domingo, agosto 29, 2010

Retrato(s) de familia

No hace falta protagonizar un avistamiento OVNI para generar un Objeto Vividor No Identificado. Acude a un encuentro de familia y tendrás resultados sorprendentes. Y es que la juntura de los miembros de un clan tras tiempos de desconexión produce una concatenación de surrealismos dignos de notificación. En estos casos las ganas se dividen, entre los ansiosos a la causa y los perezosos al remix del árbol familiar. Ya se sabe, son ocasiones únicas para recordar los kilos de más que cada día te recuerda tu afinada báscula, para airear trapos sucios de los solteros sin causa, para cotillear a diente batido de las nuevas adquisiciones vía posición horizontal en el grupo, para compartir los bajos instintos de cada cual, para volver a pasados dignos de olvido (no exentos de recreaciones ad hoc), y etcéteras sabidos y poco convenidos.
El guión se repite y admite poca improvisación. Cada cual sabe lo que puede esperar del otro. Porque, queramos o no, tenemos adjudicado un rol que debemos escenificar. Es curioso cómo en lugar de crear un ambiente de relax, propio para un personal de confianza, se da la vuelta a la tortilla social y planteamos escenas de tensión, de gestos impostados, de grandilocuencias ridículas. Nos conocemos, sabemos del papelón pero nos afanamos en mantener la el clímax dramático.
Preferible un entramado familiar de mezcla: de supuestos intelectuales venidos a más, de entes políticos venidos a menos con ideas caducas, de adictos a la bajeza encantados de conocerse, de obsesas de su imagen en el ring de las grasas perdidas, de pequeños hiperactivos dejados de la mano del destino (las de sus progenitores están ocupadas en densas conversaciones 'arreglamundos'), de amargados que cuentan los minutos para volver a su escondite... Todos tenemos nuestras taras y hacemos ostentación de ellas. Sin complejos aunque haberlos haylos. Y muchos, latentes, dolientes... Pero estamos en familia. Y ya se sabe: ¿La familia? Bien, gracias.

domingo, agosto 22, 2010

¡Ponles cara!

Hay que agudizar el ingenio. Total, para que triunfen la vulgaridad y los mediocres venidos a más. Todo por decisiones que poco tienen que ver con la valía o el talento natural. Ahora priman otras cosas, más hermanas de las bajas pasiones que del esfuerzo sudoríparo. Pero si no quieres pasar desapercibido, sueñas con que te valoren y estar en boca de tantos (de aquella manera), lo mejor es que procedas a un ejercicio de reinvención en toda regla. Me han llegado raras pero revolucionarias formas de negocio y labores, a las que aporto otras nuevas. Todo sea porque el universo del surrealismo por asalariar gane consistencia.

  • Arquitecto de sueños. Dícese del 'modernito' que escenifica su espiritualidad y onanismo, para actuar de intenso de la vida y el amor.
  • Escultor del aire. Personaje con ínfulas de intelectual y dejado de su palabrerío para aparentar donjuanismo.
  • Pintor de brocha invisible. Un artista de lo no cotidiano, un visionario en toda regla. Lógico, se reserva para sí tanta obra sin andamio.
  • Desinformador deslenguado. Nada que ver con un cotilla deluxe, más bien con el paleto que poco sabe (y quiere) escribir, plagia sin pestañear, no consulta la RAE y surte de erratas un campo de letras. Eso sí, tiene convenio laboral y sueldo supermileurista.
  • Coyota SiliconHada. Especie de mujer nocturna con dos cabezas por delantera a falta de una útil. Parapetada en una barra a golpe de 'canalote' de 'malota'.
  • Artistha. Renegado de lo convencional, buscador insaciable de la diferencia. Feliz de aplicar la teoría del 'tan, tan' a su vida. Van de tanto, que se quedan en nada por mucho que trafiquen con las palabras.
  • Lapa interesada DTLV*. No pertenece a un atelier de moda fashion, es un engendro que escudriña posibilidades y se adosa a seres exprimibles de uno u otro modo. Es un ejemplar *de toda la vida.
Quién no conoce a algún ejemplar concordante. O puede que en suma. Son peligrosos y están en peligro de extensión. Hay que armarse de paciencia y de regates verbales para superar la escalada social de tales prototipos y tipas que quieren conquistar este mundo, de por sí surrealista.

sábado, agosto 14, 2010

Rodeo infeliz

Llueve sobre mojado. Por el boulevard de los sueños rotos no habitan héroes, sólo locos. La espiral del tiempo sigue mermando ilusiones, ganas y hasta espíritu. Así es difícil soportar tanta crudeza del momento, tanto personaje de quinta encantado de rebajar en reflexivo para crear una onda expansiva. Y los damnificados ni sabemos cómo escapar de la barbarie de los mediocres venidos a más. Estos tiempos cogidos con pinzas favorecen su escalada y la merma de los que no ingieren por posesión de escrúpulos. Ellos pasean sus lenguas viperinas, sus maldades desintelectualizadas, su vagancia de último modelo y una hipocresía a prueba de algodón. Encantados de conocerse y de fagocitar el universo común. Todo con la potestad de quien manda a golpe de mando. Sin saber, sin preguntar, sin organizar, pero echando balones (y pasiones) fuera para librarse de una conciencia tranquila de por sí.
Pero este mal de gente ocurre, por desgracia, en todos los entornos. Donde esperabas entrega y cercanía, te encuentras con pasotismo y silencio. Hay amistades que salen de paseo y luego se quedan encerradas en el armario. Irá por temporadas o colecciones. Pero el tiempo te demuestra que más vale confinarlas al baúl de los recuerdos, más malos que buenos. De las prendas que te usan y luego descambian por supuesta caducidad. Allá su pérdida. Acá el lamento y un sufrimiento sin consuelo. Sólo queda dejar actúar al tiempo, para propiciar un volteo justiciero de tortilla y librarse así de las patatas podridas.