Hoy todos recibiremos muchos mensajes, memes y palabras
directas de Google. Lo siento, me salto el protocolo y lo que me sale es desear
más que una noche, gente buena. Porque con ella todos haremos de nuestra vida
algo especial. Siempre. Y te lo mereces. Nos lo merecemos. ¡Que así sea! ♥
miércoles, diciembre 25, 2019
viernes, junio 28, 2019
Sigue el camino de baldosas arcoíris
Si alguien cuestiona el querer tiene un problema serio.
Alguien decidió que fuéramos seres humanos y eso implica entender la
diferencia. No tolerar, sino respetar y dar valor a los sentimientos, sean del
color que sean. Lágrimas, víctimas, silencios, golpes... ¡Basta! Nadie merece
que cuestionen el piel con piel que alimente sus días. Ni el corazón que dibuja
en su árbol, sin importar quién protagoniza ese latido. Quiero que la libertad
sea real, que los besos nos hagan sentir únicos y nuestras vidas sean emocionantes.
¡Sigamos el camino de baldosas arcoríris sin tener que sentir nunca más miedo!
¡Orgullo de tantxs!
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domingo, mayo 05, 2019
#MamáMía
Madres. En las malas y en las peores. Conjugando el querer
con los siempres. Derribando miedos para construir familia. Heroínas decapadas,
pero invencibles. Únicas por definición. Ellas. ¡Gracias tantos imposibles y
más!
¡Felices días (todos) a las madres (todas)!
lunes, marzo 25, 2019
Así me quieras siempre
Desaprendí a contar los noes cuando entendí que nunca
seríamos uno. Entonces se me paró el tiempo y pensé que ya nada volvería a
tener sentido. Sí, vivía con el drama incorporado y en bucle hasta que llegó él.
No pidió permiso. Sólo sonrió y dejé que su verdad me hiciera derretirme. Hasta
entonces había asimilado que junto a la definición de corazón roto saldría ese
retrato que me hiciste en playa. Nos creíamos felices y plenos, pero en
realidad estabas planeando cómo acabar conmigo. Con todo. Pensarás que no tiene
sentido escribirte, pero mis palabras son esa terapia que tanto te gustaba. Me
pedías una frase cada noche, a modo de resumen, consiguiendo que el reto de lo
cotidiano me resultara cada vez más difícil. Quería impresionarte, mostrarme
creativo y talentoso. Pero tu aura era tan infinita, que me empequeñecía sin
haber marcado un punto y aparte. Nunca fui capaz entonces, ahora he tomado la
distancia que su salvavidas me ha marcado. ¿Te he hablado ya de él? Claro, lo
estoy haciendo.
Seguro que a tus ojos sería un niñato soñador. Porque no
oculta que son sueños su particular gasolina. Que se impulsa y brinca entre la
realidad con pasión. En eso me recuerda a ti. Te admiraba tanto. Con él me pasa
lo mismo. A cada segundo se descubre arrebatador y perfecto. Siempre hablábamos
de dos mitades fundidas, como se quedó mi corazón en tu ausencia. Siempre te
dije que no era bueno en los tránsitos y que los destinos finales me asustaban.
Lo sabías y me abrazabas tan fuerte que me sentía protegido. Siempre. Contigo. Repito,
el uno que nos arrebataste. ¿Por qué? Nunca alcancé a entender ese adiós que me
vació. Recuerdo que te fuiste de casa como cualquier otro día. Un beso de
labios cómplices y esa mirada que me hacía tanto bien. Y así firmaste nuestro
adiós. Fundido a negro. Negro luto. Había quien me llamaba frívolo, pero es lo
que sentía. Guardar el dolor y no aspirar a curar la herida. He vuelto con él a
esa postal. A nuestros entonces y me ha gustado saber que entiende que nuestro
fuimos jamás manchará este presente de luz. Porque si me pides una palabra para
él, como tantas veces hacías con las personas que nos rodeaban, diría luz. La
electrificante que me devuelve a la vida y la sobrenatural que le hace
especial.
Ahora es cuando me confiesas que es el auténtico regalo de
despedida. Que esperabas este momento para que me volteara feliz. Ciertamente,
lo necesitaba. Y ha tardado en llegar. Me habrás visto caminar sin rumbo,
perdido e incapaz de entender que mis momentos estaban huérfanos de dueño. Te
pienso y dejo que te cueles por la ventana. Esa a la que te asomabas con cara
de pícaro, desafiante y seguro. Sabrás que sigo en casa. La nuestra. No me
resisto a despegarme de nuestra historia. Él escucha tus bondades y hasta habla
de ti como si también le pertenecieras un poquito. Me conmueve. De vez en
cuando se me escapa una lágrima espontánea y la hace suya con una delicadeza.
¿Pero era necesario? Aún suena el teléfono fijo y me estremezco. Mi grito se
recuerda en el vecindario como anecdotario del dolor sin derrama. Esa la pagué
yo solo. No necesitaba herencia. Quería tus caricias, los silencios, los
domingos tontos. Todo. Te quería. Te quiero. Porque el querer nunca se elige.
Lo sabías y lo sentirás estés donde estés. Gracias por tantos capítulos. No te
pierdas este continuará porque no permitiré que él se vaya contigo. Otra vez,
no.
Relato basado en (des)hechos irreales, ¡inspiración de aeropuerto!
sábado, enero 05, 2019
Pasado real
Este soy yo. Era pequeño y no sabía lo que la vida me iba a
regalar. Sonreía y serpenteaba algunas palabras. Mírame. Seguramente nunca
pensé en el futuro ni en las ausencias. Jugaba a ser mayor. Si pudiera
compartiría muchas lecciones con este pequeño. Esquivaría problemas y lágrimas.
Aunque le diría que conservar la esencia es justo y necesario. Porque vivir es
un verbo y una elección. Y nunca es tarde para sacar brillo a la corona...
¡Felices Reyes y Reinas!
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