimentales. Así me hiciste. Por siempre jamás. Mamá sólo quiero que estés orgullosa de mi. Valoro tanto que nunca hayas presumido ni alardeado de nada. Natural, auténtica, sentida, elegante. Lamento que mi vida te asustara. Que tuvieras que temer perderme. No me lo perdonaré nunca. Pero el destino no podía separarnos. Ni lo hará. Seguro. Te quiero, mamá.
Darte las gracias me resulta tan simple. Te mereces mucho más. Esa felicidad que siempre has perseguido y que espero algún día entre todos podamos devolverte. Has apoyado mis locuras, mis pasiones y siempre has mostrado una fe ciega en este hijo que ahora te escribe. Siento no poder acompañarte en el día a día, pero sé que entiendes que mi búsqueda vital ahora no está en casa. Y no es capricho. Porque desayunar cada mañana a tu lado no tiene precio. Aunque me eches café de más. No importa. Nada importa si sale de ti, porque sé que responde a tu mejor voluntad. Cada esfuerzo, cada ejemplo. Somos muy afortunados quienes te tenemos, porque nos das cada día lecciones de lo cotidiano. Incluso he heredado de ti esa tontería de guardar la ropa nueva para ocasiones especiales. Y como es una manía tan tuya no pienso perderla. Me encantaría decirte todo esto mirándote a los ojos, viendo cómo las lágrimas recorren tu rostro. Emocionados porque somos así de sentimentales. Así me hiciste. Por siempre jamás. Mamá sólo quiero que estés orgullosa de mi. Valoro tanto que nunca hayas presumido ni alardeado de nada. Natural, auténtica, sentida, elegante. Lamento que mi vida te asustara. Que tuvieras que temer perderme. No me lo perdonaré nunca. Pero el destino no podía separarnos. Ni lo hará. Seguro. Te quiero, mamá.
domingo, abril 13, 2014
La llamada
No es una. Son muchas. A cada
cual más definitiva. Esperamos con ansiedad, o todo lo contrario, que el teléfono
suene, vibre o nos anuncie ceremonialmente ese momento, esas palabras, ese
deseo, ese hecho, ese drama, ese te quiero... Si a todos nos preguntan
podríamos quedarnos con una para el recuerdo. Por suponer ese antes y después
necesario. Por romper en dos nuestra realidad. Por callar nuestro mundo
interior. La tecnología nos ha convertido en esclavos de su poder infinito. La
mala cobertura, en víctimas peripatéticas. Lo que me inquieta es pensar la
importancia que le damos a un telefonazo, cuando otro puede hundirnos sin
remedio. Estos días, envuelto en mi suma surreal de contextos, angustiado por
tonterías de lo cotidiano, recibí una llamada. No era la esperada. Ni de quien
me hubiera gustado y levantado el suelo a mis pies. No. Era de alguien querido
que me anunciaba una muerte. Un adiós sin preguntas. No se trataba de un
familiar directo, pero sí de uno de esos secundarios que están en nuestra vida
por algo. Con pocas líneas de diálogo, pero con tantas miradas de complicidad.
Justo entonces, al conocer la noticia de su marcha, entendí que soy un ser
absurdo. Que pierdo tantas energías, que me consumo por mis circunstancias y
personajos protagónicos, que no puedo permitirme restarme. No cuando lo importante
es hacer de la vida un ejercicio sano, transparente y enriquecedor. Lo demás
son capas grises y ridículas que nos anexionamos para mal. Así que he pensado
que podrá sonar el teléfono. Podrán apilarse mensajes instantáneos. Podrán hacer
del chat una barra libre. Podrá acabarse la batería. Pero mi auténtica llamada
ya ha tenido respuesta.
lunes, marzo 31, 2014
De nuevo
El tiempo nos acciona a su
antojo. Hoy lo pude comprobar. Sus casualidades han querido que acabe volviendo
a un lugar que supuso todo y nada. Un inicio y un final abrupto. He mirado al
cielo y he entendido que nada es fortuito. Que si entonces mi historia tuvo un
punto y aparte, ahora es momento de iniciar un nuevo párrafo. Mi historia así
lo requiere, después de un cúmulo surrealista que tampoco me apetece convertir
en palabras. Sí mi total intención de hacer de mi apuesta personal un cambio
más radical. La respuesta a una necesidad dormida. Puede que sea madurez o
necesidad, pero el momento me tiene reconfigurado. Bastante desconectado,
asimilando el desafío. No quiero ir más a remolque, deposito las dependencias
en el cajón de lo olvidable y miro ligero de equipaje. Sin esperas, con actitud.
Entonces caminaba con pasión. Hoy lo hago con desconfianza. Pero con la osadía
de no querer dejar nunca de aprender. Quisiera seguir y seguir volcando todo lo
que se me pasa por la cabeza, pero el cansancio me vence. ¡Buena señal!
miércoles, marzo 19, 2014
Papá
Puede que se lo diga poco.
Incluso que me cueste. Pero con él nunca he necesitado muchas palabras. Nos
separan tantas cosas, pero la piel justifica el resto. Supongo que no respondo
al canon de hijo perfecto, pero quién dijo que la perfección tuviera sentido.
Recuerdo momentos desde mi niñez juntos, que ahora me resultan insólitos.
Acompañándole en su afición futbolera, que en mi caso se convertía en momento
de relaciones públicas. Su risa tan particular, entre el ahogo y el escándalo.
Sus bromas, caras indescriptibles y gracietas de sello propio. La diligencia al
volante, haciendo realidad mi sueño sobre cuatro ruedas ¡un chófer! Nos soporta
mucho, pero sin perder nunca su norte. Y admiro cómo no oculta su amor a ella,
ni en los pequeños detalles. Seguramente de pequeño nunca quise ser como él.
Ahora de mayor, a ratos. Evolución lógica de la especie mediante. Pero escribo
esto solo. En medio de una aventura que no sé cómo me va a salir. Añorando esos
ratos cómplices, de cocina, de baño, de salón... Aunque sea subidos a dos en su
coche. Y pienso que el tiempo tiene muchas cosas buenas y que, una de ellas, es
aprender a no guardarse nada. Sin hacer daño, que luego ella me riñe. Pero con
la honestidad de dejar hablar al corazón. Hoy papá quiero decirte lo que resume
todo, que te quiero. Que aunque reniegue si alguien me dice que me parezco más
a ti, en el fondo me enorgullece. Porque eres especial para quienes estamos en
tu vida. Y a eso es a lo que yo aspiro. A ser especial. No sé si padre. Pero sí
hijo tuyo. Que tuvo claro quién fue su padre, de apodo astro del fútbol, o mote
pseudochino. Lo importante es que nunca has renunciado a tu esencia: elegante,
caballeroso, generoso, divertido. No cambies nunca. Te Quiero.
lunes, marzo 03, 2014
¡Hola Ola!
Con distancia e incredulidad
asisto a la ceremonia del mal tiempo que asola mi casa, mi tierra, mis
rincones. El fin del mundo pasado por agua. Con esas olas majestuosas que
esconden una ferocidad brutal. Asustan por impredecibles. O todo lo contrario.
No es la primera vez que nos azota con tanta fuerza, pero cada ocasión en que
nos asola sorprende. Me produce auténtico pavor, imaginar un mundo derrotado
por los mares. Con toda la carga que eso conlleva. No entiendo a toda esa gente
que, envalentonada, se presenta frente al temporal y juega al gato y el ratón.
Salen mojados, arrastrados, cuando no peor. Yo no me jugaría el tipo de ese
modo. Es más, agradezco no estar ahí para evitar sufrir esos envites del
viento, esas caladuras indiscriminadas. Es curioso cómo hay fenómenos que
resultan tan poderosos que nos arruinan. Literalmente. La suma de daños de
estas ciclogénesis explosivas crece por momentos. Y lo tremendo es pensar que
la meteorología, la atmósfera, los elementos, llámalo como quieras, es/son
capaz/ces de dominarnos y dar al traste con nuestro día. Se nos escapa la vida
en un instante y no lo procesamos. Eso sí, lo retratamos con profusión. Me
cuentan que hay zonas de Cantabria con atascos monumentales por animados
visionarios. Ni en verano con una tasa infinita de ocupación hotelera. Vienen
las olas, amigos, y salimos. Vaya, si salimos. Los vídeos se convierten en
virales. Temporal, en trending topic. La anécdota se propaga cual humo de móvil
en móvil. Perfecto. Algo así inquieta, a la vez que despierta curiosidad. Pero
con las cosas buenas, ¿por qué no ocurre lo mismo? Mira que nos cuesta
vendernos, apoyar iniciativas, comentar en positivo. Tenemos unos bemoles enormes.
Y unas olas ídem.
lunes, febrero 17, 2014
Amor sin santo
No necesitamos ser esclavos del
calendario. Mucho menos en cuestión de sentimientos, porque perderían toda su
esencia. Hay quien encuentra negocio en impregnar de corazones nuestra realidad
y aspira a imponer su fetichismo de latidos previo pago. Es una tontería
supina, porque el querer no se estanca, se desarrolla cual ser vivo. Para bien
o para mal. Igual que los seres vivos. Y como sabemos, tantos se han ido por el
lado del mal... El caso es que defiendo la valentía del amor continuo. Sin
dobleces. De verdad. Nada que ver con el producto de una comodidad mal
entendida y una relación cogida con pinzas. No. Aplaudo las parejas que apuestan
a la inversa, sin ambages. Que no silencian los problemas, es más los ponen
sobre la mesa y son capaces de argumentar, debatir y encontrar salidas
oportunas. Me asquea el dejarse llevar por la circunstancia y el roce en suma,
sin mediar palabras honestas. Porque esa es la clave. Cada cual sabrá cómo se
gestiona en cuestiones horizontales, pero falsear planteamientos de amoríos por
cubrir un expediente resulta patético. Siempre digo lo mismo, pero hay quien se
empeña en cubrir ese hueco, papel, rol de enamorado con quien sea. Con prisas.
Ansiedad y cero criterio. Así no se construye nada, muchachada. Ese tipo de
persona suele tener disfunciones varias (esto se escribe habiendo pasado por) y
una suma de miedos que impide naturalizar el proceso amoroso. Se vuelcan (o
casi) en historias que no aportan más que vacíos y conviven con su necesidad
real. Caen en defender lo indefendible, convertir en buenismos los típicos
rancismos y así sucesivamente.
Mucha gente que aún no ha llegado a enamorarse
se pregunta qué se siente. Justo lo contrario a estas pseudo pasiones. El
estómago da ese vuelco. Sí. Lo da. No habrá mariposas, pero algo dentro de ti
indica quién es. Así, a las claras. Que luego pegues la vuelta es otro tema.
Las entrañas no mienten, nuestra psicología inversa sí. Y en estas la soledad
por deconstruir es básica para acceder después al mundo duado. Cada cual debe
entenderse, soportarse y, lo más importante, quererse. Sin eso no hay opción
para acabar arrejuntado y buscando nidito de dos. Mi nulidad sentimental me ha
pesado mucho en el tiempo, pero he llegado al punto de disfrutar de mi yo. Y punto.
Ni pienso en esforzarme por, ni aspiro a tener nada con. Es más, me da una
pereza horrorosa. Como María José Cantudo, igual. Más cuando sales a las calles
y te encuentras con fast food love. O ligoteo low cost. Hordas de desesperación
se entregan al trago más frenético. Embutidas presas se alborozan cuando los
cazadores disparan. Se me entiende. Que es un rollo macabeo y se necesita a un
ejército de CSI para localizar a ejemplares ajenos al embrutecimiento y lo
chabacano. Su suma de muescas triunfales supera en número a los que reparten
cada día en la cola de la charcutería. Nada fina. Y uno tiene sus límites. Por
eso me reía el otro día del San amoroso, que debería mutar de Valentín a
Calentín por mímesis con los tiempos que corren. Lógicamente, también en
reflexivo. De momento, mi única reflexión es esta. Con amor. Mi amor.
miércoles, febrero 05, 2014
Vuestro
Es de bien nacido ser agradecido.
Y ha llegado el momento de rendirme y mostrar mi total admiración y gratitud.
Sin ellas, ni yo ni nadie seríamos lo que somos. Porque su suma nos ha
permitido hacer del viaje de la vida un ejercicio único. No importa su tamaño,
sí su carácter y el tono. Se delatan a sí mismas. Y se pegan, unas a otras,
culebreando. Cada usuario se apropia de su inmensidad, acentuando su verdad y
jugando con su riqueza infinita. Se regalan y tantas veces se desperdician,
pero siempre alcanzan un significado. Analizarlas puede ser tan sesudo como
divertido. Muchas veces complican la existencia, poniéndose capas para
redefinirse. Me conquistaron de pequeño, desde mi inconsciencia. Y, algunas
veces, sufrí mi incapacidad total para verbalizar su esencia. Recuerdo las
bromas que me hacían por atreverme a ser mayor, salpicando mi discurso de loco
bajito con algunas piezas robadas a la madurez. Por aquella época, me rodeaba
tanto de mayores que asimilaba deprisa y corriendo multitud de ejemplares sin
saber, ni mucho menos, qué escondían. Porque suelen ser burlonas y travestidas.
Otras extranjeras, dudo que con papeles, vinieron para quedarse. Eso sí, la
gente se apropia de su valor de mala manera, dando pie a la risión de los más
exquisitos.
Algunas consiguen muchos premios, gracias al talento de unos cuantos hábiles en su deporte. Otras tienen mala prensa y se procura alejarlas de los más pequeños. Pero, no nos engañemos, tarde o temprano se rendirán a ellas, incluso a las peor vistas. Se pueden formular de tantas maneras que las nuevas tecnologías consiguen ponerlas en peligro. De pronto, se acortan y quedan en nada, víctimas del trastorno vago de quienes las necesitan. Son de amor. Y de dolor. Hasta un compromiso que no necesita firma. Son tantas, que resulta imposible conocerlas a todas. No habría contactos suficientes en el móvil, ni permisos de amistad en el caralibro. Se manifiestan por las calles, aunque Delegación de Gobierno no conoce mecanismo para contabilizarlas adecuadamente. Hay quien intenta callarlas, borrarlas o someterlas pero su poder acaba ganando en aliados. Lo mismo están en la música que en el metro. En un pueblo profundo que en la gran ciudad. Me fascina su capacidad para ser tan profundas como festivas. Raramente irrepetibles, de ahí su grandeza. Ahora entendéis que necesitara hacer públicamente esta declaración. Vacío de ellas no soy nada ni nadie. Desde aquí doy las gracias a las palabras por haberme dado tanto y lo que os rondaré amigas...
Algunas consiguen muchos premios, gracias al talento de unos cuantos hábiles en su deporte. Otras tienen mala prensa y se procura alejarlas de los más pequeños. Pero, no nos engañemos, tarde o temprano se rendirán a ellas, incluso a las peor vistas. Se pueden formular de tantas maneras que las nuevas tecnologías consiguen ponerlas en peligro. De pronto, se acortan y quedan en nada, víctimas del trastorno vago de quienes las necesitan. Son de amor. Y de dolor. Hasta un compromiso que no necesita firma. Son tantas, que resulta imposible conocerlas a todas. No habría contactos suficientes en el móvil, ni permisos de amistad en el caralibro. Se manifiestan por las calles, aunque Delegación de Gobierno no conoce mecanismo para contabilizarlas adecuadamente. Hay quien intenta callarlas, borrarlas o someterlas pero su poder acaba ganando en aliados. Lo mismo están en la música que en el metro. En un pueblo profundo que en la gran ciudad. Me fascina su capacidad para ser tan profundas como festivas. Raramente irrepetibles, de ahí su grandeza. Ahora entendéis que necesitara hacer públicamente esta declaración. Vacío de ellas no soy nada ni nadie. Desde aquí doy las gracias a las palabras por haberme dado tanto y lo que os rondaré amigas...
martes, enero 28, 2014
Sentirás volar
Cuando se secan las lágrimas
pensamos que ya no hay modo de expresar el dolor. El vacío que provoca tuerce
nuestro rostro, congela el alma. Así, arrastrando la injusticia impropia de lo
que fue, se pierde toda energía interior. Es momento de dejarse atrapar por la
magia y entender que las alas vienen para quedarse. Lo pude comprobar en la
exposición Mujer Mariposa, hasta el 9 de Marzo en La Posada del Dragón
(Madrid). Escalón a escalón ascendí a un universo de sensibilidad y delicadeza
únicas. En este contexto de prisas y hastíos, conviene pararse y entender el
valor de las imágenes. Cada fotografía es un canto a la libertad bien
entendida, a la feminidad como impulso y reivindicación en positivo. Frente a
los noes y los obtusos, las artistas proponen un viaje cuasi infinito. A cada
mirada corresponde llegar a ese más allá. Las mariposas aladas no son más que
el hilo conductor de un escenario tan imaginario como dolorosamente real. El
juego de la luz inquieta como atrapa, pero a nadie dejará indiferente. La piel
allí contada traspasa y se siente próxima. Tanto que quieres acariciar su
textura y recorrer en silencio su bella dimensión. Cada objetivo muestra sin
juzgar, abrazando la esencia mística y frágil de sus protagonistas. El propio
ritual que allí se crea invita a reflexionar con la voz interior y ascender a
la verdad de quien narra la vida. La misma que se escapa entre nuestros dedos,
escurridiza y emocional. Los miedos paralizan frente a las alas majestuosas,
reafirmación perfecta del yo herido. Del mismo que tiran las cómplices
voladoras, hechas a sí mismas con la determinación de su salvación. Mis
palabras son humildes trazos de un todo que llena y acciona la necesidad de
hacer de los días un ejercicio de honestidad. Costará limpiar de toxicidad
nuestro esqueleto socio-sentimental, pero se puede y se debe. Volando,
mariposas mías, llegaremos lejos.
Pd. Mi enhorabuena especial y sentida a mi admirada CaraMela Revuelta
(autora de la imagen). Lo que ven tus ojos alimentan nuestras emociones
siempre. No cambies.
Mujer Mariposa
Mujer Mariposa
hasta el 9 de marzo 2014
La Posada del Dragón
Cava Baja, 14 (Madrid)
posadadeldragon.com
La Posada del Dragón
Cava Baja, 14 (Madrid)
posadadeldragon.com
jueves, enero 16, 2014
Me estoy quitando
Cada día somos más tecnológicos y
nos volvemos menos lógicos. Perdemos realidad a cambio de apostar la mirada en
pantallas. Hace un tiempo que me quema, y mucho, la dependencia al teléfono. El
aparato útil, que ocupaba un lugar privilegiado en nuestras casas, se ha
convertido en nuestra extensión allá donde vayamos. Un estudio revelaba estos
días que miramos una media de 150 veces nuestro móvil en el tránsito de 24
horas. Yo confieso que seguramente las supere y me preocupa. Por mucho que
quiera 'quitarme', se complica cuando muchas relaciones laborales y amistosas
se circunscriben ya sólo a través del dichoso smartphone. Se está perdiendo el
valor real de la palabra, todo va muy deprisa y prestamos cero atención a
nuestros mensajes. Los que escribimos y los que contamos. Mal camino, más para
quienes confiamos en el poder de la comunicación en positivo. Hemos cambiado
los cafés y las miradas por textos exprés ilegibles. Las quedadas en grupo por
chat colectivos de desmadre, que me levantan auténtico dolor de cabeza. Me
quitaría de todos, pero tampoco quiero parecer un raruno. Como seres sociales
no podemos renunciar a la esencia del entendernos, del sabernos cómplices y
sentir la piel. Lo demás son meros adyacentes, complementarios pero nunca
exclusivos. Ahora se hace hasta raro tener una conversación telefónica,
asimilar la entonación, el sentido y la personalidad de cada charla y/o
charlante. En la limitación telefónica se crea confusión y se pierden detalles,
muchas veces esenciales.
Lo peor de todo, a mi juicio, son los ejercicios de mala educación que cometemos por ese victimismo pantallizado. No es posible prestar más atención a lo que nos vibra que a la persona que comparte nuestro tiempo. Eso está muy feo. A nadie le gusta que le ignoren pero así, a la cara y con descaro, queda fatal. Escuchando la radio contaban muy sorprendidos que un miembro de su equipo no tenía terminal y se hacía imposible localizarlo... Fuera de su horario de trabajo no tiene que estar supeditado al control. Pero claro, parece un extraterrestre al renunciar a su movilidad. Yo no llego a fantasear con ello, porque en momentos de ausencia de mi pequeño ¿hola, qué tal? lo he pasado francamente mal. Aunque sí asumo la necesidad de rebajar esa ansiedad y cuidar las relaciones interpersonales fuera de redes sociales y whastappeos espontáneos. Me entrego, por tanto, a disfrutar de momentos y contextos que hablen por sí solos. Sin melodías ni pitidos personalizados.
¿Cuándo quedamos?
Lo peor de todo, a mi juicio, son los ejercicios de mala educación que cometemos por ese victimismo pantallizado. No es posible prestar más atención a lo que nos vibra que a la persona que comparte nuestro tiempo. Eso está muy feo. A nadie le gusta que le ignoren pero así, a la cara y con descaro, queda fatal. Escuchando la radio contaban muy sorprendidos que un miembro de su equipo no tenía terminal y se hacía imposible localizarlo... Fuera de su horario de trabajo no tiene que estar supeditado al control. Pero claro, parece un extraterrestre al renunciar a su movilidad. Yo no llego a fantasear con ello, porque en momentos de ausencia de mi pequeño ¿hola, qué tal? lo he pasado francamente mal. Aunque sí asumo la necesidad de rebajar esa ansiedad y cuidar las relaciones interpersonales fuera de redes sociales y whastappeos espontáneos. Me entrego, por tanto, a disfrutar de momentos y contextos que hablen por sí solos. Sin melodías ni pitidos personalizados.
¿Cuándo quedamos?
martes, enero 07, 2014
Encantado de conocerme
Llámalo momento. O quizá contexto. Puede que instante. Sea como sea, sumamos retales de realidad que nos hacen personas. Algunas buenas y algunas, algunas... No podemos abstraernos de la fuerza de las emociones, de los sentidos bien entendidos, del querer de latido feliz... Nos empeñamos en perder energías en tonterías varias y anulamos el verdadero motivo que nos impulsa. Tras fechas entrañables o todo lo contrario, escenificaciones impúdicas de falsedad, materialismos a golpe de tarjeta, comilonas fuera de báscula... retomamos el mundo de lo cotidiano, nuestro particular circo. En pista, bajo los focos, parecemos nuestra peor caricatura. Desdibujados por egoísmos y absurdeces enquistadas. Presos de un guión de propósitos, de esperanzas y patrañas de autocomplacencia. No quiero caer en esta trampa de miradas equivocadas, de evidencias tapadas para no afrontar la verdad. Me niego a ser bufón de cortes injustas y catetas, venidas arriba por la fuerza de la ignorancia. Quererse es sinónimo de diálogo con uno mismo, sin más doblez que el de la sábana que duerme los sueños. Las esperanzas no son suficientes sin el auténtico empeño de apostar por el yo. Dos letras y el infinito por escribir. Seré yo quien se salga de los márgenes, en caso de emergencia, insolencia o descuido. Mi autor de párrafo largo, con sintaxis juguetona y verbo del revés. Lo seré por elección, no por imposición fatal ni corriente social. Echo fuego por verme estático, imposibilitado por las circunstancias. El no ya no es tal, sino una opción más de voltear las cosas. Creyendo que los días son mi lienzo particular, daré el brochazo de mi impulsividad y estamparé mi firma. Al precio que sea. Imputados serán los desconvocados a la fiesta, los jetas vacíos de contenido. Mis sonrisas no serán su juicio, sólo mi supervivencia.
Hola, ¿qué tal año nuevo? Un placer conocerte, pero más conocerme...
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