sábado, mayo 23, 2009

Simulacro de empacho

Surrealismo puro la canallada sucesiva de hombres imprevistos, bien plantados, de caras complacientes o placenteras o vehiculo de, que arremolinan unas calles mojadas pero de tránsito feliz. Y es que la huida se hace necesaria como la visión del clan guapo que habita en los sueños y viene a la vida a ejercer el papel figurativo. Como el que pasa por casualidad y sin quedarse deja un poso. Así me siento, atesorando sonrisas, ojos en profundidad, rostros delictivos, cuerpos cincelados y deseos por explotar. Hasta que la Carrá entre en acción y explote algo más que el corazón.

Es curioso como el contexto nos define. Cómo nos hace mejores o peores, pero modifica nuestras expectativas, necesidades, prioridades... Volver por Madrid es un aire fresco en unos días grises, de mases sin suma, de caras enquistadas, de palabras que taladran por doquier. El escape se justifica en sí, por los reencuentros y el ejercicio introspectivo. El volver con todo el sentido. El coger la realidad por los cuernos y no dejarse llevar por la maldad que hace imposible cualquier ápice de avance. Pero no es momento de hacer plante ni todo lo contrario. Más vale sacar en bien lo que mis días me dan y dejar vacíos sinuosos para el futuro por escribir.

Aún así no reniego del empacho embriagador de los seres que son sin ser de apropiación. Una lástima que una mala bruja me conjuró. Hasta que no pase su hechizo seguiré vagando como un paupérrimo esperador.

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