jueves, mayo 15, 2014

¿Fe?



No es fácil conservar tal cosa. En cualquiera de sus sentidos posibles. Más divinos o terrenales. Más abstractos o personales. El caso es que hace mucho que no gasto de tal cosa. Justo desde el momento en que entendí que la realidad era del todo menos justa. No es un recurso a la pataleta, pero sí una sensación de mala suerte la que se apodera de mi. Total, que no veo brotes verdes, mientras tanto absurdo se frota las manos. Hoy me deseaban felicidad y me parecía insólito. Claro que quiero ser feliz, me encantaría. Sueño con ello. Pero parece que las circunstancias se han puesto en fila para torpedearme lo más posible. No quiero despertar una inquietud concreta, es más bien un todo que me hace no ser mi mejor versión. Y eso me duele. Por no decir/escribir algo más rotundo y zafio. La propia vida perra me ha dado muchas lecciones, puede que pensarme menos sea una de ellas. Pero cuesta, más contemplando tanta ineptitud, tanta limitación ajena. Que tristemente tiene efectos colaterales y arrastra a los demás sin remedio. Estar quejoso me da pereza, la verdad, pero es que tengo que desahogarme aunque en este ejercicio de decir sin decir nada. Cada día me convierto en un ermitaño imposible, decadente incluso. Víctima de tanto y tantos. Me da miedo que este estado de las cosas se enquiste. No lo merezco. Creo que he demostrado mi valía, mi entrega profesional y personal, mi capacidad de superación... Parece que nada es suficiente. Quizá mi momento pasó y no supe digerirlo. Puede que ahora me limite a dar bandazos en una búsqueda fútil. Me hago mil preguntas y me atormento con el silencio. Así que fe, cero.    

domingo, mayo 04, 2014

A ti, mamá



Sé que un montón de palabras es insuficiente. Que el calendario no marca mis sentimientos. Ni tampoco las campañas de los grandes almacenes. Lo nuestro es diferente. Es real. Una conexión única. Supongo que desde tu interior nos esforzamos por conocernos y querernos. Y vaya si lo hicimos. Tanto que no concibo mi vida sin ti. Sería como si mi mundo se fuera a negro. Porque tú me das ese aliento que tanto necesito. Porque tus palabras son mucho más que sabias. Cada mirada me hace mejor, me alimenta. Y es algo que desde la distancia aprecio más, evidentemente. Te tengo al otro lado del teléfono, pero me resulta poco. Porque no me canso de ti. De tus sonrisas espontáneas. De tu honestidad. De tu generosidad infinita. De tu carácter afable. No sé si habré heredado algo de ti o si podré continuar tu perfecto legado. Lo que tengo claro es que mis días a tu lado han sido inmensos. Como una campeona te sobrepones a la adversidad. Te duele el dolor de los demás y callas el tuyo. Así eres. No duermes preocupada por tu gente querida. Dando vueltas siempre a las circunstancias, intentando facilitarnos la realidad. Podrán intentar atacarte y respondes como un ser humano intachable. Lo has demostrado siempre, entregada a los tuyos. Así lo hiciste por nosotros, por mi el primero. Abandonando tu realización profesional por darme un mundo de posibilidades. Siempre será el mejor regalo, porque no olvidaré mi infancia a tu lado. Tu ayuda constante, tu tesón de madre.

Darte las gracias me resulta tan simple. Te mereces mucho más. Esa felicidad que siempre has perseguido y que espero algún día entre todos podamos devolverte. Has apoyado mis locuras, mis pasiones y siempre has mostrado una fe ciega en este hijo que ahora te escribe. Siento no poder acompañarte en el día a día, pero sé que entiendes que mi búsqueda vital ahora no está en casa. Y no es capricho. Porque desayunar cada mañana a tu lado no tiene precio. Aunque me eches café de más. No importa. Nada importa si sale de ti, porque sé que responde a tu mejor voluntad. Cada esfuerzo, cada ejemplo. Somos muy afortunados quienes te tenemos, porque nos das cada día lecciones de lo cotidiano. Incluso he heredado de ti esa tontería de guardar la ropa nueva para ocasiones especiales. Y como es una manía tan tuya no pienso perderla. Me encantaría decirte todo esto mirándote a los ojos, viendo cómo las lágrimas recorren tu rostro. Emocionados porque somos así de sentimentales. Así me hiciste. Por siempre jamás. Mamá sólo quiero que estés orgullosa de mi. Valoro tanto que nunca hayas presumido ni alardeado de nada. Natural, auténtica, sentida, elegante. Lamento que mi vida te asustara. Que tuvieras que temer perderme. No me lo perdonaré nunca. Pero el destino no podía separarnos. Ni lo hará. Seguro. Te quiero, mamá.