viernes, septiembre 27, 2013

Guarida Calavera



Escribo estas letras en el salón de mi nueva casa. Un mes después de mi llegada a la capital han pasado muchas cosas y todas buenas. Estoy muy animado, con la ilusión modo in crescendo, y las ganas de dar mucha guerra. No sé dónde ni a quién, pero es lo que quiero.  Es una sensación rara estar en un espacio que voy a hacer del todo mío. Ya estoy en proceso. Y me encanta. Porque necesito mis cosas para sentirme en el lugar adecuado. Desde ahora, mi piso queda bautizado como Guarida Calavera. Y tengo la intuición que aquí seré muy feliz. Viviré solo, con mis circunstancias, pero lo necesito. Mi punto es reencontrarme y redefinirme positivamente. Veremos qué pasa. Gracias a las demostraciones de amistad (tantas) y a la fuerza superwoman de mi señora madre, el tránsito ha sido posible. Soy un afortunado. Por lo demás, he acabado mi novela y ya está rumbo a ser escrutada por señores sabios de la cosa literaria. Mi comité lector solo arroja críticas positivas, lo cual me hace sentirme orgulloso. No ha sido un camino fácil, más que nada por mis altibajos personales y mis picos de euforia profesional. Pero el momento siempre llega y el de #soy es ahora. En cuestiones laborales pasan cosas que no se pueden contar aquí. No es fácil romper con los muros absurdos que esta sociedad ha cimentado. Los contactos se antojan básicos. Aunque los retos están para mirarlos cara a cara. Con valentía. Las ausencias se definen por sí solas. El cariño llena vacíos. Y la emoción no descansa en esta aventura. Nunca más quiero ser espectador impasible de un mundo que se alimenta de acción. Me reafirmo en la decisión de apostar por el cambio, el darme la oportunidad robada de ser yo, de hacer lo que me gusta, de querer sin censuras. Queda tanto por hacer, que dejo esto en punto y seguido.

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