viernes, mayo 30, 2008

La desesperanza de la soledad

Venimos solos al mundo, por muchos alrededores clínicos, y acabamos más solos que la una. El tiempo nos posiciona y regula nuestros ámbitos sociales. Las personas pasan, las vivencias no siempre quedan y los desengaños son el pan nuestro de cada día. Con ánimo de ser cansino, el devenir generacional hace que asistamos a la ceremonia del tránsito personal y adyacente sin demasiada capacidad de elección. Lo ajeno delimita casi siempre el guión de nuestra vida, porque las decisiones propias siempre son codependientes de otros entes reguladores. Pese a ello intentamos caminar por la senda futura de la incertidumbre con la sensación de que en la mochila social se caen muchas figuras, que de tótem pasan a reliquia.

Como resume mi microbiografía “Todo pasa, poco queda, más allá”. No se me ocurre mejor modo de condensar una vida propia en la que las gentes bailan en el corazón y como fantasmas itinerantes aparecen y desaparecen. Porque como cualquier ser vivo cumplen su función: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Y así vienen y van de nuestro imaginario emocional, dejando el poso de su personalidad. Cada época es un mundo y un submundo interpersonal. Que en la línea temporal las compañías sean de sesión continua es un lujo. Tampoco es cuestión de lamentar las pérdidas que la circunstancia o el fraude amistoso propician. Sí vale la pena poder mirar atrás y valorar cada momento como un regalo. Ahora el paso del tiempo nos posiciona en la nostalgia de lo vivido y en la duda de la realidad ajena, la misma que entonces te medio pertenecía.

Y así es como pese a todo uno siempre acaba dando vueltas sobre lo mismo en la soledad de una isla inhóspita, donde no amaina el temporal ni la amargura incorporada. Solo y sin rumbo todo adquiere más simbolismo y una carga extra de emotividad. Los pasajes de esta vida no dan para más. Por eso la necesidad de la reinvención en un juego sin fin con uno mismo y su mismidad indefinible. Perdiendo un tiempo que seguro no voy a recobrar pero con el ánimo en suspensión.

miércoles, mayo 28, 2008

Lo que da de sí el contexto

El fortunio o infortunio del día a día nos hace saltar contextos y olvidar la esencia de muchas situaciones que dan sentido a eso que llamamos vida. Que en sí suena profundo pero que en realidad es mundano y del todo palpable. Por eso hoy no dejé escapar la sorpresa de la inmediatez y el hecho de reunirme con un trío de primeras espadas de la cercanía, la sonrisa, la complicidad y el chascarrillo. Con ellas, porque son en a la generalidad de mis cercanías latentes, tuve la sensación de que el mundo no se equivoca, quizá algunos mamarrachos que pasan con zancadas y arrolladora actitud de mal, dejando damnificados en su ruta.

Por eso lo mejor es pasar de las negatividades que algunas mentes malpensantes intentan tatuarnos en la frente. De ahí la necesidad de obviar eso que nos impide crecer y disfrutar las pequeñeces que son máximas, las mismas que nos regalan momentos, frases, miradas y sensaciones únicas. Una suma que no siempre es posible por las circunstancias, agendas, tiempos, destinos... pero que se repite con exactitud metafórica en cada reinterpretación del contexto y sus contextualizadores.

Perdido o no en mis paranoias de lo que me pasa o me deja de pasar, lo cierto es que saberme querido y bien rodeado, lejos de dimes y diretes y rancismos impropios, me siento reconfortado. Y con la lección aprendida.

lunes, mayo 26, 2008

Contando espero...

Porque hay días que no se pueden olvidar. Y proyectos que te hacen despertar. Por eso puedo afirmar que...


Descúbrelo y sé un 'esperador más'.

sábado, mayo 24, 2008

¡Qué movida!

Es curioso. A veces vamos como borregos y nos quedamos en la superficie de lo que nos muestran. Nos cuesta escarbar y practicar la búsqueda del más allá. Por eso cuando te ponen en bandeja negarse es imposible. Es lo que me ocurrió anoche, cuando el arte más independiente y surrealista de mi ciudad provinciana propició un encuentro particular para conocer y reflexionar sobre la movida. Y es que por mucho que se haya generalizado ese concepto sobre lo que eclosionó en los ochentas capitalinos, el resto de rincones de la geografía cañí no se quedaron atrás en cuanto al musiquerío, los estilismos cutrelux, las actitudes por encima de las formaciones y demases. Así que esta tierra infinita no fue menos y tuvo su pléyade de exponentes que navegaron con una marejada cultural insólita y necesaria.

Un documental y un recorrido en fotogramas de aquellos tiempos nos permitió a los más jóvenes, aquellos que en la época no éramos casi ni zigotos ni proyecto de ello, a conocer lo mucho que algunas mentes subversivas hicieron por liderar las corrientes particulares de libertad y libertinaje. Todo con kilos de morro y sobredosis de moral escénica. Por mucho que sus resultados fueran pobretones su objetivo de crear y alterar siempre lo cumplieron con creces. Fueron auténticos agitadores de su masa, que si bien minoritaria supo trazar su horizonte y sus espacios indiscutibles. Siempre con el afán de agradar y agradarse.

Genial fue el discurso de Pablo Hojas, fotógrafo omnipresente y necesario que encandila con su estilo de sapiente irredente y despistado de la vida. Olvida todo pero no pierde nada. Su esencia es única y me contaba que la alimenta con el espíritu de los más jóvenes, de los que extrae lo mejor, dejando de lado a los carcas de su quinta que sólo hablan de las frivolidades politiconas. Él prefiere saberse el gurú de los subalternos, de los emergentes que se empapan de sus vivencias al límite y sus imágenes al máximo.

Y en aquél contexto, rodeado de gente impropia me sentí dentro. Fue curioso. Cómo sin saberme uno más, en realidad lejano, conseguí una incorporación al universo de la movida, de sus gentes, de los bohemios que luchan contra la marabunta. En su sencillez o hiperrealidad está su gusto y la posibilidad de adherirse. Como la capacidad de construir en la nostalgia un presente que nos abruma a algunos y que siempre vuelve para quedarse. Todo en una espiral sin fin.

jueves, mayo 22, 2008

Siempre he confiado en la bondad de los (des)conocidos

Siempre lo tuve claro. Quizá el tiempo me ha dado la razón. O ha reafirmado este concepto tan manido y que tan bien ficcionó la gran Uma subida a su tranvía, el mismo que transitaba entre deseos. Ahora tengo la fortuna de pilotar un tranvía metafórico, que emana de los deseos de una cabeza creativa en lo audiovisual y ejercitar el sentido último de esta bondad. Con la suerte de que la confianza es sobre seguro y en la incógnita pero con resultado más que óptimo. Y es que gracias a los buenos conocidos y los desconocidos por descubrir estoy creando un gentío curioso que apuntalarán mi travesía.

Pero resulta extraño cómo en una situación de tensión y de duda permanente salen los frutos del campo de lo social labrado a fuego, sudor y lágrimas. Dando sentido a todo lo que no lo tuvo y proyectando hacia el horizonte de la próxima creación. Y el saberse cercano a personas con buena entrega o más, y disposición y talantes constructivos anima y elimina los nervios. Los mismos que siempre atrapan, que se antojan necesarios, porque ir por la vida sin esa punzada supone un estanque vaciado.

La suerte me sonríe y aún no creo lo que me pasa, lo que vivo y lo que me espera. Es mi realidad hiperreal, superada en sí misma y sin límite. Ni en el mejor de los sueños podía imaginar hace sólo unas semanas lo que tengo entre manos, que me quema, que pide ver la luz y tener una voz ininterrumpida. Todo se andará o se emitirá.

Gracias por estar ahí y os espero aquí.

martes, mayo 20, 2008

Ella(S)

Recuerdo nuestro primer encuentro. Ella agazapada tras sus gafas pero dejando que sus ojos de viveza conquistaran a la novedad. Su cercanía y gentileza en el mar de tiburones sorprendía. Su voz melodiosa en la calma y su actitud de buenrrollista con sentido acabaron por atraparme. Cada mañana separados por el mobilario de oficina saltábamos nuestras propias vallas para alcanzar una cercanía desconocida en aquellos lares. Sabía que mi apuesta independentista había merecido la pena, sólo aquél descubrimiento con amistad incipiente era un regalo a tanta incertidumbre.

Cada ayuda, cada palabra, cada consejo... Cada café imprevisto, cada tosta hipercalórica, cada bollería fina... Cada chisme sin saña, cada humorío dual, cada heroicidad infinita... La suma de los cada sería tan infinita. A su lado esa palabra de cuatro letras se cuantificó más y más.

Pero el tiempo cruel, con el destino insólito siempre nos regala subidas en la montaña rusa. Despertares impropios, lejanías impuestas, sensaciones amargas... Pero ni la peor circunstancia cercenó jamás el querer de ida y vuelta, el sentimiento clavado a fuego en dos corazones heridos pero ávidos de latidos. Y he aquí que ahora los días nos unifican, las palabras nos amainan y el saberse mutuo nos relaja.

Le debo mucho a ella. Lo sabe. Siempre será mi heroína. Una droga que no necesita rehabilitación, sino todo lo contrario. Y sus lágrimas y sus sonrisas siempre me han sabido conmover. Y lo que te rondaré morena. Pero sería injusto caer en la personificación total cuando son varias o más las que en sus respectivos papeles me conforman, me sirven de patas y ojos en mi caminar. Nombrar está feo, cada cuál sabe su papel en la película de mi vida. Sólo quería daros las gracias supinas porque cada una en vuestra especie habéis hecho de mí quien soy. Para bien o para mal. Pero si soy es GRACIAS a vosotras.

Ellos no merecen tantos honores.

sábado, mayo 17, 2008

Camina que algo queda

Nunca fui un buen caminante. Quizá me perdía la inmediatez, no sabía disfrutar de la lentitud de los pasos -difícil en mi caso, casi siempre acelerado- o asqueado por el vacío de contenido de las idas y venidas. Quizá entonces no tenía adyacentes necesarios, a la altura, ni ganas de disfrute de la soledad bien entendida. Pero para salir del infierno hay que caminar, con paciencia y sin la agonía de la luz invisible. Con la certeza de que en algún punto, como recompensa al esfuerzo, iluminará tu rostro y removerá tus emociones.

Por fin veo luz. Tímida, pero seductora. Coqueta y al tiempo misteriosa. Pero ahí está, despertando mi letargo y conquistando mis pasiones. Dicen que lo bueno se hace esperar, y ese efecto lumínico es fruto del tiempo, de los sinsabores, de las lágrimas, las negaciones, las angustias y las dudas. Quizá sea la única manera de hacerse el encontradizo con esta sensación de candor.

Ahora recorro las calles, absorto en mis mundos, musicalizado y enrraizado. Consciente de que algo está cambiando. Quizá yo mismo. Que la madurez no es un concepto abstracto, sino asumible e integrador. Y es que el producto de este tiempo y de esta ruta bien merece el propio análisis, con la plena idea de uno mismo. Sabedor de la quema de etapas. Del salto de vallados imposibles. La destrucción de muros, unos intolerantes, otros absurdos. Ante la adversidad sale ese punto de héroe de lo cotidiano, el mismo que pisa un charco, se choca con un árbol o tropieza entre el asfalto caduco. Es lo que tiene el recorrer, pero la fortuna de salir airoso y reforzado bien merece cada tropiezo. Los mismos marcados a fuego, pero deconstruidos para bien.

Sigo mi camino. No veo el horizonte. Afortunado soy.

jueves, mayo 15, 2008

Prototipas: Pijameras insólitas

De todas las especies en peligro de extensión la que más me horripila y desata mis bajas pasiones convecinales es el momento mujer pijamera. La misma que se manifiesta, de pronto, en cualquier ámbito de barrio, dado que en la urbanidad asumen la improcedencia. Cuales Belenes Estebanes de la vida se lanzan a lo cotidiano como el despertar les alumbró. Con sus fachas hogareñas se dejan ver al tiempo que se atarean. O charlotean o cotillean sin descanso. En la rueda infinita de su quehacer.

Sus pantuflas o zapatillas de felpa roída. Su bata de guatiné o de estampado colorista, poco que ver con los tendenciosos baby doll florales. Sus camisones transparentosos cuasi carcomidos. Los pijamas dos piezas, de algodón embolillado e ilustraciones sufribles. Sin contar las legañas incorporadas en el lote. Los pelos de loca descontrolada... En resumen, un conjunto para echar a temblar.

Si bien cualquiera somos dueños de este estilismo de puertas para adentro, hacer ostentación hacia fuera podríamos considerarlo un tanto excesivo. O guarrete. Porque comprar el pan, la prensa, barear o practicar otras acciones inmediatas en el entorno caserío no resta para que uno dé una buena imagen. Porque todos somos imagen. Y seguro que cuando menos lo esperas y estás divina de la muerte -real, de ir al hoyo estilístico- aparece MariPepiLoli, te ve de tal modo -o desmodo- y corre la voz de tu decadencia.

Más vale vestirse que lamentarse.

martes, mayo 13, 2008

A mi me dan dos, o tres, o más...

Debe ser que la vice pasada por agua no está acostumbrada a otras realidades. O que ella es una single concienciada, toda vez negada su supuesta bollería fina y deportiva. Y es que ha saltado la polémica cuando en uno de sus viajes de estratosfera no nacional se topó con un hombre polígamo. Allí se presentó él al evento con sus esposas, en la naturalidad de su costumbre, que a los ojos de la mandamasa no eran más que sus hijas. Pero ay, amigos, el grito en el cielo de la sociata poderosa sonó tan fuerte que no me extrañaría que provocara seísmos varios. Aunque la actualidad no está como para frivolizar sobre esto.

El tema es que Ladie DeLa se ha sentido horrorizada, según sus palabras, a posteriori. Una vez fue informada de la situación esposoria múltiple. Y puede que sea normal, en su condición de feminista (que no femenina) a ultranza. Aunque claro, todos debemos aceptar los usos y costumbres de allá donde fueres. Que no implica que haz lo que vieres. Quizá metió la pata al no ser consciente de la situación y ahora quiere ir de coherente de su causa. En fin, que tampoco creo sea tan grave si esas mujeres han asumido su papel y saben el juego a bandas de su esposísimo.

Lo curioso es que adelantándome a los acontecimientos, en la noche del sábado tuve ocasión de tener un cara a cara con un practicante de la poligamia a escala real, con tres piezas. Eso sí, en realidad era un novio pone cuernos con dos más, que aceptan la situación mientras él sigue el juego y declara su adicción al frenesí horizontal. Pero claro, la novia oficial de siete años no se entera o no quiere enterarse de este triplete cardiaco de su hombre. El mismo que declaraba haber sido un bobalicón con su primera compañera sentimental y que desde entonces decidió echarle jeta a los asuntos de Cupido o de picor entrepiernero. Él defendía su caso, quería perpetuarse, incluso abrir sus compuertas o piernas a nuevas animadas a la causa. Era difícil dar crédito a su historia, pero mostró pruebas y parecía seguro de sí mismo. A todo esto diré que aquél no era un chico cañón sino todo lo contrario. ¿Comprensible? No, surrealista. O un nuevo ejercicio de realidad por encima de la ficción.
Para mí es algo que se me escapa un poco a mis entendederas amorosas. Quizá porque siempre fui un iluso del amor romántico. Del para toda la vida. Hasta que llegaron los fantasmas que me rompieron mi sueño. Pero ni con esas caí en el proceder alocado y de suma de más y más al mismo tiempo. Aunque entiendo que hay estructuras sociales y de vida que han perpetuado este modelo de dotarse de alrededores en suma. Irá con la mentalidad, que no la tolerancia, porque a veces hay realidades que se nos escapan.

Y tú, poligamia ¿sí o no? Apueste por una. Por dos. O por más.

domingo, mayo 11, 2008

Un solo



Uno nunca sabe dónde está su propio límite. A veces nos empeñamos en construir hacia fuera y destruir hacia dentro. Negándonos posibilidades por la tontainada de la sociabilización, la idea de grupo y de perpetuarse entre otros. Supongo que la circunstancia o un grado de madurez o paranoia me invite a estas reflexiones, que no envuelven más que la carencia a mi soledad en positivo, al propio entendimiento y a una dotación en crecida de mi propio bienestar y esparcimiento. Sin nadie. En soledad. Con la levedad del ser. Entre masas ingentes pero aislado en la isla del yoísmo. El todo frente a la nada. O el nadie. Como una ola deboradora, pero con un aguante inaudito. Insospechado. Irreal pero sorprendente.

Anoche fue una de esas ocasiones de reafirmación en individualidad. Llegado al punto de la incomprensión de las mayorías, de los tontismos del egoísmo y del dolor de las decepciones, sabía que me debía a un ejercicio de disfrute al margen de los otros. Los ausentes. Por eso no dudé en liarme mi manta a la cabeza y degustar entre el gentío un concierto apasionante de una de mis divas de cabecera, pero mundana y creíble como pocas: Malú. Conocer a un artista fuera de focos, en su verdad, sin alfombras rojas ni sesiones de chapa y pintura ayuda a conectar con su arte. En su caso muy denostado, por la incomprensión de esta folclórica del siglo XXI, una drama queen de la canción que no ejercita lo indie ni minimalista, ganándose lo peyorativo de lo alternativo, en defensa de la actitud por encima de la forma. Y como para gustos están los colores y las canciones... Fue un concierto vibrante, donde lo dio todo. No diré que perfecto, porque aún no he estado en ninguno que lo fuera del todo. Eso sí, ella disfrutó sobre los escenarios, en la cercanía de una sala acogedora. Bailó entre sus tesituras de voz y demostró que a veces la juventud es un grado. Más siendo una más de un clan intachable.

Mientras recorría su repertorio plagado de éxitos, rodeado de extraños acaramelados y exultantes, tuve esa sensación de ausencia de la masa. Como sí fuera el depositario único de esos temas, que mi corazón entiritado y chorreante necesitaba. En una fluidez sincera, con ese dejarse llevar del cuerpo, a los sones y a las sensaciones. Al margen de los márgenes adyacentes. Encerrado en un dueto perfecto, en un tú a tú a bocajarro... Todo pasó rápido, sin ocasión de reponerme del vaivén rítmico y apasionado abandoné mi catatonismo musical y regresé a las profundidades metrosas. Adiós Malú, hola noche bilboizante. Cuán curiosas son las diferentes respecto a SantanCity. No las enumeraré por miedo a pasar miedo. Pero sí comprobé que vayas donde vayas prepara tu umbral de surrealismo. Los personajes salen como setas. En un baile propio, que va de lo iracundo a lo risible. Al menos las ficciones de la vida superan a los codazos sudoríparos del más y más discotequero.

Hay que salir de tus contextos para refugiarse en lo imprevisto, dejarse llevar y reafirmarse en la soledad del océano social. Practicar el onanismo bien entendido.

sábado, mayo 10, 2008

Crudeza DonJuanista

Cuando las butacas son testigos silentes junto a la mirada atónita del espectador significa que el montaje resultante es más que efectista. Que los textos vivenciados en actores de quita y pón, más o menos estrellados, suponen la frescura del teatro y esa naturaleza humana que transita entre la ficción y la realidad. En una conexión ineludible que nos hace confiar en las bondades de los espectáculos como refugio escapitas de las maldades de las cercanías grotescas. Sorprendente es que en una obra se dé la miscelánea gentíl, en edades, sensibilidades e ideologías. Todo un fenómeno que sí ocurrió esta noche en el 'Don Juan Tenorio' que reconcilió a las gentes de este siglo con el Zorrilla menos despectivo y de alto coste.

El texto de todos -o casi- conocido, ha sido llevado a una nueva dimensión, más trágica, tenebrosa, intensa, emocional, oscurantista, ácida y grandilocuente. Todo con una cuidada escenografía que hizo del minimalismo su virtud. Con un elenco mayúsculo, de los que carecen de egos desmedidos y sí de talentos por las nubes -con o sin lluvia-. Destaca la presencia del popular cómico Fernando Gil, un actor con la H de su ex-jefa Eva tatuada en la frente de primeras, pero que se diluye ante su capacidad dramática y de verdad. No así el padre de la fea más catódica, que se queda corto de voz y de presencia escénica. Junto a ellos una pléyade de secundarios en su justo lugar, con buenas réplicas y dinamismo interpretativo. Un cocktail de lujo sobre las tablas.

Curioso que se me acumulan las reflexiones amorosas, que no erótico-festivas, en estos días de soledades mal entendidas y aguaceros imposibles. Qué decir de Don Juan, clonado en nuestros álbumes de los horrores amorosos, en los bailes de fin de curso, en los veraneos de latidos exprés, en las noches bajo los neones, en las oscuridades en busca de luz, en los sueños de un futuro a dos... Son tantos, con tantas caras, caretas o jetas, que se hace imposible cuantificar su existencia. Puede que uno, el Tenorio, por su altanería y esa socarronería intermitente, con miedos anclados pero bien tapados, llegara para quedarse hasta los restos... Pero ahí entra la fuerza de voluntad de cada cual de echar el resto y despegar de nuestra emotividad romanticona esos personajes de dolor incorporado. Como una promoción de centro comercial, pero sin más regalo que el propio patetismo del amor que no lo es. O que siéndolo se niega y llega tarde para una recuperación catatónica.

Qué grande es el teatro. El de nuestras vidas y el de los escenarios, con las identidades en duda, con la magia por clasificar y los sueños por recolocar.

jueves, mayo 08, 2008

Hablando de 'EHDTV'

Nada de alarmas. Prometo no hablar de ningún partido político, asociación, vitamina o bacteria de nombre o acrónimo impronunciable. Lo que aparece en el título no es más que la suma de las iniciales de El Hombre De Tu Vida, asumible también en versión ladie cambiando la H por la M. Se trata de uno de los temas con más índice de popularidad en cualquier encuentro de charlismo afectivo/sexual. Antes o después surge la conversación de la existencia o no de tamaña figura en nuestro álbum cardiaco. Cuando no se interroga de si permanece o pasó en la vida del resto de interlocutores, asumiendo el riesgo de responder propiamente.

Como en todo, versiones e interpretaciones sobre EHDTV son inagotables. En realidad, tantas como personas. Porque cada historia de corazones latentes justifica o no la existencia del que puede considerarse rey de la jungla sentimental. Pero en la amalgama de disertaciones cada uno defiende la suya. Mi versión es que no existe un único EHDTV sino varios según la línea temporal. Cada etapa corazonera tiene un prota mayúsculo, aunque siempre existen los rangos. Pero más allá de eso al final, quizá en el lecho de muerte se pueda teorizar sobre uno supremo, el más con un peso infinito y vencedor en la balanza romántica.

Aunque parece triste y reduccionista la definición de EHDTV es básica para la reafirmación del hecho amoroso. La duda interna de su realidad o ficción sólo la resuelve el tiempo y la sinceridad con uno mismo y lo vivido. Y es que los amantes pasan y no todos dejan un poso cuantificable. Sabemos priorizar unos sobre otros y nivelarles según méritos. Lo duro es saber perdido EHDTV o la conciencia de haberlo dejado pasar, porque cuando se le ha pontificado y ha quedado atrás el futuro será un campo minado sin éxito de sucesión.

Por suerte aún no puedo poner rostro a El Hombre De Mi Vida. La incertidumbre tiene pues todo a favor para que rumie cábalas sobre su llegada salvadora. Y es que no quiero pensar que tuviera que elegir entre los que fueron proyecto de amigo en mi corazón y dejaron agujeros en el alma. Por no hablar de los que no llegaron a más por imposibles. Entonces acumularía cromos de EHDTV, en una colección de lujo.

Lo saludable es saber que, antes o después, nuestro as de corazones saldrá en la tirada del amor. Todo sea por acabar tirado.

martes, mayo 06, 2008

Albañiles del amor: verdadero o falso



El pulular de un grupete de albañiles en lo que viene a ser mi habitáculo hogareño, entre polvos de obra y materiales de construcción, me ha inspirado una reflexión. En realidad no hubiera sido posible sin la suma de un contexto cinéfilo, gracias a 'Lars y una chica de verdad'. Por mucho que el sueño quisiera vencerme logré no desfallecer y degustar la dureza de una vida artificial con una novia ídem, en realidad una muñeca hinchable. Lo ilógico es que, de buenas a primeras, todo un pueblo comprende el delirio de un joven e integra a la novia cadáver sin serlo. Es triste que una persona construya con su propio andamiaje y sin hora CocaCola, depositando un contrato de latidos rítmicos con un ser impropio. Aunque hay que ver este entrañable filme independiente para descubrir que, en ocasiones, los por qués tienen el suficiente peso como para justificar lo inconcebible.
Pero más allá del guión original, no puedo evitar preguntar si en la realidad ésta que nos construimos, superable a esa ficción y tantas otras... ¿No practicamos demasiado eso del amor surrealista? El mismo con base nula, atrapado en su propia mentira. Es triste, y lo digo desde el conocimiento más doloroso, de que cuando una relación nace trucada. Cuando el castillo de naipes se cae por sí solo y los sentimientos se artifician para congratularse con el corazón contento. Aunque esa contentura no es sinónimo de profundidad ni de verdad absoluta.

Si bien es curioso cómo la línea entre verdad y falsedad amorosa es delgada, más bien anoréxica. Lo que parecía idilíco no alberga más que una farsa, o lo que se suponía pasajero para matar ese yoísmo unificado se convierte en necesidad a la larga... De modo que siempre estamos en las atracciones cardiacas de nuestros sentimientos, bien sea noria o montaña rusa, con la mosca o el moscón detrás de la oreja y las dudas como compañeras del mal fario de Cupido y sus esCupideces.

Y así, sigo deshojando mi propia margarita y clamando por una ocupación de contrato indefinido para mi maltrecho motor corazonero. Aunque la paciencia es la mejor táctica para cumplir una labor eficaz de casting ennoviante. ¡101, estás nominado! 555, sigues con nosotros...

lunes, mayo 05, 2008

Shopping without fin

Qué mejor que darse a la bondad de la práctica fashionista de idas y venidas, con cargamento embolsado cual Pretty Woman para confirmar que una amistad entiende de recontextualizaciones y fondos de armario. Divertido hacerse con las calles entre armas de destrucción masiva emperchadas y liquidaciones de neón para desatar bajas pasiones de consumo deslimitado. Curioso que el trayecto sea una constante de paradas felices, como aquellas horas mozas en que el fenómeno cachi se multiplicaba para la ingesta de alcohol en sangre. Sólo que en nuestra ruta las dobleces eran entre complementos para generar árboles de Navidad con patas y depilación a la cera, más barata que la practicada por láser.

Lo mejor de darse al shopping en dualidad es que se puede jugar a los estilismos, ante miradas atónitas de una ciudad de clases (más malas que buenas) y patrones fijos-continuistas. De modo que saltarse la ritualidad y hacerse notar en las tiendas genera el mismo efecto que los parlamentos incomprensibles del ser llamado profesor de estilismo de CutreModelo DosMilPocho. Léase el Diario Catódico para contextualizar. El tema es que entre cambios exprés de mi ínclita Neraka, consumí mi vacío a la mirandola aclarando las dudas estilísticas de pobres adolescentas de gusto difuso o adultas necesitadas de una amiga sincera. Incluso las dependientas se pusieron de dientes largos y alabaron mi labor redundante con cheques regalos o contratos indefinidos que quedaron en el aire... Y es que, amigas, si yo puedo tú también.

Pero lejos del tonterío, es agradable salir a practicar el comprismo y volver a casa con un cargamento que ríete tú de VickyBeck en días de visita reglosa. La terapia de la etiqueta, del chicle de la moda, de rellenar los huecos chic de tu ropero. Visualizando siempre cada estilismo, cada puesta o apuesta. Todo un regalazo que da sentido a estos días vacíos. De relleno. No olvidables porque sería injusto, pero sí mejorables.

Pasaron muchas cosas, cayó un presidente, pió o malpió un pajarismo, manifestaciones tomaron las calles con nostalgia, los libros desempolvaron polvos e ideas, hubo visitas, pérdidas, adquisiciones, visiones ácidas, acidez de estómago, lecturas y tecleos de impulso... Bien. Ahora se vislumbran proyectos, ideas, sueños, personas, viajes, quereres, poderes... Magia.

¡Me lo compro!

viernes, mayo 02, 2008

Mariquitismo ambiental

La memoria sensorial, emocional y festiva suele jugarnos malas pasadas. Y es que, habitualmente, con los términos de comparación que manejamos el ejercicio se antoja decepcionante. Es lo que me ocurrió anoche, en mi revuelta a ese amalgama difusa de focos y viperinas que es el ambiente de gaydad. Cierto que supe rodearme de amigos, que me reí de la absurdez humana, de la bobada como máscara, de las gestualidades como exageración incorporada, del mercadeo como moneda de frenesí exprés... Pero me quedó un poso de nostalgia de lo bueno conocido, de aquello que fue mi ruptura de cascarón, de personas de peso y de noches de gloria, de sonrisas sin enlatar, de bailes compulsivos, de miradas cómplices, de sensaciones a borbotones...
El paso de tiempo es cruel para todos. Te posiciona ante desgraciados, víctimas de su propio hundimiento, de su reconversión en seres irreconocibles, patéticos y penosos, que no responden a aquellas virtudes personalistas y que sólo tienen un sentido de caída libre en sus ojos perdidos. Es duro ver como una pieza clave en tu vida, de pronto, vuela para peor y se muta en un clón de lo peor de un colectivo que pierde el rumbo en pos de su frivolidad amplificada.
Al menos la visión terrorífica del pasado y los paralelismos genéricos permiten sonreír a tu propia biografía y confirmar tus pasos, tus valores, tus ideas de vida y de disfrute. No hay que ser uno más, hay que ser uno mismo. Verdad como puño(s) que se olvida para algunos entre los neones y las luces distorsionadoras.
El premio de la noche fue una pack de teorías sobre el realismo mágico y el sentido social, pasando por el check-in necesario de los nuevos pasajeros al tren. Es curioso como algunos se afanan en poner palabras y significados a todo, en un psicoanálisis sin fin que llega a la angustia. Y tampoco es cuestión de pasarse de reflexivo y olvidar lo vivido. Aunque para vividas esas seres llamadas travestis que campan a sus anchas por la nocturnidad canalla. Ayer sin patadas en la espinilla ni gritos de reafirmación más allá de sus alaridos de pseudo-artistas subidas al tacón y dejadas de la laca.
Cuántos males esconde la noche, qué mal ambiente en el ídem. ¡Corre, vuela, grita: vive!

P. D. Este blog ya es octogenario. ¡Cómo pasa el tiempo y las letras!

jueves, mayo 01, 2008

Puentín

Nunca fui de fechas ni hitos de calendario. Por eso que ahora llegue un puente no me supone ningún motivo de alborozo. Quizá porque tampoco tenga un plan de lujo, que lo tengo, o porque no me haya programado un viaje que sí pude realizar y he aplazado. El tema es que no me gusta confundirme con la masa y ser uno de más de los millones en tránsito y peligrosidad vial que en estos días en blancos salen a las carreteras secundarias o no para dotarse de momentos y contextos.

Resulta interesante vivir al margen del resto, de la generalidad, para encontrar motivos varios que justifiquen el movimiento de reloj y el devenir sin previsión. Lo genial es que la masificación deja de ser una realidad y en los huecos de común desorbitados se encuentran vacíos deseables para dejarse caer o llevar. Todo para alimentar el espíritu, cultural o gastronómico, que no nos engañemos son los que más paseamos. El otro, más profundo, le dejamos para reflexiones de almohada o paseísmos introspectivos.

Si nada se tuerce en los días puentiles me reencontraré con mi alma gemela de la ría, con idas y venidas en esta ciudad de tuberías explosivas, de presupuestos rancios, de extremos gentiles... Juntos el día entre dos será mucho más que un día. Además puede que se incorporen al cortovisitaje algunos secundarios en cameos deliciosos de charlismo infinito y nostálgico. Con mucho gusto permanezco sin el salto al vacío en estas mis calles de cabecera, a la espera de novedades en los frentes y en los sueños. Lo(s) demás ya llegará(n).

Y esto es todo. Con menos retorcimiento del habitual, un contexto fast food de bienvenida a la vacuidad puentera y entera. Amén de un mes mayoso como pocos. Importante, precaución amigo conductor y amigo promiscuador que las sendas son peligrosas. Nos leemos o nos gritamos palabras en este o en otro contexto. Siempre dejados de la magia de Dior...