sábado, febrero 07, 2015

De tal palo



La realidad vuela. Antes quedábamos a viva voz de un día para otro, con total complicidad, y ahora somos esclavos de un aparato que vibra compulsivamente. La evolución nos tiene sometidos a tantas dependencias absurdas, nos condena al materialismo y caemos en esa trampa sin rechistar. Entre los últimos fenómenos ¡un paloooo! se ha colado en nuestras vidas. Unido a otro neologismo masificado, el selfie (la autofoto de toda la vida). Pues bien, con ferocidad este palo extensible ha pasado a ser el complemento de moda, el surrealismo más vendido. La gente sale a la calle con sus frustraciones, sus miserias y su palo de selfies. En ese orden o viceversa. No es más que la copia indiscriminada de una fenómeno viralizado entre los famosos. Las redes sociales han democratizado las ínfulas de celebridad. Cada día vemos cómo muchas personas emulan las maneras de sus ídolos, haciendo de otro nuevo cuño, el postureo, una forma de vida. Encanta visibilizar, airear lo cotidiano, posando con morritos y añadiendo frases de dudosa intensidad. Ahí es donde el palo ha añadido vistosidad, mejorando el resultado final de la foto frontal de careto imprevisible. Palo que se cuela en muchas de ellas, aportando al dueño una dosis de modernidad y poderío. ¿Palocentrismo? ¿Palofilia? Recuerdo que en mi adolescencia te daban el palo, literal, arrebatando un bien preciado o esa paga que ansiabas en gastar. Ahora el palo va incorporado, cual extensión insólita de la necesidad de ser una oveja tendenciosa en el rebaño social. Me preocupa que vamos perdiendo espíritu crítico, asimilamos sin filtro y deshumanizamos esta sociedad. Mucha culpa tiene la penosa estructura educativa, los valores que construyen a nuestros pequeños y los mandamases que aprietan manos, manchadas estas de ego y codicia. Son ellos quien se parapetan en un plasma o en la censura, creando una pésima inercia. Así que la conclusión es que menos palos para fotografiar y más para otorgarnos la oportunidad de tener un contexto mejor. 

No hay comentarios: