miércoles, diciembre 25, 2013

feliz ná ná ná ná



Brindo por resacas de buenas energías,
momentos únicos y miradas cómplices. 

¡Que el Almax sea contigo! 

Besos y abrazos a repartir, Sergio

viernes, diciembre 20, 2013

100%



No es mi estado de ánimo (ya me gustaría). Ni el nombre de un nuevo proyecto (no lo descarto). Tampoco el de un grupo o espectáculo que quiera reivindicar (no sé si tal cosa así nombrada existe). Lo que quiero reflejar es un nuevo síndrome de este siglo tecnológico, el del '100% de la batería del móvil'. Vivimos pegados a nuestros teléfonos como extensiones impropias de nuestra persona. Malgestionamos una dependencia absurda y complicada que nos lleva a situaciones bochornosas. Llegamos a desatender a la persona que tenemos enfrente por enfrascarnos en tonterías varias que nos llegan instantáneamente o por otras conversaciones que somos incapaces de aplazar a otro espacio/tiempo. Y a todo esto, nos entran los siete males cada vez que asistimos a la caída progresiva de la carga de nuestro terminal. Reconozco que soy de los enganchados oficiales con enchufe portátil. El efecto cargador. Cierto es que por cuestiones de trabajo lo preciso, pero reconozco que las ocasiones que no tengo posibilidad de recarga me consumo yo más que la low battery. Nos han hecho creer que sin estas herramientas de conexión no somos nadie ni nada. Y es una gran mentira. No hay más que retrotraerse a nuestra propia biografía y recordar lo felices que éramos con nuestros cauces comunicativos tradicionales. El otro día tuve ocasión de pasar por una oficina de Correos y me emocionó saber que hay muchas personas que aún confían en los envíos clásicos. Algunas amigas entrañables no faltan cada año a su original postal de felicitación y me emociona recibir el soporte en papel, con sus letras y emociones intactas. No quiero ser una víctima tecnológica ni sufrir por la nula capacidad de aguante de los aparatitos movilizados. Me pienso en momentos ridículos maldiciendo la ausencia de batería y restando así otros momentos de vida que no se transmiten a través de una pantalla. Nos estamos olvidando de la piel y las miradas y eso resulta preocupante. Escribo esto con mi teléfono al 100% y la pila rebosante. ¡Qué cosa!

domingo, diciembre 08, 2013

Latente



Hay momentos que se guardan en el cajón de los inolvidables por derecho propio. Como lugares que te atrapan y pasan a ocupar un espacio privilegiado en tu ruta de imprescindibles. Y, desde luego, personas que se ganan el billete sin retorno en tu biografía. La realidad no siempre aúna tales maravillas. Cuando eso sucede, algo se paraliza y cristaliza para bien. Quien lo haya vivido, sabe de lo que hablo. Por suerte, este pasado viernes tuve la suma genial de perfecto momento, maravilloso lugar, increíbles personas. Meses de trabajo después el calendario marcaba la fecha indicada para la grandiosa presentación de la nueva colección Spring/Summer 2014 de mi amiga y jefa Trinidad Castillo. Siempre discreta y prudente, poco me había contado de los diseños. Su buen hacer aseguraba emociones fuertes pero, esta vez, rompió todos los esquemas y creció hasta infinito. ¡Artista! Alguien como ella necesitaba un espacio que conquistar. El ejército del buen rollo activó sus resortes y nos encaminó al rincón más mágico que una ciudad como Santander jamás pudo soñar. Su nombre resume su esencia cautivadora, La Nave Q Late. Había visto imágenes y pedazos de otros encuentros inspiradores, pero uno no late del todo hasta que no se pierde en su inmensidad. Quienes disfrutamos con crear y dar vida a escenarios de ilusión tenemos allí un sueño hecho paredes, pequeños grandes detalles que magnifican el todo y, lo que es más importante, un equipo humano que capitanea con talento único esta casa polisémica.

El día fue la sucesión de cómplices y miradas de entendimiento sin palabras. Como la propia colección, de nombre 'Mímica'. Cuidamos cada mínimo elemento, para entrelazados enamorar en las distancias cortas. Teníamos entre miedo y expectación por la gente que entregara su corazón y cada latido a un espectáculo en el que la moda era el telón de fondo de armario. Pero las expectativas se superaron con un éxito arrollador en un día de fiesta. La ansiedad del lleno, por favor se había esfumado. Tener a las modelos, elenco perfecto de bellezas de sonrisa profunda y maniquís a la espera del guante hecho trapo fashion, nos tranquilizó. Más sabiendo que sus gurús son dos damas de la pasarela como Betty y Marta, de MB agencia. Mis otros compañeros, los creativos y estilosos Chesan se enfundaron el traje de la elegancia para crear unos looks de altura. ¡Qué arte! Son genios en feminizar y transmitir sofisticación. Orgulloso de su trabajo y de mi tupé de altos vuelos, rumiaba los últimos momentos previos al show. La liturgia del espejo, vestir mi personaje de palabras. Cómo no, con un look Trini, tirantes, pajarita inquieta y una americana sencillamente maravillosa. Nazim/Wacho musicalizó con su saxo la apertura, ante la expectación colectiva por unas creaciones que alegrarán vestidores. Pisé fuerte y desde mi corazón hablé de la anfitriona, su personalidad, su curriculum, su verdad tan ella. No había guión porque no era necesario, con hablar desde lo profundo todo fluiría. Y así fue. Comenzó el serpenteo entre luces de modelazos a medida, apuestas por una mujer rompedora, entregada a gustar y decidida en sus cortes. Los tacones de vértigo, los conteneos, los aplausos, los flashes, nuestros nervios... Nuestra matemática era como el mejor de los sueños. Dieciséis. No era un número, era la plasmación de un talento empatronado. Con su timidez, la autora apenas quería sacar cabeza en el festín. Los micrófonos revoltosos accionaron la improvisación y el gracias mayúsculo a un equipo que demostró excelencia personal y profesional. Brindis y surrealismos se sucedieron después, con alguna que otra avecilla imprevista de sinhueso desmedida. Pero nada ni nadie minará una noche que se escribió desde lo auténtico, la pasión, el sentimiento. Si la moda tiene algo de frivolidad se evaporó con tantos latidos.

No quiero que pase mucho tiempo hasta experimentar algo así. Es egoísta, porque me sentí especial en un contexto mágico. Quiero latidos. Quiero moda. Quiero siempre rodearme de profesionales y no de fantasmeos absurdos. Quiero cerrar los ojos y no escapar nunca de aquella sensación....

foto original: Mela Revuelta