miércoles, junio 28, 2017

Orgullo de...



no tener miedo.
caminar sin mirar atrás.
comprobar que no eres un bicho raro.
no sentir vergüenza.
los que lucharon y perdieron la batalla.
los besos sin robar.
los tequieros valientes.
los armarios abiertos de par en par.
ese arcoíris tan reluciente.
saber que seré feliz.
manifestaciones imposibles que hoy son mundiales.
iconos que pusieron la voz y dieron la cara.
ellas, doblemente discriminadas, pero incansables.
las familias que abrazan sin preguntar.
los amores que sumaron.
los silencios cómplices.
las palabras de ánimo.
las miradas que se cruzaron con éxito.
los políticos que no buscaban la foto sino los avances sociales.
los activistas que hicieron de la causa su modo de vida.
los discursos que emocionaron.
la tolerancia sin edad ni condiciones.
la diferencia bien entendida.
todos aquellos a los que sí les importa que se hable desde el sentimiento.
los lejos que hoy están más cerca o del todo en su sitio.
la banda sonora que acompañó contextos y emociones.
los personajes de ficción que nos acercaron a la realidad.
un respeto sincero, que nunca necesitó banderas.
ti.
mí.
tantos y de tantas que viven con orgullo ser personas únicas. Quien busque dobleces a eso tiene un problema.

Todos los días son 28-J. Como todas las opciones de vida son respetables. España ha avanzado, y mucho, en materia de derechos LGTBI, pero quedan demasiadas conquistas pendientes. Las más importantes en ciertas mentes obtusas. Ojalá llegue el día en que amar en libertad no sea noticia.

¡Feliz Orgullo

......

domingo, junio 18, 2017

Su éxito no es el mío



¿Qué es el éxito? De primeras, una palabra escrita con letras de neón, que atrae sin remedio. En la base, el aprendizaje erróneo, ese que nos impone el triunfo como validación personal. En realidad, una idea de, porque hay tantos como personas. Cada cual debe considerar qué marca su satisfacción y la meta que suponga su gloria. Socialmente sufrimos un modelo rancio y del todo equivocado, que aplaude los fastos y se ríe de los gastos. Cánones de poderío, con una necesidad de exhibicionismo galopante. Como si la codiciada felicidad fuera directamente proporcional a su escaparate. De ahí que la envidia sea una emoción básica y flexible, pues se adapta a diferentes casos y/o personas, con una facilidad pasmosa. Lo triste es que no se extiende el análisis crítico, el pensar que semejantes máximos pueden ser mínimos al tratarse de ti. Nunca llueve a gusto de todos, aunque todos encuentren un supuesto gusto en la lluvia de bienes.

Es triste que, hoy en día, los más pequeños anhelen modelos de vida que aúpan desde los medios. Futbolistas, cantantes, concursantes de reality son el reflejo aspiracional de quienes se han criado escuchando los logros opulentos o los curriculums extensos de estos protagonistas en bucle. No siempre con esfuerzo, sino todo lo contrario. Así, crean necesidades y fanatismos vacíos de contenido, porque es lo que vende. Bueno, también lo hacen las miserias, esas que muchos explotan con un cinismo apabullante. Aunque intentan dar la vuelta a la realidad y retomar la cuadratura de su círculo ruin. Sí, estoy harto. Recurro a mi pataleta de palabras y no oculto mi incredulidad. No necesito dar nombres ni apellidos, aunque estoy seguro que no soy el único. Cualquiera que se pare, vea y escuche acabará desmontando todo este ridículo entramado. Ojalá todos fuéramos solidarios de verdad, no por desgravar o aparecer en la foto de turno. Cómplices en las miradas, cercanos y entrañables, sin esperar nada a cambio. Dando a los valores su valor y reservando a los sentimientos su altar. Considerando lo humano que nos define y no lo material que tanto se exhibe. Lo aplaudiré como un verdadero éxito y lo contaré como tan bien me enseñaron. 

domingo, junio 04, 2017

Davidelfín: el inquieto eterno



Llevaría semanas instalado en Madrid. Era una de mis primeras fiestas. Un sarao enorme, en un hotel de lujo. Llegué pronto y estaba rodeado de fotógrafos y periodistas hastiados de lo cotidiano. En cambio, aquello era mi sueño e intentaba exprimir cada sensación. Una firma cosmética presentaba una revolucionaria barra de labios, con pretendida solidaridad. La diva del momento Dita Von Teese ejercía de madrina y reclamo, pero había un montón de celebrities patrias. La más, Alaska. Acompañada de un anónimo, por entonces, Mario Vaquerizo. Junto a ellos muchos de sus amigos, como Davidelfín. Después de su paso por la alfombra roja y el protocolo habitual de focos, saludos y despliegue social, tuve ocasión de acercarme al diseñador. Le conté mi historia. Era un recién llegado, apasionado de la moda, que escribía para El Diario Montañés todo lo que la capital en ebullición me permitía. Trabajaba en un artículo sobre el estilo militar y David era el mejor referente. Accedió a charlar un rato y echarme un cable. Entonces aprendí que las improvisaciones no siempre eran efectivas, pero con alguien como él todo fluyó. Hablamos de sus inicios, de la esencia que había impactado y conquistado, a partes iguales, el universo fashion“La moda me eligió a mí”, me dijo. Sabia elección, porque nos ha regalado episodios memorables. Cada una de sus colecciones sorprendía. Crecía y conseguía que su tipografía única, sus símbolos recurrentes, las geometrías o los prints se instalaran en el imaginario colectivo. Su triple salto al éxito fue absoluto. Siempre con la esencia de sus trabajos, acumulando apasionados de sus creaciones, a los que definía como “inquietos”. Su mejor reflejo.

Entre mis preguntas de cuasi debutante se coló una, demasiado cliché. “Dentro de diez años, ¿cómo te ves? ¿Qué te gustaría conseguir?”. Su respuesta fue la mejor muestra de su autenticidad y un pronóstico certero. “Trabajando y seguir creciendo. Poder tener la capacidad de seguir sorprendiéndome, que no me falte nunca el estímulo. Aunque pienso que la creatividad es inagotable. Espero seguir haciendo cosas y tocando a la gente…”. Sin duda, cumplió su expectativa. Es más, la superó, aunque el tiempo nos ha arrebatado demasiado pronto su talento infinito. Confiaba en ‘tocarnos’ y vaya si lo ha hecho. Su despedida ha sido un mazazo para la industria de la moda, pero no solo para sus compañeros y amigos. Había conseguido el cariño global. Con una mezcla de timidez, picardía, frescura e irreverencia. Un mix muy personal, de difícil imitación. Su amiga Bimba Bosé, esté donde esté, habrá preparado un gran desfile de bienvenida. Fieles a su simbiosis creativa y a ese amor que no necesita lazos de sangre, sino de vida. Las redes sociales se han llenado de homenajes. Palabras, fotografías, delfines saltarines… Donde quiera que se haya ido, seguro que sonríe y agradece tanto afecto. No tuvo más que ser él mismo para conquistar mucho más que armarios. Aquella famosa noche tuvo el gesto cómplice de dedicarme unos minutos. Las risas y el frenesí con sus cómplices pudieron esperar. No le importó nada ir en chándal, recién salido de su taller. Enumeró sus múltiples proyectos con una pasión desbordante. ¡Estaba donde quería estar! “¿Y te queda tiempo para ti? Claro. Trabajando también invierto en mi propia vida. Me divierto mucho y lo aprovecho tanto como puedo”. Ojalá que hubiera tenido más tiempo para ejercer de David y surcar por los mares de telas y emociones. Entonces nos despedimos y sentí gratitud. Hoy, también. Porque nos ha dejado un gran vacío y sería injusto no sentir tu partida. Que siga la fiesta y que tu nombre brille siempre como un legado eterno. Érase un David a un Delfín pegado…